Capítulo 68
El salón una vez más comenzó a zumbar ante el tono confiado del conde. Probablemente pensaron que había evidencia de que esta mujer era la verdadera hija del Gran Duque.
El marqués de Edinburg dio un paso al frente.
—Usted, ¿no es natural traer evidencia para apoyar una afirmación tan absurda?
—La señorita Keira aún no ha manifestado sus poderes. Si ese es el caso, ¿no es lo mismo que ella no tiene pruebas de que es la verdadera hija?
—¡T-Tú…!
Las palabras del conde fueron amables, pero fue prácticamente un insulto a la cara. Además, se dirigió a Keira como “la señorita Keira” en lugar de “la dama Keira”. Significaba que no la reconocía como la dama del Gran Ducado de Parvis.
Cosette se ocupará de los espíritus dos años después, por lo que no era sorprendente que el conde Weinberg saliera del armario con tanta confianza.
«No sé qué tipo de truco usaron.»
Como si este incidente no tuviera nada que ver con ella, Keira intervino con calma.
—Basta, los dos. El Gran Duque está mirando. Su Excelencia es el único que puede emitir un juicio.
—Dama Keira.
Su actitud tranquila estimuló la imaginación de los espectadores de que tenía pruebas de su legitimidad como hija del Gran Duque.
Keira, que había hablado, volvió su mirada hacia Ludwig. Aceptaba a Cosette como lo hacía en el pasado, y luego sonreía y decía con calma:
—Es un tema delicado, así que esperaba que no lo dejaras pasar.
Pero entonces sucedió algo inesperado.
—Esta es la celebración del cumpleaños de la mayoría de edad de mi hijo. No creo que sea el lugar adecuado para hablar de esto. Lo discutiremos de nuevo después de que termine el banquete.
El rostro del conde Weinberg se endureció.
Sorprendentemente, Keira estaba igual. No, era más exacto decir que Keira estaba más sorprendida que el conde.
Esto no sucedió en el pasado.
Cuando Keira lo miró con ojos redondos, preguntó Ludwig:
—¿Tienes algo que decir?
—… No. Pensé que tomarías una decisión aquí como lo harías normalmente.
Ludwig también estuvo de acuerdo con su hija. Si no hubiera sido por su pesadilla recurrente, habría hecho lo que ella dijo.
Pero escondiendo sus pensamientos, dijo:
—No creo que sea una decisión fácil. Disfrutemos del banquete de hoy. —Luego se volvió hacia su hijo y lo felicitó—. Felicidades por la mayoría de edad, Zicchardt. Que seas bendecido por la Diosa.
—Gracias, excelencia.
Ludwig hizo una pausa por un momento. Su hijo también había dejado de llamarlo “padre”. Aunque no era inusual ya que nunca había tenido una relación cercana con Zicchardt.
Solía llamarlo “padre” solo porque su hermana lo hacía, pero ahora que ella dejó de hacerlo, él también.
Se volvió con una sonrisa amarga, no sin antes emitir una advertencia silenciosa al conde Weinberg.
—Si ya no quieres estropear el ambiente de la celebración, no menciones esto hoy.
—... Sí, haré lo que me diga.
Su mirada se desvió brevemente hacia Cosette. La niña sonrió tranquilamente como si no tuviera quejas.
Era una actitud extrañamente tranquila. Con ese pensamiento en mente, Ludwig se fue.
Ahora que su padre se había ido, Zeke frunció el ceño abiertamente.
—No sé lo que estás pensando, haciendo algo como esto en la celebración de mi cumpleaños.
—Entiendo que no lo creas ahora, pero Cosette es tu única hermana. Algún día me lo agradecerás.
Zeke siseó, luego se dio la vuelta y miró a Keira.
—Ella se enfadará si seguimos enfrentándonos a estas personas, así que deberíamos irnos.
Keira asintió con la cabeza como si entendiera. Pero antes de irse, miró a Cosette. A diferencia del conde Weinberg, que parecía conmocionado físicamente por la fría reacción del Gran Duque, Cosette siguió sonriendo tranquilamente.
Cuando sus ojos se encontraron, la sonrisa de Colette se ensanchó.
—Estoy un poco decepcionada hoy, pero te veré la próxima vez, Keira.
—No depende de ti decidir.
Keira respondió con una sonrisa igualmente tranquila y se dio la vuelta.
Escuchó una voz detrás de ella que decía:
—¡Oye, Zeke! ¡Feliz cumpleaños! —Por supuesto, Zeke ni siquiera miró hacia atrás, y mucho menos respondió.
