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Capítulo 185

Estoy cansada de ser transmigrada en libros Capítulo 185

—¿Cuándo te diste cuenta, hm?

Cuando Daniel hizo esa pregunta directa, Rosetta levantó la cabeza.

—Me di cuenta cuando tú y Leo montaron esa farsa.

—Ah, por supuesto. La Rita que conozco siempre ha sido muy perspicaz.

—Ja. La Rita que conociste hace mucho que se fue. ¿No es hora de que dejes atrás el pasado?

La risa de Rosetta estuvo teñida de sarcasmo y Daniel respondió con una leve sonrisa.

—¿Es eso así? Entonces tal vez sea hora de dejar a Rita entonces…

Extendió su brazo a través de las barras de hierro.

Ya era demasiado tarde para esquivarlo.

Su cuerpo, con toda su fuerza y poder reprimidos, se sentía insoportablemente pesado.

Su mano agarró con fuerza la muñeca de Rosetta y no la soltó.

Rosetta hizo una mueca y trató de quitárselo de encima, pero fue en vano.

Daniel lentamente pasó su mano por entre los barrotes.

Su mano forzada se puso pálida. Enterró su rostro en esa mano y susurró:

—Me estoy enamorando de ti, mi Rosetta.

—Loco bastardo.

Incluso su más sincera maldición le sonó como una dulce música.

—Disparates.

Rosetta ya estaba en su jaula.

Entonces, su sonrisa era inevitable.

Cualquier maldición que saliera de sus labios era sólo una dulce charla para él.

«No te volveré a perder.»

Y para garantizar eso…

Tuvo que destruir por completo todas las esperanzas de Rosetta.

Necesitaba asegurarse de que ella entendiera lo que sucedió cuando intentó escapar de su jaula.

El momento era el adecuado.

El anillo en su dedo vibraba, indicando que ya todo estaba listo.

Cuando Daniel aflojó su agarre, Rosetta rápidamente retrajo su brazo.

Se miró la mano con una sensación de anhelo y luego se encogió de hombros con indiferencia.

—Rosetta, te he preparado un regalo.

Rosetta tragó secamente ante la locura en sus ojos.

Sus regalos normalmente significaban la cabeza de alguien.

—¿Qué has hecho?

—¿Qué quieres decir? Sólo pensé que querrías ver…

La voz de Daniel se apagó, aparentemente inocente pero astuta.

Detrás de él, una gigantesca tormenta de arena comenzó a levantarse, llenando el aire de polvo arenoso.

Sin embargo, Rosetta no parpadeó y miró fijamente el humo.

Débiles atisbos de capas negras se arremolinaban en medio de la tormenta.

«¿La misma gente de antes?»

Parecía que quienes la habían traído aquí (los hombres de Leo) estaban en la tormenta.

A medida que el humo se disipó, la escena se volvió más clara.

No estaba segura si eran los mismos individuos, pero ciertamente vestían las mismas capas negras que el grupo que había traído a Rosetta.

Aparecían circularmente, recordando a un banco de peces pululando juntos.

Y en el centro de ese círculo…

Se veía a un hombre ensangrentado, atado de pies y manos.

Los ojos de Rosetta se abrieron en estado de shock.

Rápidamente se acercó a las barras de hierro.

Su rostro casi se presionó contra el frío metal.

Debajo de sus párpados redondos, los ojos dorados temblaban incontrolablemente.

—Cassion…

Al oír su nombre, los párpados del hombre se abrieron lentamente.

Sus pesadas pestañas se levantaron para revelar unos ojos inyectados en sangre que vagaban sin rumbo por el vacío antes de finalmente centrarse en algo.

Una sonrisa forzada apareció en su rostro.

—Rose…tta…

Su voz era apenas más que un gemido.

Todo se remonta a hace aproximadamente una hora.

Cassion, solo en la meseta de Skarm, se encontraba en su tercer día de viaje.

Finalmente había encontrado la cueva, su destino.

La segunda prueba, conocida como "El Camino del Dragón", no fue tan grandiosa como su nombre implica.

Parecía que hasta hace unos cientos de años, uno tenía que encontrarse con un dragón...

Pero con el tiempo, el método de la prueba cambió, sin poder encontrar al dueño de la reliquia sagrada.

La nueva prueba, en la tierra conocida como Skarm Plateau, implicó buscar las “Lágrimas del Dragón”, una piedra preciosa azul transparente, que se encontraba sólo en una cueva específica de las tierras altas.

Pero la prueba no fue tan fácil como parecía.

La inmensidad de la meseta de Skarm hacía que encontrar la cueva fuera un dolor de cabeza, especialmente por su clara falta de puntos de referencia.

Incluso Cassion, con sus habilidades, no pudo evitar vagar.

Pero finalmente la encontró.

Al entrar a la cueva, extrajo las Lágrimas del Dragón con el pico que traía.

Pasar la segunda prueba ahora era una mera formalidad, siempre y cuando regresara sano y salvo a casa.

«Regresemos.»

Encontrar la piedra preciosa sacó a relucir preocupaciones y ansiedades enterradas.

Rosetta había predicho que Daniel y Leo podrían atacarlo mientras estaba fuera para la segunda prueba.

Pero estos últimos tres días, no había visto ni una hormiga, y mucho menos ningún signo de ataque.

Fue un alivio, pero dado lo inquietantemente silencioso que era, no era diferente de la calma antes de una tormenta.

«Bien. Debería regresar.»

Cassion volvió a comprobar la piedra preciosa que había reunido y salió rápidamente de la cueva.

Y en ese momento…

Una llama gigante cayó al suelo.

Justo donde había estado parado.

Si no se hubiera alejado a tiempo, el cráter podría haber sido su tumba.

Cassion, calmando su respiración sorprendida, inspeccionó el área.

Pronto, una por una, aparecieron figuras con capas negras.

No parecía importarles ocultar su presencia.

¿Confiado, tal vez?

«De hecho, ese hechizo... fue poderoso.»

No tanto como él o Leo, pero ciertamente por encima del promedio para los magos.

¿Había habido individuos así antes?

Mientras reflexionaba, entró otra llama desde una dirección diferente.

Se alejó rodando de nuevo.

Luego vino el hielo.

Agua cargada eléctricamente.

Plantas monstruosas que brotaban del suelo.

Los ataques fueron implacables, cada uno de ellos poderoso.

Un conteo rápido sugirió que había más de doce magos competentes aquí.

«Extraño.»

Cassion jadeó, pensando.

Si hubiera tantos individuos hábiles, debería reconocer al menos a uno...

Pero, curiosamente, ninguno le resultaba familiar.

—Entonces, sólo hay una manera.

«Miremos sus caras.»

Cassion contrarrestó con calma los ataques y luego, en un momento rápido, giró y arrancó la capa del atacante más cercano.

—¡¿Qué?!

Casión se sorprendió.

El rostro bajo la capa fue completamente inesperado.

Más concretamente, el "estado" del hombre de la capa.

Venas azules que sobresalían sobre la piel pálida.

Iris oscurecidos y un poco más grandes que los de un ser humano normal.

Labios azules.

Unas uñas largas y afiladas se vislumbraron mientras se ajustaba la capa.

Era, en todos los sentidos, un monstruo viviente.

«¿Monstruos creados a partir de los vivos?»

Hasta ahora, todos los monstruos azules que había visto estaban hechos de "muertos".

No podían comunicarse, sus cuerpos eran de un color negro azulado y se movían más por instinto que por razón.

Pero estos eran diferentes.

Se movían como un grupo bien organizado.

En reacción a los movimientos de Cassion, rápidamente cambiaron sus tácticas entre ellos.

Eso era lo que los hizo más problemáticos.

Pero eso no significaba que Cassion no tuviera posibilidades de ganar.

Gracias a Rosetta, había pasado por numerosas batallas y combates reales, y su cuerpo rebosaba maná.

Al principio, Cassion pareció retroceder, pero gradualmente abrumó a los enemigos con su impulso dominante.

El número de heridas en el cuerpo de Cassion fue mucho menor que las de sus enemigos.

Y las heridas de los enemigos eran mucho más profundas.

—Maldita sea.

—Es demasiado fuerte.

Ocasionalmente se escuchaban susurros como estos.

Cassion ganó confianza y siguió adelante, dominando a las figuras encapuchadas.

Luchando por defenderse de sus ataques, el grupo de capas negras intercambió miradas.

Cuatro de ellos ya yacían tirados en el suelo.

En su estado de desventaja, perder más sería un duro golpe.

—¿Aún no ha habido contacto con él?

—¡Ya deberíamos haber tenido noticias suyas…! ¡Se está volviendo demasiado difícil aguantar!

Mientras los restantes susurraban entre sí, la mano de Cassion ardía con una llama azul brillante.

—¡Espera!

Mientras la llama azul con forma de serpiente se acercaba, el hombre al frente del grupo extendió la mano y gritó.

La serpiente de fuego abierta se detuvo justo delante de su nariz.

—¿Qué? ¿Decidiste rendirte ahora?

El hombre tragó saliva.

Había pedido con confianza que se detuviera, pero el contacto esperado aún no había llegado.

Mientras se devanaba los sesos pensando qué decir a continuación, de repente surgió una vibración de su muñeca.

—¡Esta aquí!

Su murmullo se mezcló con alivio.

Cassion ladeó la cabeza y volvió a reunir fuerzas.

Parecía que sólo estaban tratando de ganar tiempo con algún asunto trivial.

No tuvo tiempo para seguir el juego.

Estaba ansioso por terminar esto y ver a Rosetta.

Pero la voz triunfante que siguió hizo que Cassion reprimiera su poder.

—Si quieres salvar a Rosetta Valentine, sería prudente rendirte.

Era el apellido que quería escuchar de boca del enemigo.

Las llamas parpadearon detrás de los ojos de Cassion.

En un abrir y cerrar de ojos, se colocó al frente del grupo y agarró el cuello del hombre que acababa de hablar.

—¿Qué tonterías estás diciendo?

Su voz áspera gruñó, enviando una ola de intención asesina.

El mago, atrapado por el collar, cerró los ojos involuntariamente y luego, al darse cuenta de que tenían ventaja, los abrió de par en par.

—Esto… será menos divertido, ¿no? ¿No te importa lo que le pase a esa mujer?

—Ella no es alguien que sería atrapado por gente como tú.

El gruñido burlón pronto fue seguido por la burla.

—¿Justo ahora?

El hombre de la capa negra sonrió con picardía y levantó la muñeca. En su muñeca había una pulsera, pero en lugar de un adorno, tenía un pequeño espejo adherido.

Cassion naturalmente giró la cabeza para mirarse en el espejo.

Pronto, el espejo comenzó a ondularse.

En lugar de reflejar los ojos rojos de Cassion, el espejo mostró una escena diferente.

Una vasta llanura, con una pequeña prisión móvil aislada.

Y atrapada dentro...

—Rosetta…

—Ahora ves cómo se está desarrollando la situación, ¿no?

Con voz burlona, Cassion miró ferozmente al hombre.

Pero desde el momento en que vio a Rosetta capturada, Cassion no pudo hacer nada.

Lentamente relajó su agarre sobre el cuello del hombre.

El hombre, tras recuperar el aliento, sonrió con malicia.

—No te preocupes. Antes de morir, podrás ver su rostro por última vez. Ahora… Arrodíllate.

A pesar de la orden algo insultante, los puños de Cassion se apretaron, pero eso fue todo.

Dio un par de pasos hacia atrás y luego se arrodilló pesadamente sobre ambas rodillas.

Sabía lo que probablemente vendría después, pero no sentía miedo.

Sólo un pensamiento ocupaba su mente.

«…Espérame, Rosetta. Vendré a salvarte pronto.»

Un sonido sordo resonó cerca de su cabeza.

 

Athena: Estoy en bastante tensión, la verdad.

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Capítulo 184

Estoy cansada de ser transmigrada en libros Capítulo 184

Diana vigilaba junto a la inconsciente Alicia.

Gritos interminables resonaron desde fuera de la ventana.

Miró el campo de batalla más allá del cristal con expresión preocupada y luego apretó la cabeza con frustración.

—¿Está a salvo Su Señoría?

Justo después de que Rosetta se fue, aparecieron los monstruos.

Obviamente fue obra de ese bastardo.

La ansiedad nubló su mente.

La residencia se había convertido en un verdadero infierno, y a la dama ducal se le suprimieron todos sus poderes y se la llevaron sola...

—No te detengas. Ella estará bien —murmuró para sí misma, tratando de tranquilizar su corazón.

Su señora era muy fuerte y admirable.

No se trataba sólo de fuerza física.

Ella siempre miró un paso adelante.

Incluso si ocasionalmente cayera en trampas, con valentía se mantendría muy por encima del enemigo.

Fue lo mismo hace unos días.

El día que Cassion partió para el segundo juicio.

Rosetta le había pedido a Diana que dejara temporalmente a Ria con Blanca.

Logan y Zobel los acompañarían, así que no había de qué preocuparse.

Diana dudó por un momento, pero pronto hizo lo que le dijeron.

Y ahora, el resultado era este.

Los monstruos estaban esparcidos por toda la residencia, pero su querida hermana menor había sido evacuada días antes.

—Entonces, Milady debe estar a salvo. Ella debe.

Mientras repetía esto como un mantra, estalló una conmoción fuera de la habitación.

Sorprendida, Diana escuchó atentamente.

