El Universo de Athena

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Capítulo 24

—Derrick.

Fue el duque quien detuvo a Derrick para que dejara de regañarme.

—¿Qué estás haciendo, siendo de mala educación simplemente irrumpir aquí sin llamar cuando estoy hablando con ella?

Los ojos de Derrick vacilaron durante una fracción de segundo. Soltó mis hombros y retrocedió un paso. Luego se inclinó ante el duque.

—Pido disculpas, padre.

Me dolían un poco los hombros. Me froté un hombro con la mano mientras miraba a Derrick.

«¿Qué diablos, por qué no se va?»

Derrick se paró junto al escritorio y me miró como si fuera lo más obvio que podía hacer.

Lo mismo sucedió con el duque. Ambos parecían dispuestos a escucharme.

«Vaya… ​​Ahora hay otro con el que tengo que lidiar…»

Suspiré mentalmente.

—Mmmm… Bien. Entiendo lo que trataste de hacer —dijo el duque después de aclararse la garganta una vez.

Fue una suerte que la excusa que había ideado de antemano le pareciera bastante razonable.

Pero su interrogatorio no terminó ahí.

—Pero si ese fuera el caso, podrías haberlo dejado libre después de haberlo comprado. ¿Por qué lo trajiste aquí?

—Eckles es muy hábil en las artes marciales, padre. Esa es una de las razones por las que lo compré por ese precio.

Empecé a escupir todas las palabras de excusas que me había preparado para decir.

—Deseo que aceptes a Eckles como un caballero en entrenamiento. Parecía bastante útil.

—¿Como caballero de nuestra familia?

—Sí. Creo que será más beneficioso entrenarlo oficialmente que convertirlo en un sirviente aquí donde no puede presumir de…

—No puedo soportar escuchar más de esto. —Derrick cortó mi línea—. Hay una gran cantidad de personas que están agradecidas de poder trabajar en esta mansión como sirvientes. Pero ahora mismo, estás sugiriendo que entrenemos a alguien que ni siquiera es un plebeyo, sino un esclavo. Además, ¿para qué lo vas a utilizar si ha sido entrenado?

El duque también parecía estar de acuerdo con Derrick.

«Ah, deja de estorbar y vete ya.»

Reprimí el cansancio que sentía y respondí.

—Voy a usarlo como mi guardaespaldas personal.

—¿Tu guardaespaldas personal?

—No puedo vagar por siempre sin un solo guardaespaldas que me proteja.

Los ojos del duque se abrieron un poco.

—¿Qué quieres decir con que no tienes a nadie protegiéndote? Hay más de veinte caballeros trabajando en los terrenos de Eckart.

—Sí, pero también sé que tengo una mala reputación entre los caballeros, padre. ¿No es por eso que no hiciste a ninguno de ellos como mi guardaespaldas?

Los dos cerraron la boca.

Cada dama noble tenía al menos cinco o seis guardaespaldas con ellos.

El número de guardaespaldas de una dama noble aumentaba a partir de ahí dependiendo del rango noble de su familia.

Cuando le pregunté a Emily al respecto, respondió que Penélope no tenía ni un solo guardaespaldas.

Si tenía que salir a algún lado, un caballero que no tenía nada que hacer vendría con ella, pero eso era todo.

¿Qué tan mal pensaba la gente de ella?

Solo estaba adivinando cuando ambos se quedaron sin palabras. Eso también me dejó sin palabras por un momento.

—No… quiero confiar mi seguridad a aquellas personas que no están dispuestas a protegerme. No está garantizado que lo que me pasó hoy no vuelva a suceder después de dejar este lugar.

—¡¿Irte?!

Ambos gritaron casi al mismo tiempo.

—¿Qué quieres decir con eso? Me refiero a irte —preguntó el duque con voz urgente.

—Es como lo que dije. Ahora soy una adulta.

Mis ojos se abrieron de nuevo ante su reacción, luego me encogí de hombros.

—Por favor, permitidme elegir a mi guardaespaldas yo misma, por mi seguridad. Os lo ruego, padre, hermano.

Negué con la cabeza. Los dos no dijeron nada para negarse.

Más bien no podían decir que no.

Lo que pasó hoy no fue del todo culpa mía.

Sería un gran problema si no hubiera un solo caballero lo suficientemente preocupado como para seguir voluntariamente a su maestro yendo solo a algún lugar.