Cuando Keira miró de reojo, vio a su hermano fruncir el ceño.
—Relájate, es un buen día.
—¿Cómo puedo relajarme? ¡Maldita sea, deben haber elegido hoy a propósito!
—Tienes razón. Es un buen día para llamar la atención de la gente.
Zeke continuó maldiciendo en voz baja.
«Si Zeke reaccionó violentamente incluso después de que Su Alteza no aceptó a Cosette de inmediato, ¿cómo lo tomó en ese entonces?»
Dejó de intentar recordar cómo había reaccionado Zeke en el pasado. Ella también estaba fuera de sí en ese momento.
Confusión, ansiedad, miedo. Keira estaba demasiado abrumada por tales emociones como para considerar mirar a su alrededor.
Pero Cosette, quien supuestamente fue criada como plebeya en las montañas, estaba tan extrañamente tranquila que era difícil ignorarla.
Perdida en sus pensamientos, Keira se desconectó de las divagaciones enojadas de su hermano.
«¿Por qué actuaste de manera diferente que en el pasado?»
Por un momento, consideró la posibilidad de que Ludwig también pudiera tener recuerdos del pasado. Pero si ese fuera el caso, no había forma de que hubiera reaccionado tan a medias.
Habría tenido una postura más sólida, expulsando a Keira o Cosette.
Keira se volvió hacia Ludwig, que estaba hablando con un anciano cuyo nombre no conocía. A juzgar por la expresión de sus rostros, parecían estar compartiendo un saludo ceremonial.
«¿Qué estás pensando?»
Ese hombre siempre le hacía un lío.
Cuando Keira se tomó un descanso para recuperar el aliento, una voz familiar la saludó.
—Oye, señoría.
«¿Oye? ¿Qué tipo de saludo es ese?»
Ni siquiera tuvo que identificar al dueño de la voz. Solo una persona la saludaría de esa manera.
Keira se dio la vuelta y dibujó su rostro en su cabeza. La persona inesperada agitaba la mano y se acercaba a ella.
Miró ferozmente a Erez, quien se acercó a ella con una sonrisa. Fue una suerte que Zeke no estuviera a su lado.
—Si abres la boca aquí, realmente te estaré golpeando.
La atención todavía estaba en ella, y no quería que la gente la viera siendo tratada mal por un aristócrata de menor rango.
Afortunadamente, Erez debió haber visto la expresión del rostro de Keira porque se puso rígido en su camino hacia ella. Luego bajó la mano que saludaba y comenzó a mirar a su alrededor.
—Es el cumpleaños de tu único hermano, así que deberías sonreír.
Keira ignoró sus palabras.
—¿Acabas de llegar? Llegas un poco tarde.
Honestamente hablando, "un poco tarde" era demasiado amable. Erez solo había llegado casi antes de que terminara la fiesta.
Gracias a eso, no vio la apariencia de Cosette, y no sabía por qué el ambiente en la fiesta era tan extraño.
—Estaba debatiendo si vendría o no y terminé saliendo tarde. Me voy a quedar en la casa de mi tío, así que, si tienes algo que decir, contáctame allí.
—Escuché que pasas la mayor parte del tiempo fuera de la capital en la torre.
—... Me hiciste investigar.
—Yo no lo llamaría una investigación extensa. Solo he escuchado rumores.
Entre los rumores que había escuchado está que él era un mago raro con una personalidad única.
—¿Escuché mal?
—Bueno, no está mal, ya que raras veces me quedo en la capital. En realidad, estaba planeando irme el día después de conocer a su señoría.
Eso significaba que Erez no estaba en la capital por esta época en el pasado.
¿Su presencia afectaría el futuro? Keira jugueteó con el vaso que sostenía mientras reflexionaba sobre él.
—El ambiente de la fiesta parece extraño. ¿Estoy equivocado?
Los ojos de Keira se entrecerraron. ¿Estaba haciendo esto a propósito para enfadarla?
Sin embargo, parecía realmente desconcertado. Realmente no sabía por qué la atmósfera de la celebración de la mayoría de edad del gran heredero era tan tensa.
«Bueno, dijo que acababa de llegar.»
Entonces, no habría visto a Cosette presentándose o que Ludwig no la aceptaba.
Keira señaló en la dirección donde estaba Cosette, que estaba hablando con otros miembros de la familia Weinberg.
—¿Ves a esa mujer con un vestido blanco de allí?
Athena: Ante todo, Keira siempre tuvo a su hermano. Hasta el final. Y claramente la quería, y la quiere. Me alegro de que se tengan el uno al otro. Y más aún, que ella se de más cuenta ahora.