¿Se habían infiltrado los monstruos en la mansión?

Por suerte, ese no parecía ser el caso.

Si lo hubieran hecho, los sonidos de gritos interminables habrían hecho eco dentro de la mansión.

¿Qué estaba pasando entonces?

Diana contuvo la respiración y escuchó a escondidas la conversación exterior.

—¡El último pájaro mensajero fue derribado por los monstruos! ¿Qué hacemos ahora? ¡Necesitamos contactar al Palacio Imperial rápidamente!

—¿Ya no quedan pájaros mensajeros?

—Ninguno. Y si los caballeros se van para entregar el mensaje directamente…

—Los monstruos no los dejarán.

—¿Qué hacemos? ¿Vamos a morir?

Al oír esto, Diana parpadeó en estado de shock.

«¿Todos los pájaros mensajeros enviados al Palacio Imperial están muertos?»

Esta era una situación terrible.

Cuanto más se retrasara la ayuda imperial, más se obstaculizaría la búsqueda de la dama.

Diana se mordió las uñas con ansiedad y de repente recordó algo.

«¡Hay una bola de cristal en la habitación de Milady!»

Podría usar la bola de cristal para comunicarse con Blanca y podría solicitar ayuda al palacio.

Perdida en sus pensamientos, Diana rápidamente revisó a la inconsciente Alicia.

Alicia seguía inmóvil mientras dormía.

—...Sólo un momento, ya vuelvo.

Diana murmuró en voz baja y rápidamente abrió la puerta.

Atrapó a una de las criadas afuera y le pidió que cuidara a Alicia por un rato, luego se apresuró a ir a la habitación de Rosetta.

Al llegar, como era de esperar, había una bola de cristal redonda sobre la mesa de té.

Diana suspiró aliviada y tocó suavemente la bola de cristal.

Diana regresó inmediatamente a la habitación de Alicia después de contactar a Blanca.

—¿Qué es esto?

Sin embargo, se quedó helada cuando abrió la puerta.

En el interior, vio a alguien sangrando profusamente y se desplomó en el suelo.

Era la criada a quien le había pedido que cuidara de Alicia.

Diana se acercó corriendo y comprobó el estado de la criada.

«Ella está muerta.»

Pero a pesar del paro de los latidos del corazón, la criada estaba temblando.

Venas azuladas sobresalían de su rostro y de sus dedos crecían uñas largas y afiladas.

«¿Un monstruo azul...?»

La criada se estaba convirtiendo en un monstruo.

Con el corazón apesadumbrado, Diana sacó una daga y apuñaló el corazón de la doncella.

Con un crujido, una cuenta en el corazón se hizo añicos y la doncella transformadora se desmoronó.

Diana sintió que algo pesaba mucho en su corazón.

Su ausencia había provocado el sacrificio de la doncella.

Sin embargo, no había tiempo que perder en la culpa y el dolor.

La seguridad de Alicia era primordial.

Diana rápidamente se levantó y miró la cama.

—Señorita… ¿Alicia?

Su llamada cesó abruptamente.

La cama, donde debería haber estado la dama ducal, estaba vacía.

Se suponía que Alicia estaba dormida, pero no se la veía por ningún lado.

A lo lejos, los fragmentos de un espejo roto brillaban intensamente.

El carruaje detenido estaba cubierto con una cortina negra.

Dentro de la jaula sin luz, Rosetta tuvo que confiar únicamente en sus sentidos para adivinar su paradero.

Pero actualmente, como no podía usar ninguna habilidad, era casi imposible medir su ubicación sólo con esos sentidos.

Sin embargo, la ausencia de hojas crujientes sugirió que podría haber abandonado el bosque.

Pronto, el carruaje volvió a reducir la velocidad.

Cuando se detuvo por completo, la cortina negra se apartó silenciosamente.

Rosetta entrecerró los ojos ante la repentina entrada de luz.

«¿Dónde estoy?»

Escaneó su entorno mientras su visión se aclaraba.

Pero no había nada que ver.

No en el sentido de ceguera, sino literalmente de nada alrededor.

Se quedó sola en medio de la nada.

—¿Qué… es esto?

Además, no había nadie alrededor.

Las figuras envueltas en capas negras que la habían traído allí habían desaparecido.

Sólo las huellas en el suelo indicaban que se habían dirigido a otra parte.

«¿Me dejaron aquí sola?»

Parecía bastante grosero traer a alguien aquí y dejarlo.

Ni siquiera encerrada dentro, sino abandonada bajo la luz solar directa en este páramo árido.

Un destino bastante amargo.

Rosetta tentativamente extendió la mano entre las barras de hierro para juguetear con la cerradura.

Como era de esperar, fue inútil.

La cerradura firmemente fijada no se movió.

En este momento, Rosetta no era más que una criminal de cuerpo frágil, ni más ni menos.

Incluso tocar la cerradura le causaba dolor en las yemas de los dedos.

Ella simplemente se rindió y volvió a recostarse contra las barras de hierro.

Alguien vendría si ella esperara.

Su suposición fue correcta.

Poco después, se acercaron sonidos distantes.

Rosetta se volvió hacia el sonido.

La figura, vestida de blanco, parecía estar sola.

Al ver el cabello dorado revoloteando bajo la capa, rápidamente se dio cuenta de quién era.

Urien.

—¿Hacerse del héroe ahora?

Después de que los de capa negra la arrastraran hasta aquí, ahora estaba haciendo su entrada con una capa blanca.

Fue una configuración ridículamente dramática.

Rosetta dejó escapar una sonrisa torcida y luego rápidamente adoptó una expresión feroz.

—¡¿Quién eres?! ¡¿Me trajiste aquí?!

Para mantener las apariencias, todavía tenía que fingir que pensaba que Leo era Urien.

No había necesidad de revelar su mano tan fácilmente.

La figura que se acercaba se detuvo brevemente, luego pareció demostrar que estaban a salvo mostrando sus manos y finalmente se quitó la capucha de la capa.

—¡Soy yo, Daniel!

Su rostro se puso pálido mientras exclamaba, actuando perfectamente.

Un acto asquerosamente impecable.

—¿Daniel? ¿Fuiste tú quien me trajo aquí? Pensé que era Uri… no, Leo.

Cuando Rosetta preguntó a la defensiva, Daniel negó con la cabeza.

—Hace unas horas tuve una visión de que aquí estarías en peligro. Así que traje a algunas personas y esperé escondido. Como era de esperar, aparecieron esos hombres encapuchados.

—Entonces, ¿me salvaste?

—Fue mi visión la que te puso en peligro… Sería demasiado vergonzoso decir que te salvé.

—…Lo lamento. La situación fue tan repentina que no pude evitar sospechar también.

—Entiendo.

Daniel respondió cortés y lentamente se acercó de nuevo.

Rosetta se acercó a las barras de hierro para enfrentar a Daniel.

—Si has venido a rescatarme, ¿puedes abrir esto? Me están persiguiendo y necesito salir de aquí rápidamente. Por favor, ayúdame, joven señor.

—¿Estás siendo perseguida?

—No puedo explicarlo en detalle, pero el segundo hijo de Carter me persigue. Esa gente encapuchada probablemente trabaje para Leo.

—Qué absolutamente vil…

—Por favor, ayúdame. No olvidaré tu amabilidad si lo haces.

La desesperación tiñó su voz suplicante.

Daniel pareció contemplar por un momento y luego asintió.

—Sí, te ayudaré. Estás siendo perseguida, así que por supuesto debo ayudar. ¿Pero cómo abrimos esta cerradura…?

Rosetta volvió a mirar la cerradura ante las palabras de Daniel.

Cómo romperla, de hecho.

Después de pensarlo un momento, sugirió Rosetta.

—¿Tal vez si golpeamos las bisagras con algo duro, se podrían romper?

No hubo respuesta.

Daniel, con los labios sellados, golpeó la cerradura con las yemas de los dedos.

Con cada toque, la cerradura de la puerta sonaba.

El estridente sonido del metal chocando resonó en la vasta llanura.

—¿Daniel?

Rosetta, que también se había quedado en silencio, lo llamó por su nombre.

Tenía un sabor amargo en la boca.

Algo se sintió mal.

Los labios del hombre, que habían sido sellados herméticamente, lentamente se curvaron en una sonrisa.

Debajo de sus pestañas caídas, sus ojos, ligeramente levantados, se encontraron con los de ella.

Una mirada demasiado familiar.

Una mirada que había encontrado a menudo cuando era Rita.

Rosetta se mordió el interior de la boca, lo miró y luego soltó una burla.

—Ah, claro. Estás encerrado ahí, así que te estás apresurando un poco. Actuando como un tonto.

Al final, el problema era esta jaula de hierro.

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Capítulo 183

Estoy cansada de ser transmigrada en libros Capítulo 183

El líquido caliente cortó el aire.

Era imperceptible si las gotas que caían eran sangre o lluvia.

—¡Argh!

Un caballero gritó y cayó al suelo.

Su cuerpo yacía inmóvil, sin vida.

En total, doce caballeros yacían muertos.

Incluyendo al investigador principal y al cochero, las otras once personas estaban esparcidas alrededor del carruaje.

Todo sucedió mientras el carruaje avanzaba por un sendero forestal, después de salir de la finca Valentine.

De repente, figuras con capas negras emergieron de entre los arbustos.

—¡Emboscada!

—Esto es... ¡maldita sea!

Los caballeros, que no estaban preparados para tal ataque en este lugar, reaccionaron con demasiada lentitud.

—¡M…Magos!

Cuando sacaron sus espadas, ya estaban empalados por bolas de fuego y lanzas de hielo que surgieron de la nada.

—¿Qué quieres? ¿Cómo te atreves a atacar a los caballeros imperiales y crees que puedes...?

El investigador, que había alardeado de bravatas contra el duque, tampoco duró mucho.

Su confianza resultó ser mera arrogancia y su final ignominioso.

Me senté dentro de la jaula de hierro, un mero espectador de todo lo que sucedía.

No, no tuve más remedio que mirar.

La reliquia sagrada de la familia imperial parecía estar haciendo su trabajo. Dentro de esta jaula, no se podía utilizar ni el qi ni ningún otro poder.

Sentarse aquí era agotador.

Los magos, después de apoderarse del carruaje, limpiaron apresuradamente la espeluznante escena y cambiaron de dirección.

En el bosque oscuro y siniestro.

—¿A dónde me llevas? —pregunté, pero nadie respondió—. ¿Quién te envió? ¿Leo?

De nuevo, no hubo respuesta.

Sin embargo, no todas las reacciones estuvieron ausentes.

Mencionar a Leo provocó un notable endurecimiento en algunas de sus espaldas.

—Entonces, después de todo, son los hombres de Leo.

Entonces, naturalmente, Urien debía estar detrás de esto.

Había sospechado que podrían inventar algo en el segundo juicio, pero no a esta gran escala.

El cuaderno y el collar fueron enviados de repente.

El investigador llegó justo en el momento adecuado.

Y al final, yo, con mis propias manos, le di la espalda a mi familia, los abandoné, los lastimé deliberadamente y caí directamente en su trampa.

Rechinando los dientes, concentré mi qi desde mi núcleo, pero fue en vano.

Suspiré y me apoyé contra las frías barras de hierro.

Desperdiciar energía en lo imposible no es mi estilo.

—Díselo a tu jefe, ¿quieres? Tómalo con calma.

Era agotador.

Si era mi cuerpo o algo más, no podía decirlo.

Una profunda sensación de fatiga se apoderó de mí y, al cerrar los ojos, varios rostros aparecieron en mi mente.

Primero, Diana.

Ella fue la primera que dejé atrás.

Después de que llegó el investigador y Diana palideció, le confié todo.

La verdad sobre que Alicia y yo fuimos intercambiadas al nacer y, por lo tanto, la persona que el investigador realmente buscaba era yo.

Y justo después de decir todo, seguí al investigador.

Por supuesto, Diana intentó disuadirme.

Obviamente es una trampa tendida por ese bastardo. ¿No puede simplemente no ir? O déjame ir con usted, ¿vale?

—Deja de ser terca, Diana. ¿Has olvidado? Tienes a Ria. Ya has hecho suficiente por mí hasta ahora. Así que ya no es necesario que estés atado a mí.

—Milady…

—Tienes que pensar en Ria. Y no te preocupes demasiado. Prometo que volveré con vida.

Diana se sentó allí mismo y sollozó profusamente.

Se tapó la boca para amortiguar los sonidos.

Su llanto silencioso parecía tan triste y lastimero.

¿Qué podría decir?

Le di una leve sonrisa y le di unas palmaditas en la espalda.

Luego me di la vuelta.

Deliberadamente no miré hacia atrás.

En caso de que la bondadosa Diana insistiera en que la llevaran conmigo hasta el final.

Las caras que me vinieron a la mente a continuación fueron...

Padre.

Hermano.

Alicia.

Mientras pensaba en mi familia, la risa se escapó sin querer de mis labios.

Cada vez que una sonrisa se filtraba por mis labios, sentía como si mis pulmones se sacudieran.

«Deben estar profundamente heridos.»

Alicia lloró mucho.

Pero no se pudo evitar.

En una situación en la que podría o no regresar con vida, no quería mostrar ningún apego patético.

No quería convertirme en una carga emocional para ellos durante toda la vida.

Era mejor hacer el papel del villano.

Además, si no hubiera llegado a tales extremos, el investigador habría dudado entre Alicia y yo hasta el final.