Especialmente cuando ese maestro era miembro de esta poderosa familia de duques que puede afectar al país.

Para ser honesta, no estaba haciendo esto solo para que un caballero me protegiera. Solo necesitaba una excusa para que Eckles se quedara en la mansión.

—Bueno…

Afortunadamente, mi plan funcionó.

—Bien. Debes haber tenido una noche agotadora hoy. Sube y descansa ahora. Le diré a un médico que venga a ver cómo está usted después de que duerma un poco.

—Gracias, padre.

No necesitaba que un médico me revisara ya que no estaba lastimado en ningún lado, pero no discutí más. Luego me incliné una vez y caminé hacia la puerta.

—Y Derrick, quédate.

Añadió el duque justo cuando salí de la oficina.

Vislumbré detrás de mí para ver a Derrick junto a la puerta como si me estuviera siguiendo.

«¡Ahh, qué le pasa a este tipo!»

Cerré apresuradamente la puerta de la oficina.

¿Qué más quería regañarme por eso que querría seguirme?

—Ah…

La puerta que cerré no volvió a abrirse. Finalmente pude dejar escapar un suspiro de alivio.

Pero entonces, apareció una caja blanca ante mí.

<SISTEMA> ¡

[Fecha en el festival] con la misión [Derrick] ¡fallida!

¿Intentar otra vez?

(Recompensa: interés de Derrick + 3% y otros).

[ACEPTAR/RECHAZAR]

«¿Qué? ¡No, nunca!»

Todavía quedaban muchos días para que terminara la fiesta.

Sin embargo, hice clic en “Rechazar” ya que no había forma de que fuera a ver el festival con él nuevamente.

Seguí mirando fijamente la caja blanca que desaparecía, sintiendo que todo era injusto, recordando que hoy el interés de Derrick estaba en el 13%.

La única forma que tenía para sobrevivir ante estos hermanos, era no verlos en absoluto. Cada vez estaba más convencida de ello.

Mientras bajaba las escaleras pensando en ello, una voz llegó hasta mí.

—Oye, ¿acaso eres mudo? ¿Por qué no me respondes?

En la entrada principal, aún podía ver a Reynold y Eckles, el primero de ellos farfullando.

—Te estoy preguntando. ¿De dónde has salido?

—¿Qué estás haciendo? —pregunté mientras me acercaba.

—¿Quién es este bastardo?

Mi vista se dirigió hacia la cabeza de ambos hombres, donde brillaba el porcentaje de su interés hacia mí. Eckles, con un [Interés 18%] y Reynold con [Interés 10%].

—Eckles, ven aquí —dije sin dudarlo.

—¿Ah? —Reynold parecía más molesto que antes mientras veía a Eckles ir hacia mí obedientemente.

—Emily no te lo dijo, ¿no? Él será mi guardaespaldas de ahora en adelante.

—¿Qué estás diciendo? —gritó Reynold—. ¿Un esclavo como guardaespaldas? ¿Acaso enloqueciste después de haber escapado? ¡¿Ya no te interesa tu reputación y decidiste tirarlo todo por la borda?!

—No estaba intentando escapar —suspiré—. Estoy cansada. Hablaremos después.

—¿A dónde crees que vas? No he ter…

En menos de un segundo, Eckles se interpuso entre nosotros, evitando así que Reynold me alcanzase.

—Ja… Mira eso —se rio amenazante.

Eckles no contestó, solo lo miró con los ojos entrecerrados, con un aura oscura a su alrededor.

—Eckles —lo llamé, posándome en uno de sus hombros—. Detente.

Tenía que parar esto cuanto antes. No podía permitir que lo expulsaran de la mansión el primer día que llegaba.

—¿Para qué quieres un guardaespaldas de todas formas? —continuó Reynold—. Siempre estás encerrada en tu habitación.

—Ahora lo necesito. No quiero que pase algo como lo de anoche de nuevo.

—¡Para eso puedes usar a cualquiera de nuestros caballeros!

—¿Para qué? ¿Para que me maldigan sin parar? No necesito un caballero que no me respete.

Miré con frialdad a Reynold, que se había quedado momentáneamente sin palabras.

—Déjame decirte una cosa, Reynold. Tuve mucha suerte esa vez. Si no hubiera sido porque Eckles me ayudó, yo… pude haber sido ultrajada o, peor, asesinada.