«¿Y si nos hubieran capturado a las dos?»

Ese hubiera sido el peor escenario.

Si mi padre o mi hermano hubieran desenvainado sus espadas para protegerme, eso también habría sido un desastre a su manera.

Bueno, incluso ahora parece el menor de dos males.

De todos modos.

No me arrepentía.

«Pero aún así, si las cosas salen bien y nos volvemos a encontrar...»

Me arrodillaré y me disculparé.

Di que no era verdad.

Di lo siento.

Que, de hecho, yo...

«Os quiero. Real y verdaderamente. Mucho.»

O el carruaje chocó contra una piedra o algo así, pero se sacudió fuertemente.

Cuando mis ojos se abrieron en reacción, pude sentir que varios de los magos me observaban de cerca.

Claramente, para ellos, yo no era simplemente "un criminal al que arrastrar".

Esto confirmó nuevamente que Urien estaba detrás de todo esto.

Giré la cabeza para contemplar las oscuras sombras del bosque.

Incluso a plena luz del día, los densos árboles oscurecían el bosque como la noche.

Me recordaba el cabello negro como boca de lobo de alguien.

Cassion…

El nombre que había estado evitando inmediatamente vino a mi mente.

Sólo pensar en su nombre hacía que mi corazón latiera con fuerza, como la desesperación de alguien por escapar del peligro.

Dada mi situación actual, era probable que Cassion tampoco estuviera a salvo.

Pensando profundamente, junté lentamente mis manos.

Como para rezar.

«Ten cuidado. Por favor. Cassion.»

En una situación en la que despreciaba a los dioses más que nadie, era irónico cómo recurría a ellos en momentos de necesidad.

Qué espectáculo tan ridículo.

Me burlé en silencio, cerrando los ojos con fuerza.

Orando continuamente, una y otra vez.

Finalmente, en medio de las largas oraciones.

El carruaje se detuvo.

En ese mismo momento…

La residencia Valentine estaba sumida en un caos total debido a la repentina aparición de innumerables monstruos.

—¡Hay demasiados de ellos!

—¿Te comunicaste con el Palacio Imperial?

—¡Sí! Acabamos de enviar una paloma mensajera. Pero el cielo también está ocupado, así que… no estoy seguro de si el mensaje llegará…

Un caballero, respondiendo a la pregunta de Damian, miró hacia el cielo.

Estaba plagado de tantos pájaros como monstruos había en el suelo.

Cada uno era azul y tenía la mirada vacía.

Se abalanzaron sobre las palomas mensajeras tan pronto como tomaron vuelo, cortándoles el escape, como para aislar completamente la residencia de Valentine.

Los monstruos eran más feroces y salvajes que los vistos en el festival de caza.

Parecían haber evolucionado.

Afortunadamente, los caballeros de la Casa Valentine, que tenían fama de ser los más fuertes del imperio, se mantenían bien, pero aún así era bastante preocupante.

Y el duque.

Haciendo honor a su título como único maestro de la espada del imperio, cada vez que blandía su espada, los monstruos caían en masa.

Sin embargo, no era fácil asestar un golpe fatal a cada uno, por lo que incluso cuando derribara diez monstruos, cinco volverían a levantarse.

Su tenaz vitalidad era exasperante.

Además, su mente estaba preocupada, lo que le dificultaba concentrarse.

El duque miró ferozmente hacia el bosque frente a la residencia.

—Estoy seguro de que escuché gritos en esa dirección.

Múltiples gritos, además.

Aunque es posible que otros no hubieran oído, el duque, con su oído excepcionalmente agudo, los escuchó claramente.

Parecía una docena de personas.

Y casualmente, el número de caballeros que se habían llevado a Rosetta era doce.

—¡Padre, déjamelo a mí y ve a buscar a Rosetta!

Mientras Damian hablaba, el duque se volvió para mirarlo, sin dejar de mover las manos.

Varios monstruos gimieron de agonía mientras caían.

El duque les pisoteó las costillas mientras se acercaba a Damian.

—Hay demasiados. No puedo dejarte aquí solo.

—Lo siento, pero es todo lo contrario. Tú eres el que se va solo, padre. Los caballeros y yo nos quedaremos aquí.

Damian respondió seriamente, luego se rio secamente.

Por un momento, dejaron de hablar y, espalda con espalda, continuaron atacando a los monstruos.

—Pareces haber olvidado que soy cien veces más fuerte que tú.

—No estoy muy seguro. Parece que fue hace mucho tiempo, tan lejano que apenas puedo recordarlo.

—¿Realmente puedes aguantar si me voy?

—Si soy yo quien se va, no podré dar algunos pasos antes de sentirme abrumado. Yo mantendré el fuerte aquí, padre. Necesitamos priorizar salvar a Rosetta. Todo este momento es demasiado coincidente. Justo cuando el carruaje con Rosetta se iba y tú estabas a punto de seguirlo, aparecieron estas criaturas. Es como si estuvieran tratando de detenernos. Quizás estos monstruos sean…

—Correcto, Rosetta podría ser el objetivo.

—Sí. Y los gritos del bosque, tú también los escuchaste, ¿verdad?

—Sí.

—Por favor, vete antes de que sea demasiado tarde. Afortunadamente, parece que los monstruos no han entrado en la mansión donde duerme Alicia. Déjame a Alicia y la residencia a mí y vete, padre. Salva a Rosetta.

El duque se secó la cara manchada de sangre azul.

Tenía la manga húmeda.

Justo como cuando se secó las lágrimas antes.

Miró solemnemente la mansión y luego examinó lentamente sus alrededores.

Y empezó a caminar.

Siguiendo las huellas del carruaje que llevó a Rosetta.

Su paso se aceleró.

—Confía en mí.

Damian se rio entre dientes ante la voz sombría que se alejaba del duque.

«Rosetta. Espera un poco más.»

 

Athena: Espero que… todos estén bien.

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Capítulo 182

Estoy cansada de ser transmigrada en libros Capítulo 182

Mientras Alicia estaba perdida en la confusión, el investigador comenzó a leer el cuaderno que Rosetta le había entregado.

Con cada página que pasaba, su rostro se volvía más asombrado.

Rosetta observó en silencio y luego, en el momento adecuado, levantó el collar.

—Este collar es el artefacto mágico mencionado en el diario. Lo encontré escondido junto con el cuaderno.

Con esas palabras, Rosetta cerró los ojos y luego los abrió lentamente.

Y entonces…

—¡Dios mío!

—¿Qué es eso?

—El color de su cabello cambió, ¿no?

Surgieron murmullos de la multitud.

El místico cabello plateado de Rosetta, como el del duque y Damian, se había transformado en oro brillante.

Desde atrás, casi parecía ser la propia Alicia. La gente alrededor no pudo contener su asombro y conmoción ante la asombrosa vista.

El investigador no fue diferente. Después de un momento de sorpresa, asintió para sí mismo.

—Parece que esta dama ducal es más probable que sea la verdadera.

El diario antiguo pero bien conservado estaba bastante detallado.

Explicaba cómo las dos damas ducales habían sido intercambiadas al nacer y los métodos utilizados para lograrlo.

Además, la evidencia especificada en el diario estaba justo ante sus ojos: un collar que cambiaba el color del cabello.

Nunca había oído ni visto hablar de una herramienta tan mágica, por lo que es probable que efectivamente se encontrara con el diario, un objeto raro.

Todas las pruebas apuntaban a Rosetta Valentine como la última estrella mencionada en la revelación.

«Ahora que lo pienso, el nombre de esta mujer siempre fue mencionado en el trasfondo de los incidentes de los monstruos.»

Al ser un investigador imperial, estuvo estrechamente involucrado en las investigaciones de esos incidentes, y el nombre de Rosetta Valentine aparecía con frecuencia.

Considerando todo, la mujer que tenía delante, con su mirada venenosa, parecía más adecuada para la "caída del imperio" que la mujer aparentemente frágil que yacía derrotada en el suelo.

—Estábamos a punto de llevarnos a la persona equivocada. Me alegro de que hayas dado un paso adelante, dama ducal.

—Es lo correcto. También me alegro de no haber llegado demasiado tarde. No tenía intención de entregarle nada a la farsante, ni siquiera el castigo. Si realmente está destinado a “el verdadero”, entonces lo correcto es que lo afronte.

Había un atisbo de locura en su voz.

Un tono que revelaba su profunda determinación de no ceder más, atormentada por un síndrome del impostor.

Los oyentes se quedaron sin aliento.

En algún lugar, se podían escuchar susurros de que ella era verdaderamente venenosa.

Rápidamente se callaron, pero Rosetta le dio una última mirada a Alicia, una mirada llena de desprecio.

—Miserable falso...

Luego, con un breve murmullo, avanzó, dejando atrás a Alicia.

Dejando atrás al duque y a Damian.

Solo.

—No deberíamos retenerlo, investigador. Por favor continúa.

La fría voz de Rosetta lo apresuró.

El investigador sonrió satisfecho ante su decisión y se la llevó.

Rosetta lo siguió sin resistencia.

Justo antes de que ella entrara en la jaula de hierro...

—¡Espera, Rosetta!

El duque, que había quedado congelado por el shock, se apresuró a agarrarla.

—No te vayas. Ni siquiera puedo empezar a entender lo que está pasando... Pero no te vayas, Rosetta. No puedo permitir que se lleven a mi hija… a mi hija de esta manera.

Su voz temblaba incontrolablemente. Incluso por su tartamudez, estaba claro lo abrumado que estaba.

Su mente estaba en confusión, acercándose al punto de combustión.

De repente, llegó una orden imperial que intentaba llevarse a Alicia.

Cuando dio un paso adelante para evitar la partida de Alicia, apareció Rosetta, afirmando que ella era la verdadera dama ducal.

Que ella era la verdadera “última estrella”, insistiendo en que ella fuera la elegida.

Se habían desarrollado demasiados acontecimientos en un lapso corto, suficientes para paralizar su mente normalmente aguda.

Pero una cosa era segura.

—No puedo dejarte ir.

No podía soportar despedir a Rosetta.

Tanto Alicia como Rosetta eran sus hijas.

Independientemente de la verdad, el hecho era que no podía soportar despedir a ninguna de las dos.

Rosetta permaneció en silencio.

Inmóvil.

Ella sólo miraba en silencio hacia adelante. Luego, lentamente giró la cabeza para mirar al duque a los ojos.

El duque se estremeció levemente.

Su rostro, visto de cerca, era mucho más frío de lo que esperaba.

—Suéltame.

—Rosetta.

—¿Qué derecho tienes a retenerme? ¿Hubo realmente un solo momento en el que realmente pensaste en mí como familia?

Su voz, mezclada con desprecio y burla, le provocó un escalofrío en la espalda.

Era casi irreconocible de la Rosetta que había conocido todos estos años.

—Ja, ridículo. Muestras lástima de vez en cuando y finges que te importa, ¿y crees que somos una familia real? Ah, y tú. Querido hermano, ¿realmente te preocupaste por mí?

—...Rosetta.

La voz de Damian era casi un sollozo.

Rosetta se rio burlonamente, con tanta fuerza que sus mejillas se pusieron rojas.

—Realmente los tres son una pareja perfecta. Desorientado y débil de corazón. Siempre tan ocupada poniendo la otra mejilla. No es de extrañar que todos pensaran que Alicia era la verdadera.

—¿Era… esa la verdad?

—¿Y por qué mentiría a estas alturas?

Rosetta se sacudió bruscamente la mano del duque en respuesta a su melancólica pregunta.

Su mano cayó sin fuerzas, perdida.

—Ya tuve suficiente de la Casa Valentine. Es mejor estar encerrada sola que vivir aquí. Así que no me detengas. Qué irritante.

Con esas últimas palabras, Rosetta entró en la jaula de hierro.

Con un sonido escalofriante, la enorme puerta de hierro se cerró detrás de ella.

A través de las estrechas barras de hierro, los ojos de Rosetta escanearon lentamente a los miembros de la Casa Valentine.

Sus ojos dorados permanecieron glaciales.

El investigador cerró la cerradura de la jaula y luego se dirigió hacia la parte delantera del carruaje para indicar la salida.

En ese momento, Rosetta, que había estado callada hasta ahora, pasó la mano por entre los barrotes y agarró el brazo caído del duque.

Sorprendido, el duque levantó la vista.

Sus miradas se encontraron a través de las frías barras verticales.

—Rose…

—Aunque nos separamos así, debes cumplir con esa petición de antes.

Rosetta interrumpió la llamada del duque y habló abruptamente.

—¿Petición?

Confundido por sus crípticas palabras, preguntó, pero Rosetta no ofreció más explicaciones.

Ella simplemente reiteró su petición.

—Confía en mí, padre.

Eso fue todo.

Rosetta apartó la mano del duque.

Su cuerpo, como sin alma, retrocedió unos pasos.

El sonido de los caballos relinchando llenó el aire.

El carruaje empezó a moverse lentamente.

En lo alto del carruaje, Rosetta, encerrada dentro, también se fue alejando gradualmente.

—¡Hermana! ¡No! ¡No te vayas, hermana! Hermana… Hermana…

—¡Alicia!

Cuando Alicia extendió la mano hacia el carruaje que se alejaba, se desplomó y perdió el conocimiento.

El duque se quedó allí, aturdido en medio del caos.

Rosetta, desapareciendo en la distancia.

Alicia, caída al suelo.

Damian y los nerviosos sirvientes tratando de ayudarla.

«Ah, esto es...»

¿Fue esto un sueño?

Fue demasiado surrealista.

¿Qué diablos estaba pasando?

¿Rosetta realmente se había ido?

«La petición.»

¿Cuál era la petición de la que había hablado Rosetta?

Era la petición de Rosetta; tenía que honrarla...

El duque se apretó las sienes, agobiado por un dolor de cabeza punzante, y bajó la cabeza.

Entonces, como si se encendiera una mecha, surgió un recuerdo.

—¿Eso significa que no te importa quién era mi madre?

—Sí, no importa quién sea tu madre, sigues siendo mi hija.

—Gracias Padre. Por favor, nunca olvides ese sentimiento.

La solicitud.

Una voz desesperada pasó por su mente.

Incluso su rostro ligeramente melancólico.

Los ojos del duque se abrieron como platos.

«Podría ser que Rosetta ya lo sabía todo en ese entonces...»

Era una suposición plausible.

Si era así, entonces tenía sentido por qué Alicia se puso pálida y trató desesperadamente de detener a Rosetta desde el momento en que dio un paso adelante.

Ambas sabían la verdad.

Y ambas intentaron protegerse mutuamente...

—Esto… Esto no puede…

El duque, volviendo en sí, avanzó tambaleándose.

Era el mejor espadachín del imperio, pero su cuerpo no se movía como él deseaba.

Su visión se volvió borrosa.

«Necesito traer de vuelta a Rosetta. Necesito abrazarla y decirle que no se vaya. Necesito decirle que sé que no quiso decir nada de lo que dijo, que no tiene que soportar una carga tan pesada.»

Sus ojos continuaron borrosos.

Tanto era así que apenas podía ver.

Se secó bruscamente los ojos con el dorso de la mano y empapó la manga con humedad.

Lágrimas.

¿Cuánto tiempo había pasado desde la última vez que lloró?

La falta de familiaridad con el llanto le resultaba extraña.

Su garganta empezó a arder, su respiración se hizo entrecortada.

Sentía como si le arrancaran el corazón, así que se golpeó el pecho.

Pero eso no alivió el dolor: las lágrimas seguían corriendo como si hubieran abierto un grifo.

Sus piernas seguían tan pesadas como si estuvieran cargadas de plomo.

—Por favor… por favor… ¡maldita sea!

A pesar de suplicar, a pesar de maldecir y luchar por moverse, su cuerpo se negó a moverse.

Mientras tanto, el carruaje se había alejado demasiado para verlo.

Sólo le llegaba de vez en cuando el sonido de los cascos de los caballos.

—¡Rosetta!

El rugido lloroso del duque resonó en toda la casa, haciendo volar a los pájaros cercanos.

Mientras tanto, en ese momento.

Con un sonido sordo, una mano repentinamente atravesó la tierra escasamente poblada de la residencia Valentine.

—E-eh... uf...

La mano emergente buscó a tientas a ciegas.

Y luego.

—Guooh…

—Grrr…

Extraños gemidos acompañaron a más manos que emergían aquí y allá.

Eran tan numerosos como flores silvestres esparcidas por un prado.

Cada mano que emergió era inquietantemente azul.

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Capítulo 181

Estoy cansada de ser transmigrada en libros Capítulo 181

Con cada paso de su elegante paseo, la multitud de sirvientes se separaba para dejar paso.

La mujer que caminaba entre ellos era pausada y excepcionalmente hermosa.

Su cabello plateado y suelto brillaba intensamente y sus ojos dorados no contenían ningún rastro de miedo.

En una palabra, era majestuosa.

Como un personaje sacado de un cuadro espléndido.

Sin saberlo, la gente se perdía en su presencia.

—Rosetta.

—¿Rosetta?

—Hermana.

Los pasos de Rosetta finalmente se detuvieron sólo después de que pasó junto a los miembros de la familia que la llamaban.

De pie, casualmente se giró para hacer contacto visual con su familia.

Su padre, su hermano y Alicia.

Sus ojos estaban tranquilos y serenos.

Pero a veces la tranquilidad podía ser más aterradora que la agitación.

Como una habitación completamente blanca que te llevaba a uno a la locura.

«No.»

En el momento en que sus miradas se encontraron, Alicia sintió el peligro.

Los recuerdos de Rosetta inundaron su mente.

Rosetta, ofreciéndose a recibir una paliza en su lugar.

Rosetta, encerrándola en el armario para cargar con todo sola.

Rosetta, sonriéndole a través de fragmentos de vidrio rotos ensangrentados.

Rosetta, prometiendo protegerla en medio de lágrimas inexplicables, siempre tomándola de la mano y tranquilizándola durante sus miedos...

—Hermana, ¡NO!

Ante el grito estridente de Alicia, la atención de todos se volvió hacia ella. Las lágrimas que había estado conteniendo inundaron su pálido rostro.

—¡Hermana, por favor no lo hagas! ¡Hermana!

Rosetta miró a Alicia con expresión inmutable y luego volvió la cabeza, desinteresada.

Era como si existiera un muro invisible entre las dos, y Rosetta permaneció imperturbable.

Haciendo caso omiso del llanto, Rosetta habló.

—Saludos. Soy Rosetta Valentine.

—…Encantado de conocerla.

El investigador respondió, tomado por sorpresa.

«¿Cuál es esta situación?»

Era un momento crítico, con el duque y los caballeros imperiales a punto de desenvainar sus espadas.

La repentina aparición de Rosetta fue nada menos que desconcertante, especialmente por su comportamiento tranquilo.

Mientras todos los demás miraban a su alrededor, confundidos...

—Pido disculpas por la presentación tardía, pero ya escuché la historia mientras estaba adentro. Has venido a tomar la última estrella de Valentine bajo el mando de Su Majestad, ¿correcto?

—¡Hermana! ¡Por favor, no lo hagas!

Detrás de su tranquila explicación, el grito de Alicia sonó casi como una lucha.

Damian y el duque sólo estaban confundidos por la incomprensible situación.

«¿Por qué Alicia y Rosetta actúan así?»

Alicia, que había estado tranquila todo este tiempo, de repente comenzó a actuar salvajemente, y Rosetta, apareciendo de la nada, conversaba tranquilamente con el investigador como si nada pasara.

Los dos hombres no podían entender la situación.

Mientras tanto, el investigador asintió en respuesta a Rosetta.

—Eso es correcto. ¿Tiene también la intención de desafiar la orden de Su Majestad?

—Oh, cielos, no. Lo correcto es obedecer la orden de Su Majestad.

Su respuesta, mezclada con un toque de diversión, cambió la atmósfera.

—¿Qué dijiste?

El duque y Damian, que habían estado dispuestos a cometer traición para proteger a Alicia, fruncieron el ceño al mismo tiempo.

—¿Qué quieres decir con “obedecer”, Rosetta?

Rosetta siempre había sido la que más se preocupaba por su hermana.

Siempre que le preguntaron qué quería, no sólo una vez había dado una respuesta que era más por el bienestar de Alicia que por el suyo propio.

Pero ¿qué significaba ahora esa respuesta?

—Rosetta, ten cuidado con tus palabras. Si se llevan a Alicia ahora…

—¿Qué quieres decir? ¿Por qué se llevarían a Alicia?

Mientras el duque se apresuraba a disuadirla, Rosetta lo interrumpió encogiéndose de hombros y con una expresión de pura confusión en su rostro.

—¿Rosetta?

—¿Dama ducal?

El duque y el investigador la llamaron uno tras otro, y su tono transmitía una exigencia de explicación.

Hasta ahora, parecía cooperar con la investigación y de repente se preguntaba por qué se llevaban a Alicia.

Rosetta miró a ambos hombres alternativamente y luego mostró una leve sonrisa.

—Tendrás la última estrella de Valentine como desees. Sin embargo, parece haber un malentendido.

Su tono confiado hizo que el investigador inclinara la cabeza.

—¿Un malentendido?

—La tercera estrella de Valentine no es Alicia.

—¡Hermana, por favor detente! Por favor…

—La tercera estrella de Valentine soy yo, Rosetta Valentine.

El silencio que cayó fue tan profundo como cuando Rosetta apareció por primera vez.

Fue una revelación bastante impactante, fuera cierta o no.

En medio del silencio atónito, Rosetta continuó hablando.

—Nos habían cambiado a los dos al nacer. Resulta que la hija del pecador no soy yo, sino Alicia. Soy la verdadera Dama de la Casa Valentine.

—Basta… basta, hermana.

—Por lo tanto, la tercera estrella de la revelación también soy yo.

Las palabras de Rosetta fueron seguidas por los sollozos de Alicia.

La voz tranquila yuxtapuesta al llanto intensificó extrañamente la atmósfera.

Todos se apresuraron a encontrarle sentido a la situación, con los ojos y la boca bien abiertos.

El duque y Damian no fueron diferentes.

Estaban tan sorprendidos que ni siquiera podían parpadear.

«¿Qué diablos... qué ha estado sucediendo desde antes...?»

No, más importante aún, ¿qué significaba todo esto?

¿Fueron cambiadas al nacer?

¿Rosetta era la tercera estrella real?

Mientras Damian se quedó estupefacto, Alicia se liberó y salió corriendo.

—¡Alicia!

Damian la llamó demasiado tarde y la alcanzó, pero su delgada muñeca se deslizó entre sus dedos.

Se arrodilló ante el investigador, suplicando.

—¡Es mentira! ¡Mi hermana miente para protegerme! ¿Cómo podría ser ella la última estrella? ¿No es un hecho bien conocido entre toda la nobleza del Imperio que soy el más joven de la familia Valentine? ¡Entonces llévame, arréstame!

El investigador estaba exasperado.

No podía discernir la verdad en este caos.

Se había topado con muchos delincuentes, pero nunca antes había visto gente discutiendo sobre quién debía ser arrestado.

«Debo tomar el juicio correcto.»

Una de ellas era sin duda la figura peligrosa de la profecía.

Pero no podía simplemente arrestar a las dos damas de una familia tan prominente como los Valentine.

Mientras observaba a la dama llorando aferrada a sus piernas, levantó la cabeza para mirar a la otra dama parada orgullosamente frente a él.

Ella…

Miró a Alicia con una sonrisa, su mirada carente de calidez o simpatía.

Incluso la sonrisa en sus labios parecía más una mueca de desprecio.

—Basta, Alicia.

Con esas palabras, Rosetta se inclinó lentamente para encontrarse con la mirada de Alicia.

Alicia, sin aliento, miró a Rosetta.

—¿Hermana?

—Pero no importa lo que digas, la verdad no cambiará. Yo soy el verdadero. Tú eres la falsa.

—…Hermana…

—Recientemente descubrí esta amarga verdad, aunque insoportable. Pero más vale tarde que nunca, ¿verdad? Por fin puedo deshacerme de esta repugnante apariencia de ser un farsante.

—Por favor, detente, hermana. No digas eso.

Alicia se arrastró hasta los pies de Rosetta, con el rostro pálido y surcado de lágrimas.

Rosetta torció fríamente la barbilla de Alicia, agarrándola con tanta fuerza que Alicia dejó escapar un gemido ahogado.

Entonces Rosetta susurró:

—Pobre Alicia. ¿Pensaste que era sincera sólo porque fui un poco amable contigo? Todo era una mentira. Siempre te he odiado. Te odié tanto que te hice depender de mí, sólo para abandonarte más tarde… Pero ahora, no hay necesidad de eso, ¿verdad? Ya que yo soy la verdadera.

—Sé que es mentira… Hacer esto… Hacer esto te duele más, hermana.

Las manos de Alicia agarraron desesperadamente las de Rosetta, pero Rosetta las arrojó como si estuvieran contaminadas.

Luego se enderezó.

—Fingiendo ser amable. Uf, ese acto fue aburrido, Alicia. Ahora vea la verdad. No te daré nada. Mi lugar. Mi posición. Son todos míos. Incluso si eso significa ser atrapada como un criminal, yo soy la verdadera.

Rosetta rebuscó en su vestido y sacó una pequeña libreta y un collar.

Los ojos de Alicia se abrieron al verlos.

—¿P-Por qué tienes eso, hermana?

No tenía sentido.

¿Cómo terminaron esas cosas en manos de su hermana?

Seguramente eran…

«Con Daniel...»

Poco después de encontrar el cuaderno y el collar, Daniel le sugirió que se los quedara.

Dado que Alicia había optado por ocultar el secreto, tener las pruebas en la residencia ducal no serviría de nada.

—¿No sería mejor dejarlos donde estaban originalmente?

—No. Tener el cuaderno cerca te incomodaría, ¿no, Alicia? Incluso tienes pesadillas, ¿verdad?

—Eso es cierto.

—Me los quedaré y los esconderé en un lugar que nadie conoce. De verdad, te lo aseguro, así que no te preocupes.

Su voz y su mirada eran tan firmes que infundían confianza. Y parecía tan seguro.

Temblando de ansiedad, Alicia finalmente aceptó y le envió la libreta y el collar.

Parecía seguro, ya que Daniel sabía toda la verdad de todos modos.

Sí, ese había sido el plan.

«¿Por qué la hermana tiene esos?»

 

Athena: Bueno, así ves la verdadera cara de Daniel. Y… ah, ¿era necesario esto Rosetta? ¿Qué pretendes? Tal vez quiera alejarlos para protegerlos de Urien.

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Capítulo 180

Estoy cansada de ser transmigrada en libros Capítulo 180

—Qué descaro venir sin previo aviso.

La noticia de la visita del investigador imperial llegó primero a oídos del duque.

Cuando llegó al lugar, encontró a los investigadores y a los caballeros imperiales ya allí, trayendo consigo una celda móvil de la prisión mientras bloqueaban la entrada.

Era una situación que claramente significaba problemas.

—No recuerdo haber sido informado sobre esto.

Su tono siguió siendo cortés, pero el frío en sus ojos era inconfundible.

El investigador principal, sin darse cuenta, tragó saliva ante esa mirada.

Sin embargo, era un profesional que había enfrentado diversas situaciones.

Según la ley imperial, todos, incluso los más altos nobles, eran iguales.

El investigador rápidamente se recompuso y respondió.

—Es una orden especial de Su Majestad el emperador. Solicitamos su cooperación.

—¿Un comando especial?

Los ojos del duque se entrecerraron peligrosamente.

La gente de la casa ducal se había ido reuniendo gradualmente, incluidos Alicia y Damian.

Alicia se aferró con fuerza al brazo de Damian, con el rostro pálido de miedo.

Parecía tan asustada como un conejo aterrorizado.

Al darse cuenta de esto, el duque chasqueó la lengua suavemente y luego volvió su atención al investigador.

Irrumpiendo en la casa ducal de esta manera bajo la apariencia de la ley imperial y asustando a un niño tan frágil, esta gente.

—No estoy seguro de qué es este comando especial, pero si nos hubiera informado de antemano, habríamos cooperado felizmente.

La expresión del investigador se volvió complicada al escuchar esto.

Dudó por un momento antes de sacudir la cabeza y decir:

—Desafortunadamente, eso no es posible. Legalmente, no podemos buscar la cooperación de la familia de un criminal.

—¿Qué? ¿La familia de un criminal? —preguntó el duque, casi para sí mismo.

Pensó que debía haber escuchado mal o haber entendido mal.

La familia de un criminal.

Eso sonaba como si uno de sus hijos fuera un criminal.

—Para ser precisos, no un criminal, pero, um…

—Habla claro.

El investigador vaciló, no tanto molesto por la imponente voz del duque sino más bien sin encontrar un término más apropiado.

—Hubo un informe del Ducado de Freesia. El Señor Ducal Daniel, poseedor de la reliquia sagrada del Ducado de Freesia, ha recibido una revelación divina.

—Una revelación. ¿Y cómo se relaciona eso con la situación actual?

Un crujido acompañó al investigador mientras desdoblaba un papel que sostenía.

—Este es el contenido de la revelación comunicada por el Ducado de Freesia y el posterior decreto imperial.

Con una rígida explicación, el duque tomó el papel.

Letras negras llenaban densamente la página blanca, inconfundiblemente la letra del emperador.

“La última estrella de Valentine traerá la caída del Imperio.”

La primera frase fue sorprendentemente profunda.

Tanto es así que resultaba desconcertante.

—Qué es esto…

El duque murmuró brevemente, leyendo apresuradamente el resto del documento.

—El contenido de la revelación divina se considera una amenaza para el imperio, y no podemos ignorar la santidad de la visión del poseedor de la reliquia sagrada. Por lo tanto, se ordena que la persona de la revelación, 'la última estrella de Valentine', Alicia Valentine, sea arrestada de inmediato.

—Imposible.

La idea de que Alicia derribaría el imperio era ridícula.

Era una niña tan atormentada por las lágrimas y las preocupaciones, que sonreía dulcemente con la misma facilidad.

Su hobby era jugar en el jardín con los hijos de los sirvientes. ¿Cómo podría un niño así provocar la caída del imperio?

«Habría sido algo creíble si fuéramos Damian o yo, pero Alicia…»

—Esto es realmente absurdo.

La atmósfera, innegablemente tensa, hizo que Damian caminara rápidamente hacia el duque.

Sosteniendo la mano temblorosa de Alicia, que intentaba reprimir su miedo.

A medida que se acercaban al investigador, Alicia cerró los ojos con fuerza.

«¿Es la revelación de la que me habló Daniel?»

Eso parecía probable.

Recientemente, siguiendo el consejo de su hermana, Alicia había estado tratando de reducir su contacto con Daniel.

Pero Daniel todavía ocasionalmente se acercaba a ella.

La última carta contenía una disculpa por no poder seguir ocultando la revelación y le aconsejaba que se preparara mentalmente.

Desde entonces, siempre había anticipado que podría surgir una situación como ésta.

Había tratado de prepararse, tal como le había sugerido Daniel.

Sí, definitivamente lo intentó, pero…

«Tengo miedo.»

Ante la situación real, sus piernas se congelaron de miedo. Estaba tan aterrorizada que quiso esconderse.

Pero ella sabía que no podía.

«Esto es todo por mi hermana.»

¿Alicia no había recibido hasta ahora sólo ayuda?

Toda su vida fue casi como si le hubiera robado todas las pertenencias a su hermana, incluido su nombre.

Su hermana dijo que no era culpa suya, pero la gran culpa en su corazón seguía sin resolverse.

Entonces, debía aguantar y perseverar.

Alicia reprimió las lágrimas que amenazaban con derramarse y abrió los ojos.

A través de las anchas espaldas de su padre y su hermano, vislumbró el contenido escrito en el papel.

Fue exactamente como ella había anticipado.

—Esto no tiene sentido. ¡Cómo podría suceder tal cosa!

Damian, siguiendo al duque, sacudió la cabeza con incredulidad y gritó.

—Entiendo que es difícil de creer. Pero esta es la realidad a la que nos enfrentamos.

La fría voz del investigador fue acompañada por su mirada penetrante, que se posó en Alicia.

Mientras ella se estremecía, Damian rápidamente la protegió detrás de su espalda.

El duque, mirando brevemente a sus hijos, frunció el ceño y apretó el papel que tenía en la mano.

Estaba arrugado hasta quedar irreconocible.

—Es indignante arrestar a una chica por una mera revelación.

—No es una revelación cualquiera. Las revelaciones de la Casa Freesia nunca han estado equivocadas.

—Pero el poseedor de la reliquia sagrada podría mentir, ¿no? Sólo ellos pueden leer la revelación reflejada en el espejo.

—El poseedor de la reliquia sagrada es elegido por Su voluntad Todopoderosa. Tenga cuidado con sus palabras.

Los inquebrantables intercambios continuaron.

La atmósfera era tan tensa que parecía que uno ni siquiera podía respirar con facilidad.

El duque fue el primero en volver a hablar.

—Aun así, esto es excesivo. Me niego a entregar a mi hija.

Los ojos de Alicia se dirigieron al perfil de su padre.

Su rostro era tan severo como siempre, pero extrañamente se sentía tierno.

Su corazón se hinchó.

Su padre, de pie para protegerla, parecía muy fuerte.

La calidez de la mano de su hermano, que sostenía firmemente la de ella, le resultaba reconfortante.

A diferencia de la conmovida Alicia, el rostro del investigador se volvió aún más frío.

—¿Está diciendo que desafiará la orden de Su Majestad?

La pregunta era una amenaza velada.

Una respuesta incorrecta fácilmente podría tildarlos de traidores.

El duque apretó la mandíbula con fuerza.

«Maldita sea.»

No podía entender por qué esta calamidad había ocurrido de la nada.

Si no entregaba a Alicia, serían tildados de traidores.

Si él la entregara...

«El resultado es obvio.»

Sus ojos, teñidos de fatiga, tensión e ira, se dirigieron a la cárcel portátil cargada en el carruaje.

Supuso que esa jaula de hierro estaba hecha especialmente para transportar a Alicia.

Normalmente, al arrestar a aquellos con habilidades extraordinarias, la familia imperial usaba jaulas hechas con la reliquia sagrada de su hogar para suprimir sus poderes.

Puede que Alicia no tuviera habilidades extraordinarias, pero como descendiente del linaje Valentine y figura central de una revelación peligrosa, parecía que lo habían preparado por si acaso.

La idea de que enjaularan a su hija como un animal y se la llevaran le dolía el corazón.

Y ese no fue el final.

Incluso después de que se la llevaran, Alicia tendría que seguir viviendo confinada en algún lugar.

Pasaría su vida bajo la atenta mirada de la casa imperial, con sus habilidades suprimidas por su reliquia sagrada.

Incluso podría estar en una habitación sin una sola ventana.

La probabilidad de que se les negaran visitas era alta.

Después de todo, ella era la persona en la revelación acusada de intentar destruir el imperio. Quién sabe qué personajes desagradables podrían unirse a su lado para contribuir a la caída del imperio.

Significaba que Alicia tendría que pasar su vida encerrada en algún lugar, sola y solitaria.

El mero pensamiento le hizo rechinar los dientes.

Un sabor metálico llenó su boca como si le hubiera mordido la mejilla.

El duque giró lentamente la cabeza para mirar a Alicia.

Sus ojos se encontraron.

Sus grandes ojos parecían aterrorizados para cualquiera que los viera. Sus pestañas que temblaban constantemente eran prueba de ello.

Pero.

Alicia forzó una leve sonrisa y asintió.

—Estoy… bien, padre. Es orden del emperador, así que no hay nada… nada que podamos hacer.

Su voz, decidida, temblaba como la de una cabra.

—Alicia.

Damian también se giró para mirarla.

Su rostro estaba lleno de innegable agonía.

—Hermano.

—No podemos dejarte ir.

—…Tengo que ir. Ya lo sabes, hermano.

—Por favor, Alicia...

Su voz suplicante estaba llena de desesperación.

Una sola lágrima rodó por sus ojos enrojecidos.

Al ver las lágrimas de su hermano, Alicia tuvo que morderse el labio.

No quería mostrarse llorando ahora, cuando estaba a punto de irse.

—Es hora de irse ahora.

Detrás de la conmovedora escena familiar, el investigador habló con voz fría.

La actitud de los caballeros imperiales que lo acompañaban era repugnantemente indiferente.

El duque, mirando a sus hijos llorosos, miró al investigador con el rostro lleno de ira.

—¿Y si nos negamos a dejarla ir?

—¡Padre!

Alicia llamó al duque alarmada por sus palabras, que tenían implicaciones peligrosas.

No quería que la familia corriera peligro por su culpa.

El investigador miró a Alicia y luego miró fijamente al duque.

—Entonces, la Casa Valentine será inmediatamente tildada de traidora.

—¡N-No! ¡No hagas eso! ¡Iré... iré ahora mismo!

Sorprendida por la mención de que su familia había sido tildada de traidores, Alicia gritó alarmada.

Parecía lista para moverse en cualquier momento, pero no podía.

Damian, sujetándola del brazo, no la soltó.

—Déjame ir, hermano. ¡Damian!

No importa cuán desesperadamente llamó, no hubo respuesta.

Por mucho que luchara, no podía moverse ni un centímetro.

En cambio, Damian la abrazó aún más fuerte, quien les había dado la espalda a los caballeros para poder abrazarla.

Mientras tanto.

La mano del duque se movió lentamente hacia la funda de su espada.

En la silenciosa quietud, la tensión era tan palpable que todos los ojos se centraron en su mano.

Si esa mano agarrara siquiera la empuñadura de esa espada, y si la espada saliera siquiera ligeramente de esa vaina...

Sería un acto abierto de traición.

El duque estaría desenvainando su espada contra el investigador imperial que estaba aquí para promulgar la ley imperial.

Los caballeros imperiales también alcanzaron lentamente las vainas de sus espadas.

«Quizás tengamos que enfrentarnos a un maestro de la espada.»

Incluso mientras tragaba secamente, nadie retrocedió ni huyó.

¿Cuánto tiempo había pasado?

En ese momento se escuchó un sonido proveniente de la funda de una espada no identificada.

—Deteneos.

En medio de ese silencio asfixiante.

La voz de alguien había cortado el aire.

Una voz lo suficientemente convincente como para captar la atención de todos.

 

Athena: En realidad, quiero ver la reacción de todos con la revelación. Su comportamiento, qué va a pasar.

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Capítulo 179

Estoy cansada de ser transmigrada en libros Capítulo 179

El día que Cassion debía partir, cesó la nevada tardía que había estado cayendo durante todo el día.

E incluso la nieve acumulada se derritió con el sol, lo que hizo que fuera un día cálido.

Era como si celebraran la partida de Cassion.

Había una multitud frente a la puerta principal de la familia Carter para despedirlo.

Eran los miembros de la casa ducal y sus sirvientes.

«Como era de esperar, el primer Joven Maestro encaja perfectamente con la familia ducal. Incluso el cielo parece estar de acuerdo.»

Eso es lo que pensaron los sirvientes, con los ojos paralizados en el inusualmente claro cielo invernal.

Sus miradas, revoloteando, se fijaron en la familia ducal mientras la duquesa hablaba.

—Cuídate.

Su suave voz transmitía la calidez de la preocupación.

Dando un paso adelante, la duquesa palmeó el brazo de Cassion con manos temblorosas.

—Te estaremos esperando, así que promete que regresarás sano y salvo. ¿Está bien, Cassion?

Su vínculo, tierno y afectuoso a pesar de no compartir sangre... Pero las dos partes sabían perfectamente bien que todo era sólo una simulación.

Un caparazón vacío de preocupación sin una pizca de sinceridad.

Cassion, sonriendo levemente, sostuvo la mano que le acariciaba el brazo.

Mientras lo envolvía suavemente con ambas manos, su expresión brevemente parpadeó de incomodidad.

—No te preocupes, madre. Regresaré sano y salvo, especialmente por ti.

Su rostro sonriente parecía mucho el de un hijo confiable.

—Hermano.

—Sí, Leo.

Detrás de la duquesa apareció Leo.

Aprovechando el momento, la duquesa apartó la mano de Cassion y se hizo a un lado.

—Buen viaje, hermano. Ten cuidado en la meseta de Skarm. No se sabe mucho sobre su terreno. —Leo extendió su mano—. No te vendría bien tener un accidente.

Mientras decía esto, su tono tenía una mezcla de advertencia y "preocupación".

Obviamente, fue más de lo primero.

Cassion miró fijamente a su medio hermano menor, luego sonrió y le estrechó la mano.

—Gracias por tu preocupación. Regresaré sano y salvo... por tu bien también.

Cuando terminó su apretón de manos, Cassion le dio unas palmaditas en el hombro a Leo.

Un gesto generalmente de un mayor a un menor.

«Este molesto bastardo.»

Pero sólo por hoy.

Leo, rechinando los dientes, sonrió y asintió.

Por fin.

Este era el adiós definitivo.

Entre la duquesa y Leo, surgió el duque, apoyado en un bastón.

—Cassion.

—Sí, padre.

—Espero que pases la segunda prueba con éxito. Tenemos grandes esperanzas puestas en ti.

Su voz se mezcló con genuina satisfacción, a diferencia de los dos anteriores.

Sin responder de inmediato, Cassion observó al duque que tenía delante. Su padre, ahora notablemente más demacrado y enfermo que hace apenas unos meses.

«...Leo, Eiane.»

Cassion murmuró internamente.

Días antes, Rosetta había insinuado que el empeoramiento de la salud del duque se debía a Leo y la duquesa.

Que lo habían ido envenenando poco a poco.

Era extraño cómo un hombre sano se había deteriorado tan rápidamente.

Ese día, Rosetta también le regaló un antídoto a base de plantas elaborado por Logan.

Era un desintoxicante que neutralizaba naturalmente el veneno cercano.

No pudo revertir el daño ya causado al cuerpo ni las toxinas acumuladas.

Pero al menos, conseguiría eliminar el veneno consumido ese mismo día.

Al recibir el antídoto, Cassion reflexionó.

Usarlo o no usarlo.

Fue un pensamiento cruel.

Su padre siempre había sido duro y nunca lo había tratado como a un hijo.

Siempre se apresuraba a regañarlo por ser "innecesariamente débil" cada vez que enfrentaba problemas.

Francamente, Cassion no consideraba a este hombre como su padre.

Toda su vida, siempre se sintió como si estuviera a la deriva en un vasto océano, y su padre nunca consideró su situación.

Aun así, a los pocos días recibió el antídoto.

Cassion cedió y cumplió con su deber como ser humano decente. Mezcló el antídoto con las plantas del dormitorio de su padre.

—Sí. Estaré a la altura de tus expectativas.

Él sonrió levemente con su respuesta un tanto demorada.

—…Volveré pronto. Mantente saludable, padre.

—Estás haciendo un gran escándalo cuando estarás fuera por sólo unos días.

El duque se rio de buena gana en respuesta.

Lamentablemente, su comportamiento era parecido al de cualquier padre corriente.

Era doloroso que nunca antes le hubiera mostrado este lado, ni siquiera por un momento.

Después de despedirse del duque, Cassion montó en su caballo.

Desde el momento en que abandonara la residencia ducal, viajaría solo a caballo.

—Bueno, entonces me iré.

Con ese último adiós, el caballo avanzó lentamente.

Cuando el sonido de los cascos se aceleró, la figura de Cassion rápidamente se alejó en la distancia.

Aquellos que observaron su figura alejarse finalmente regresaron a sus respectivos lugares cuando ya no estaba a la vista.

Todos menos Leo.

Se quedó quieto en el espacio ahora vacío, mirando en silencio el camino que había tomado Cassion.

Finalmente, una sonrisa torcida apareció en sus labios.

—Buen viaje, Cassion.

Sin embargo, seguía siendo incierto si realmente regresaría sano y salvo.

—Me pregunto cómo estará Cassion.

Rosetta, sentada cerca de la fría ventana, pensó para sí misma.

Mientras permanecía perdida en sus pensamientos durante mucho tiempo, al otro lado de la habitación, Diana inició cautelosamente una conversación mientras arreglaba hábilmente la ropa de cama.

—¿Estás pensando en sir Maxwell… no, en Lord Cassion?

—Sí. Ya es el tercer día desde que Cassion se fue y todavía no hay noticias.

Su voz era tranquila, pero sus palabras contenían notablemente inquietud.

—...Sólo han pasado tres días.

—Cada día parece un año.

—Que Milady diga tal cosa… —Diana murmuró incrédula, sacudiendo la cabeza—. Aun así, no se preocupe demasiado. Lord Cassion es fuerte, aunque no tanto como usted, Milady... En muchos sentidos, creo que todavía no está a la altura de usted. Pero de todos modos, Sir Carter es bastante poderoso.

—Eso es cierto. Pero…

El problema era que los enemigos no eran menos formidables.

—Confiemos y esperemos. Si es necesario, todos nos apresuraremos a ayudarlo, ¿verdad?

—¿No sería eso hacer trampa?

El comentario de Rosetta sorprendió a Diana, quien luego hizo una expresión exageradamente sorprendida.

—...Dios mío, ¿realmente estamos preocupados por eso?

La exageración en la voz de Diana era bastante adorable.

Rosetta se rio en voz baja y asintió de todos modos.

—Eso es cierto.

—¿Bien? Ah.

Mientras hablaba, Diana pareció recordar algo y rebuscó en su bolsillo.

—¿Qué es?

—Bueno, llegó esta extraña carta y la guardé. Vine a dárselo, pero me distraje ordenando la cama…

Su voz se apagó cuando Diana sacó un sobre de su bolsillo.

—¿Una carta extraña?

—Sí. Se siente pesada, pero no tiene ningún remitente escrito. Aquí lo tiene.

Rosetta tomó el sobre de manos de Diana.

Aunque estaba sellado, se sentía pesado.

Parecía poco probable que contuviera una carta normal y corriente, a juzgar por su grosor.

Urien, tal vez.

Era una suposición plausible.

La llegada de una carta anónima coincidiendo con la ausencia de Cassion probablemente no fue una coincidencia.

De ser así, sólo había una persona capaz de tal acto.

Urien.

—Bueno, entonces le dejo con eso. Llámeme si necesita algo.

Al ver que la expresión de Rosetta se oscurecía mientras examinaba la carta, Diana se disculpó con tacto.

Al quedarse sola, Rosetta abrió lentamente el sobre.

Primero, algo pequeño y brillante cayó del hueco abierto.

Rosetta extendió la mano y lo recogió.

—¿Qué diablos?

Su voz estaba teñida de perplejidad.

El objeto en cuestión era un collar.

Un collar que, notablemente, rezumaba poder mágico.

Desconcertada por el enigmático contenido que apareció desde el principio, la mirada de Rosetta volvió al sobre.

Después de colocar el collar sobre el escritorio, comprobó el contenido restante.

«¿Un cuaderno?»

Lo que había dentro del sobre resultó ser una libreta.

Al parecer, fue esto lo que le dio al sobre su peso significativo.

Rosetta examinó el cuaderno del tamaño de la palma de la mano y su expresión se endureció al ver un nombre familiar escrito en la portada.

“Katie”.

Un nombre no deseado.

Sin embargo, eso le hizo querer abrir el cuaderno inmediatamente.

Rosetta hojeó rápidamente el cuaderno.

Página tras página, una tras otra.

De principio a fin.

—…Cielos. Qué es esto… ¿Qué es esto?

Con cada página menguante del cuaderno, el rostro de Rosetta se ponía más rígido.

El cuaderno era un diario escrito por Katie hace más de veinte años.

Detallaba cómo habían cambiado Alicia y Rosetta.

La ira brotó dentro de ella.

Pensar que la muerte de su madre no fue una mera enfermedad sino por los efectos secundarios de una droga.

Traicionaron a su madre, quien las trataba a ambas como hermanas, por dinero y poder.

La llevaron a la muerte.

Y descaradamente la cambiaron a ella y a Alicia, engañando al duque y su familia.

Como si el inmenso dolor que causaría a los restantes no les importara.

—...Ah.

Sus manos temblaban de rabia, pero necesitaba mantener la compostura.

Era crucial decidir qué hacer con esto primero.

Si se descubre descuidadamente, podría convertirse en un asunto bastante problemático.

Y luego.

«¿Quién podría haber enviado esto?»

Una vez más, Urien parecía el probable sospechoso.

Ella no sabía cómo lo sabía, pero él también era consciente de que Alicia y Rosetta habían sido intercambiadas al nacer.

Sin mencionar que previamente había usado este hecho para plantar pesadillas en la mente de Alicia.

Pero.

«¿Cómo terminó esto en manos de Urien?»

Era desconcertante.

Era un diario de hacía dos décadas de la niñera que había sido ejecutada por la Casa Valentine.

Cómo acabó en posesión de Urien era un misterio.

Sin embargo, su contemplación duró poco.

O, mejor dicho, no podría durar mucho.

Mientras Rosetta miraba fijamente el cuaderno que tenía en la mano, perdida en sus pensamientos, se escuchó un fuerte golpe en la puerta.

Antes de que pudiera siquiera pronunciar una palabra para entrar, la puerta se abrió abruptamente.

—¿Diana?

La persona que apareció fue Diana.

A diferencia de hace unos minutos, su rostro ahora estaba lleno de urgencia y ansiedad.

—¿Qué pasa, Diana? —preguntó Rosetta, levantándose lentamente de su asiento.

Una sensación de inquietud llenó la habitación, acompañada por la respiración jadeante de Diana.

Y, como era de esperar.

—Señorita. Hay problemas. Han irrumpido investigadores de la corte imperial.

La inquietud no era simplemente ansiedad.

 

Athena: Buff... Van a tener que salvarse solos, Cassion y Rosetta.

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Capítulo 178

Estoy cansada de ser transmigrada en libros Capítulo 178

—¿Me llamaste, padre?

Unos días después de recibir la noticia de que Cassion había obtenido la carta de aprobación final, por una razón que aún no sabía, mi padre me llamó a su oficina.

—Ah, estás aquí.

Mientras miraba alrededor de la oficina que no había visitado en mucho tiempo, mi padre se movió para sentarse en el sofá. Sobre la mesa ya estaban preparadas dos tazas de té.

—Siéntate.

—Sí —respondí y me senté frente a mi padre.

Ambos bebimos nuestro té.

Durante un rato ninguno de los dos dijo nada.

Supongo que la situación también era incómoda para mi padre, pero las miradas ocasionales que me lanzaba sugerían que tenía algo que decir.

…Bueno, entonces no había elección.

Supongo que le corresponde al menos incómodo romper el silencio.

—¿Para qué querías verme?

—…No es mucho. He notado que has estado saliendo mucho últimamente.

—¿Yo?

¿Salir… mucho?

Ahora que lo pensaba, después del baile sí que salí un par de veces.

Salí un par de veces para conseguir las cartas de aprobación de Cassion.

Me reuní con Evelyn y después de recibir la carta de aprobación de la Casa Riddle, fui a ver a Blanca.

Y luego, de manera un tanto inesperada, terminé teniendo que recibir otra carta de Blanca, así que fui a verla otra vez.

Las dos últimas veces pude encontrarme con Cassion a solas, pero sólo porque quería e insistí.

En realidad, sólo estaba inventando excusas para verlo.

Quizás fueron tres veces en total que salí.

No era frecuente, pero normalmente no salía mucho. Entonces, a otros les podía parecer mucho.

Padre añadió apresuradamente cuando ni lo confirmé ni lo negué:

—No te estoy criticando. Ahora eres un adulto y tienes derecho a salir cuando quieras.

—Gracias. Pero entonces, ¿por qué estoy aquí…?

Si no era para regañarme, ¿por qué me convocaron?

Padre se aclaró la garganta y finalmente fue al grano.

—Escuché que el hijo mayor de la familia Carter pasó la primera prueba el día del baile.

¿La noticia ya le había llegado?

La nobleza siempre tuvo sus maneras de hacer circular información rápidamente. Asentí en respuesta.

—Esas son buenas noticias.

—Sí, lo es. Pero…

Hizo una nueva pausa, aparentemente luchando por continuar.

Me di cuenta de lo que mi padre quería preguntar.

«Tiene curiosidad sobre mi relación con Cassion.»

Aunque había apretado los dientes y fingió ser engañado en el baile, ya debía saber que Cassion y Maxwell eran la misma persona.

Dado el aumento de mis salidas desde entonces, debía sospechar que estaba viendo a Cassion.

«Supongo que cree que voy a encontrarme con Cassion.»

Con ese pensamiento, fingí inocencia e incliné la cabeza.

—¿Pero por qué?

No había necesidad de incriminarme.

Mi padre me miró en silencio por un momento, luego sacudió la cabeza y miró hacia otro lado.

—No es nada.

Al final, mi padre no preguntó sobre mi relación con Cassion.

En cambio.

—No te involucres demasiado en nada demasiado peligroso.

Me dejó un breve consejo.

—Sólo espero que no te pongas en peligro. Sé que no tengo derecho a decir esto ahora.

Con un murmullo casi como una ocurrencia tardía, observé en silencio a mi padre antes de preguntar:

—¿Sientes pena por mí?

La pregunta inesperada pareció tomar a mi padre con la guardia baja, su ceño se frunció no por ira sino por lo que parecía más bien dolor.

Ah, ¿mi padre siempre fue tan expresivo?

En medio de estas curiosas reflexiones, llegó su respuesta.

—Sí. Lo lamento.

—Entonces, ¿me has aceptado como tu familia por eso? ¿Porque sentiste pena?

Ante mis preguntas directas, mi padre se frotó la frente como si le doliera y sacudió la cabeza.

—No es eso. Simplemente reconocí mi propia tontería. Mis disculpas hacia ti son sólo una parte de eso.

Honestamente, estaba tan avergonzada y sonrojada como él.

Aunque fui yo quien preguntó, nunca imaginé tener una conversación así con mi padre.

Pero no pude parar.

—¿Eso significa que no te importa quién era mi madre?

—Sí, no importa quién sea tu madre, sigues siendo mi hija.

Fue una especie de confirmación y tranquilidad.

—Gracias, padre. Por favor, nunca olvides ese sentimiento.

Por si acaso. Sólo tal vez.

En el futuro, incluso si se sabía que Alicia y yo fuimos intercambiadas al nacer, para que nadie saliera lastimado.

—Por favor.

Incluso para mis propios oídos, mi última palabra sonó sumamente seria.

Mi padre me miró con una expresión ligeramente desconcertada antes de asentir lentamente en respuesta.

—Está bien, lo prometo.

Unos días después, a pesar de los comentarios sobre mis frecuentes salidas, ya estaba saliendo nuevamente.

—Bueno, supongo que ahora tengo permiso para salir libremente.

Una vez más, Cassion fue el motivo de mi salida.

Ambos caminamos por un sendero apartado del que Blanca nos había hablado.

Aunque el viento todavía era frío, ninguno de los dos éramos particularmente susceptibles al frío, así que no importó.

Después de intercambiar algunas palabras sobre nuestro bienestar y vida cotidiana, me detuve y saqué algo que había traído.

—Aquí, un regalo.

—¿De repente?

—Sí, de repente.

El regalo que le presenté fue un collar.

—¿Se siente como si hubiera algo de magia en ello?

—Así es. No es un collar cualquiera sino una herramienta mágica. Una colaboración entre la Casa Riddle y Blanca.

Le expliqué mientras ponía el collar alrededor del cuello de Cassion.

Cassion se dio la vuelta y me permitió ponérselo.

—Estás a punto de partir pronto para la segunda prueba. Preparé esto como una forma de desearte un buen viaje.

—¿Puedo preguntar qué hace?

—Es un amuleto protector. En un momento crítico de peligro absoluto, te protegerá una vez.

—¿Sólo una vez?

—Sí, sólo una vez.

—¿Qué lo desencadenará?

—No sé.

Le di un par de palmaditas ligeras a la espalda de Cassion, indicando que había terminado de ponerme el collar.

Cuando se giró para mirarme de nuevo, sus ojos se llenaron de preguntas.

—¿Tampoco sabes qué lo desencadena?

—No. Ni siquiera los que lo hicieron lo saben. Parece un poco aleatorio, pero dijeron que el efecto está garantizado.

Cassion asintió, todavía con una ligera expresión de duda, pero aparentemente algo convencido.

—Si la Casa Riddle y la Señora lo dicen, entonces su efectividad está asegurada.

—¿Bien?

—…Pero, ¿estás segura de que quieres darme algo tan valioso? ¿No sería mejor que lo conservaras?

Habló con preocupación. Así como me preocupaba que Cassion se fuera, él parecía preocupado porque yo me quedara atrás.

Sin embargo.

—Lo siento, pero como he dicho muchas veces, yo...

—Sí, creo que soy yo quien necesita más preocupación.

No pude evitar reírme del tono algo resignado en su voz.

Pero esta vez, mi preocupación por Cassion fue especialmente grave.

—No se puede evitar. Tú eres el que va solo a un lugar que obviamente está lleno de trampas.

—…Eso es cierto.

El día que Cassion recibió la tercera carta de aprobación, se comunicó conmigo a través del cristal de comunicación.

—Obtuve la tercera carta de aprobación, pero... algo se siente mal.

—¿Qué ocurre?

—La persona que me lo dio es del lado de Leo.

Eso era ciertamente extraño. Si incluso Cassion estaba tan seguro, entonces significaba que se sabía públicamente que la persona estaba "del lado de Leo"...

¿Por qué una persona así haría todo lo posible para entregar la carta?

¿Sin que siquiera te lo pidan?

—...Leo y Urien deben estar detrás de esto.

—Yo también lo creo.

Mientras respondía en voz baja, Cassion estuvo de acuerdo. ¿Pero por qué?

¿Por qué harían algo que beneficiaría a Cassion?

Podrían haber encontrado otra manera de obtener la tercera carta de aprobación, pero no era seguro.

Quizás el juicio habría terminado en la primera etapa si no se hubiera recibido la carta final.

¿Por qué le darían la carta y permitirían que Cassion llegara al segundo juicio…?

Hice una pausa en mis pensamientos y me di cuenta de algo.

El segundo juicio.

Sí, querían asegurarse de que Cassion llegara sano y salvo a la segunda prueba.

Cassion, el lugar para la segunda prueba está bastante apartado, ¿no?

Cuando pregunté casualmente, el rostro de Cassion mostró comprensión.

Él respondió sombríamente,

—Sí, muy apartado.

—¿Y tienes que pasar el juicio solo?

—Correcto.

—Entonces está claro que planean tratar contigo allí.

La segunda prueba fue, en muchos sentidos, la condición ideal para ellos.

Una zona apartada, Cassion solo, y tenía una misión que cumplir.

—¿Pero realmente pondrían una trampa tan obvia?

—¿Hmm?

—Si fuera yo, habría utilizado a alguien menos sospechoso de estar de mi lado, en lugar de alguien conocido por ser mi aliado.

En efecto.

El punto de Cassion era válido.

Después de todo, una trampa era más efectiva cuando no era obvia.

Sin embargo, anunciaban abiertamente que el segundo juicio era una trampa.

Esto significaba una cosa.

Tienen confianza.

Si nos daríamos cuenta o no, estaban lo suficientemente seguros de que no importaba.

De repente, sentí que ésta podría ser la última batalla.

Si estaban saliendo con tanta valentía, probablemente vieron esto como la última oportunidad, la última oportunidad.

Y, aunque no le dije a Cassion...

«Quizás no estén apuntando solo a Cassion con esta oportunidad. Si Cassion está solo, significa que hay una persona menos a mi lado.»

Cerré los ojos con fuerza.

De todos modos, era realmente exasperante.

Perdida en viejos recuerdos, mi expresión se volvió seria sin que me diera cuenta.

—¿Rosetta?

Ante la cautelosa llamada de Cassion, rápidamente compuse mi expresión.

Mostré una sonrisa y toqué mi cuello.

—Y yo también tengo algo para mí.

Casualmente mostré lo que había agarrado.

De ella colgaba una delicada cadena de plata con un adorno verde.

Antes de que la mirada de Cassion se profundizara, volví a guardar el collar debajo de mi ropa.

—¿Qué…?

—Oh nada. Sólo algo para darle un buen golpe al enemigo.

—¿No es peligroso?

En lugar de responder, simplemente me encogí de hombros y puse ligeramente mi mano en la mejilla de Cassion.

Su rostro frío instintivamente se inclinó hacia mi mano.

Aunque era mucho más alto, siempre era tan adorable.

—No te preocupes y cuídate, ¿vale? Vuelve sano y salvo. No te lastimes. No mueras.

Ante mi petición bastante sombría, Cassion se rio y asintió.

Su gran mano cubrió la mía, que acunó su mejilla.

—Por supuesto. Sin tu permiso, no me atrevo a lastimarme ni a morir. Y…

—¿Y?

—Cuando regrese, también tengo un regalo para ti. Así que definitivamente regresaré.

—Oh, eso no es bueno.

Sus palabras sonaron demasiado como una bandera de la muerte, y murmuré sin pensar.

—¿Eh?

—Nada, no es nada.

Por suerte, Cassion no pareció oírlo. Sacudí la cabeza y respondí:

«Bueno, después de todo... Ya que mi objetivo es alterar la historia original. Si estoy interrumpiendo la historia original, también debería poder interrumpir una bandera de la muerte.»

Sonreí con picardía y presioné mis labios contra los de Cassion.

Después de un beso profundo, pasamos un rato charlando ociosamente.

Mano a mano.

Caminando lentamente por el largo camino.

Tal vez, sólo tal vez.

Este podría ser nuestro último día, pero ninguno de los dos lo señaló.

Simplemente esperábamos en silencio que el final de este camino nunca llegara.

Que podríamos recorrer este camino juntos, durante toda la noche.

 

Athena: ¡No va a morir! Esto no tiene el tag de tragedia. Espero. Por otro lado… en fin, si Rosetta no va a guardar resentimiento, yo tampoco. Al menos el duque y Damian lo intentan y veo coherentes sus actuares. Señor, tu hija va a ser la futura duquesa Carter, no hay nada que hacer.

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Capítulo 177

Estoy cansada de ser transmigrada en libros Capítulo 177

—Eiane Carter…

Los ojos rojos de quien murmuraba temblaron incontrolablemente, impactados por el inesperado nombre que había surgido.

—Mi madrastra… No, esa mujer. ¿Tenía tal conexión contigo?

Ante la voz asombrada de Cassion, Blanca pareció tranquila, como si hubiera anticipado tal reacción.

—Lo estoy revelando ahora, pero tengo que admitir que no acepté la propuesta de la dama ducal sólo por curiosidad.

—¿Nos estaba utilizando para vengarse de la duquesa Carter? —preguntó Rosetta.

—La venganza es una palabra demasiado grandiosa. Después de todo, fui yo quien vendió el veneno y Gail fue quien lo tomó. Además, Gail y yo no éramos tan afectuosos como para vengarlo. Sin embargo.

Sus labios, que hasta entonces habían respondido suavemente, se detuvieron momentáneamente.

Tocó el anillo en su dedo anular izquierdo.

—Pero, bueno, de alguna manera esperaba que esa mujer fuera un poco infeliz.

El poder que tanto deseaba, hasta el punto de matar a su amado.

¿Qué clase de cara pondría esa mujer al darse cuenta de que al final nunca podría comprenderlo? Blanca sentía un poco de curiosidad por eso.

—Blanca.

—¿Sí?

Los ojos desenfocados de Blanca se volvieron hacia Rosetta, quien la había llamado.

Rosetta la miró en silencio, aparentemente dudando de algo. Blanca entrecerró levemente los ojos e inclinó la cabeza, indicándole a Rosetta que hablara sin preocupación.

Rosetta movió los labios en silencio, pero luego negó con la cabeza.

—No. No es nada.

La pregunta subió a la punta de su lengua, pero no se atrevió a preguntar.

«Blanca, ¿realmente no amabas a ese hombre?»

Había preguntas en este mundo que era mejor no plantearse.

Blanca se encogió de hombros con una leve sonrisa.

—Oh, qué aburrido.

Luego tomó su copa y terminó el vino restante.

Tal vez hablar de viejos cuentos le había secado la garganta.

Justo como la noche en que Gail cayó en su sueño eterno.

Después de la agitada cena, Cassion y yo caminamos por una calle escasamente poblada.

Fue un breve paseo, en dirección a donde esperaba el cochero.

El resplandor del atardecer había sido consumido hacía mucho por la larga oscuridad del invierno.

—Nunca imaginé que ella tuviera una historia así.

—Bien. Nunca había oído hablar de que mi madrastra... tuviera un amante antes de casarse. —Cassion murmuró pensativamente.

Incluso si Cassion hubiera sido tratado como un paria, era sorprendente que él, que llevaba el apellido “Carter”, nunca hubiera oído hablar del antiguo amante de Eiane.

De hecho, la “solución del pasado” de la duquesa Carter debía haber sido bastante efectiva.

Con la persona en cuestión muerta, la gente poco a poco se olvidó de “Gail”. Con sus huellas borradas, sus recuerdos también se desvanecieron.

En cuanto a la mujer que lo amó apasionadamente en su juventud, era evidente.

Y la mujer que ahora vive su vida luciendo un anillo que nunca fue suyo parece recordar todavía a “Gail”.

Sacudí la cabeza, deteniendo ese hilo de pensamientos.

Aunque Blanca había compartido la historia ella misma, mostrar demasiado interés parecía inapropiado.

En lugar de insistir en los asuntos de otras personas, mencioné los nuestros.

—De todos modos, de alguna manera hemos conseguido dos cartas de aprobación, ¿verdad?

—Así es. Sólo el restante es el problema ahora.

—¿No tienes a nadie en mente? Alguien que podría estar dispuesto a escribirte la última carta.

Cassion pareció reflexionar en silencio por un momento antes de negar con la cabeza.

—No, tampoco tengo una gran familia por parte de mi madre. Mi madre se casó con mi padre en contra de los deseos de mucha gente.

Cassion se rio con autodesprecio.

No fue su culpa, pero parecía como si hubiera hecho algo mal.

Agarré con fuerza la mano de Cassion.

Podía sentir su mirada sobre mí.

—Está bien. Encontraremos una manera de obtener esa carta de aprobación. Y sobre tu familia extendida…

—¿Qué?

—La familia de tu futura esposa es bastante respetable, ¿no?

Medio segundo después de mi comentario burlón, su reacción fue deliciosamente evidente, sonrojándose desde el cuello hasta las orejas. Se cubrió la cara con la mano vacía y luego exhaló un suspiro nervioso.

Finalmente, se rio entre dientes y asintió.

—Eso sonó casi como una confesión. Se siente muy bien escucharlo.

—Es una confesión. Así que siéntete aún mejor.

Respondiendo con calma, tiré del cuello de Cassion y lo acerqué más.

Tomado por sorpresa, el hombre parpadeó sorprendido.

Su cara desconcertada era tan linda que sonreí y hablé.

—Después de que todo haya terminado y te conviertas en duque, te lo diré correctamente.

Sí, después de que todo termine.

Cuando Urien, Leo o cualquier otro ya no pudiera estorbarnos.

En ese momento en el que esta miserable y trágica novela, contra todo pronóstico, finalmente llegra a un final pacífico.

El rostro de Cassion se puso serio.

Él acunó mi mejilla con una ligera sonrisa.

—Estoy deseando que llegue.

Con ese tono alegre de su voz, mezclado con risa, Cassion pronto se inclinó y me besó.

Fue una noche excepcionalmente hermosa.

—De verdad… ¿logramos conseguirlo?

Cassion murmuró con voz algo perpleja, mirando el papel sobre su escritorio.

Sus dedos golpearon ligeramente el fino papel.

La "carta de aprobación" estaba escrita en un lugar destacado donde se tocaban sus dedos.

Así como Rosetta dijo que de alguna manera encontrarían una manera de obtener la carta, hoy, después de unos días, la carta final de aprobación que necesitaban estaba en sus manos.

—Pero ¿por qué esta persona...?

Y de un individuo realmente inesperado.

Vizconde Hamilton.

Había venido personalmente a la residencia ducal para entregarle el acuerdo a Cassion.

…Y era uno de los partidarios destacados de Leo.

Mientras tanto, casi al mismo tiempo.

Después de entregar las tres cartas de aprobación y salir de la habitación de Cassion, Hamilton todavía caminaba dentro de la residencia ducal.

Sus pasos se detuvieron en un lugar bastante alejado de la habitación de Cassion, frente a la oficina de Leo.

Tragando saliva con dificultad, Hamilton llamó con cautela a la puerta.

—Adelante.

Al entrar con permiso, Leo, sentado con sus largas piernas cruzadas, lo saludó con ojos penetrantes.

Un escalofrío lo recorrió momentáneamente, pero Hamilton rápidamente se compuso y se inclinó profundamente.

—Según sus instrucciones, le entregué la carta de aprobación a Sir Cassion.

—Ah, bueno. Lo has hecho bien.

Leo respondió brevemente y luego pareció perder el interés, retirando la mirada.

Se sintió como un despido silencioso.

—Odiaría irme así.

Las oportunidades para una reunión individual con Leo no eran comunes.

Además, después de todo, Leo había ordenado a él entregar la carta de aprobación a Cassion, cumpliendo con su deber para con él.

Quería causar una impresión más duradera mientras tuviera la oportunidad.

Y albergaba algunas preocupaciones.

—Um…

Ante la llamada tentativa de Hamilton, Leo miró con una mirada penetrante.

El hombre tragó saliva antes de continuar.

—Hice lo que Su Señoría me indicó. Pero, sinceramente, estoy preocupado. ¿Qué pasa si otros asumen que apoyo plenamente al joven maestro mayor... incluso cuando no apoyo a nadie más que a usted, joven duque?

Fue un halago transparente, pero no desagradable de escuchar.

El título “joven duque” tampoco era desagradable.

—Huu, no hay necesidad de preocuparse por eso. Puedes irte ahora.

Cuando Leo respondió con una voz más amable, Hamilton sonrió y asintió.

—Escucharle decir eso me tranquiliza. ¡Para mí, es el único futuro duque!

—Está bien, lo entiendo, ahora continúa.

Sabiendo demasiado de cualquier cosa podía ser tan malo como muy poco, Hamilton abandonó la habitación en ese momento.

Sus pasos al alejarse parecieron especialmente ligeros.

Al quedarse solo, Leo miró fijamente la puerta cerrada, luego suspiró profundamente y cerró los ojos.

—Fingiendo estar tranquilo, pero preocupado, ¿no?

Al oír la voz, sus ojos se abrieron de golpe.

Leo giró su silla, mirando hacia la fuente de la voz.

Entre la estantería y la ventana, en un rincón de la pared, había un gran espejo.

En lugar de reflejar la imagen de Leo, apareció otro rostro.

Daniel Freesia.

—¿Era necesario entregar una carta de aprobación de este lado?

Leo, que había estado observando en silencio a Daniel, habló.

En verdad, la idea de darle la carta a Cassion se originó en Daniel.

Leo simplemente lo había seguido.

Pero no le sentó nada bien.

Se sintió disgustado, como si sin darse cuenta le hubiera hecho un favor a Cassion.

—Si no hubiéramos llegado a un acuerdo, habría fracasado simplemente en el primer juicio.

Entonces, tal vez sin necesidad de pasar por el segundo y tercer juicio, podrían haberlo derribado en el primero.

Ante la insatisfacción de Leo, Daniel sonrió en silencio.

—Sí, realmente podría haber fracasado en la primera prueba. Tal vez tanto que no habría llegado al segundo.

—Entonces, ¿por qué demonios?

—Es por eso.

—¿Qué?

Leo, desconcertado por el comentario críptico, preguntó más.

—Temiendo que no pudiera llegar al segundo juicio, llegamos al acuerdo.

Leo guardó silencio.

Parecía como si hubiera una respuesta o un plan predeterminado en la mente de Daniel, y Leo se sintió tonto por interrogarlo en voz alta.

Decidió que sería mejor quedarse callado y escuchar de qué se trataba este “plan”.

Al darse cuenta de esto, Daniel se rio levemente y continuó.

—Si eliminamos a Cassion en el primer juicio, seguirá siendo una espina clavada en tu costado… ¿No sería mejor matarlo por completo?

Daniel tenía razón.

Incluso si era frustrante entregarle a Cassion la solución a la primera prueba prácticamente en bandeja de plata, seguramente seguiría siendo un impedimento si no se hubiera hecho esto.

Ahora que mucha gente conocía su presencia, ya no sería fácil eliminarlo mediante cualquier plan a medias.

—¿Hay alguna manera de matar a Cassion en el segundo juicio?

—Quién sabe. Pero he oído que el lugar donde se celebrará el segundo juicio es bastante remoto. Me refiero a la meseta de Skarm.

Bajó la voz como si estuviera compartiendo un secreto.

—Lo suficientemente remoto como para que a nadie le parezca extraño que alguien muera allí.

Cuando Daniel dejó de hablar, mostró una sonrisa radiante.

A pesar del escalofrío que le recorrió la espalda, Leo se encontró imaginando la meseta de Skarm en su mente.

Un páramo sin fin.

Y encima, Cassion...

Sufrir una muerte miserable.

La idea era tan estimulante que su cabeza zumbaba de retorcido deleite.

Los ojos de Leo brillaron con una intención desenfrenada.

Frente a su descarada ambición, Daniel sonrió en silencio una vez más.

—Sí, seguro que hay que matarlo.

Con eso, Rosetta...

 

Athena: Os va a salir el tiro por la culata. No vais a matar a Cassion. Si no os mata él a vosotros antes, lo hará su futura mujer, nuestra diosa Rosetta. ¡Qué linda que ya le dijo que serán marido y mujer!

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Capítulo 176

Estoy cansada de ser transmigrada en libros Capítulo 176

Hace más de veinte años.

Enviada sola al imperio, Blanca pronto tuvo que casarse con un hombre al que acababa de conocer por primera vez.

No hubo ceremonia de boda.

Después de todo, se trataba esencialmente de un matrimonio con fines de "experimento", por lo que una ceremonia no sería más que una pérdida de dinero.

Así, muy silenciosamente, al nombre de Blanca se le añadió el apellido “Robert”.

—Encantado de conocerte. Soy Gail Robert.

Su marido era un hombre llamado Gail Robert.

Joven, con gafas, alto y guapo. Él también era amable.

Él le enseñó el idioma imperial, que ella no conocía, y personalmente la instruyó en la etiqueta de la nobleza imperial.

Él nunca se reía ni se enojaba cada vez que ella cometía errores.

—Todo el mundo es inexperto al principio, no te desanimes. Lo estás haciendo bien.

Más bien, él siempre estaba alentador, preocupado por cómo se sentía ella.

Pero como marido, no era un buen hombre.

Era la peor clase de marido.

Porque ya tenía una mujer a la que amaba.

Gail bebía a menudo. Casi todas las noches.

Y cada vez que bebía, gritaba el nombre de esa mujer.

Su voz, anhelando a una mujer de su pasado, era profundamente triste.

Un día, borracho, soltó una perorata delante de Blanca.

De lo mucho que amaba a esa mujer, de lo feliz que era en aquel entonces y de lo cruelmente que ella lo había abandonado.

—…Ella dijo que yo no valía nada. Ella dijo que me amaba, pero no fue suficiente. Quería poder más que amor. Sólo quería que fuéramos tranquilamente felices, pero ella no lo hizo.

—¿No puedes olvidarla? Ella te dejó.

—Ella hizo. Pero ella dijo que me amaba hasta el final. No puedo olvidar esa cara, ni siquiera en mis sueños. Mi padre, disgustado por mí, me obligó a este matrimonio... Ah, lo siento. Lo siento. ¿Que estoy diciendo? Sólo soy… Lo siento mucho.

Siguió murmurando disculpas.

Su voz se hizo más débil y el vaso se le resbaló de la mano inerte.

Mientras la bebida derramada empapaba el suelo y el borracho se quedaba dormido, Blanca lo observaba en silencio.

«Lamentable.»

Tanto él como ella.

Lástima por el hombre atormentado por un amor inolvidable a pesar de haber sido abandonado... Y lástima de sí misma, al darse cuenta de que este hombre nunca la amaría, ni siquiera muerta.

—Pensé que podría mejorar algún día.

Por muy poco amor que comenzara el matrimonio, ella pensaba que las cosas podrían mejorar si vivieran juntos.

Era un buen hombre, así que tal vez no fueran una mala pareja en el futuro.

Esperaba que, como acababan de vivir, algún día pudieran convertirse en una pareja normal.

Pero con esa confesión de borracho, cualquier débil esperanza se hizo añicos por completo.

Día tras día, era la misma rutina.

El hombre, Gail, seguía siendo amable, pero siempre añoró a su antiguo amante y Blanca siempre se sintió sola.

Aparte de su marido, nadie se preocupaba por ella.

Los sirvientes sutilmente la ignoraron y los magos que la habían comprado perdieron el interés cuando no hubo noticias de un hijo entre la pareja.

Cada vez que Gail la miraba, él tenía una expresión extraña y se disculpaba.

Sin darse cuenta de que sus disculpas sólo la hacían sentir más miserable.

Estaba vacío.

Después de un momento, todo era simplemente vacío.

La vida parecía tan aburrida que parecía la muerte.

«¿No hay algo emocionante?»

Ese fue el primer paso que la llevó a un gremio secreto.

En busca de algo que la hiciera sentir, terminó en los callejones traseros, donde aprendió sobre el gremio.

Como a nadie le importaba especialmente su paradero, nadie sabía lo que hacía.

Incluso Gail no indagó más cuando Blanca dijo que saldría un rato.

Y así, se sumergió en las actividades del gremio.

Siempre velada para ocultar su identidad, frecuentaba el gremio que había creado.

Como era una bruja, aprovechó sus habilidades y gradualmente expandió el gremio.

Buscando más emoción. Buscando más diversión.

Ese era su único objetivo.

Incluso hizo y distribuyó pociones que no deberían haberse creado.

Estaba mal, pero en ese momento, la "emoción" era su único salvavidas.

Fue por esta época cuando conoció a 'Logan', el hijo de un boticario local.

De todos modos.

Un día, mientras vivía en busca de excitación, ocurrió el hecho que más hizo que la sangre corriera por sus venas.

Esa mañana llovió mucho.

A pesar de la lluvia torrencial, tuvo que asistir a la segunda boda del duque, por lo que fue un día agitado.

Regresó a casa, cenó temprano y se quedó dormida.

Se despertó con el sonido de un trueno cuando la oscuridad lo envolvió todo.

—…Tengo mucha sed.

Al despertar, sintió una sed insoportable, intensificada por el sonido de la lluvia.

Al alcanzar la jarra de su habitación, la encontró vacía.

Los indiferentes sirvientes nunca se molestaron en rellenarlo rápidamente.

Blanca se puso un chal sobre los hombros y salió de su habitación.

Después de beber un vaso de agua en la cocina, regresó por el pasillo oscuro.

Sus pasos se detuvieron al notar algo.

Una tenue luz se filtraba desde la habitación de Gail.

«¿Está todavía despierto?»

El descubrimiento de la luz y el repentino deseo de darle las buenas noches fueron pura coincidencia.

O tal vez fue el destino.

Blanca caminó hacia la habitación de Gail.

Llamó suavemente, pero no hubo respuesta.

Lo intentó de nuevo.

—Gail, ¿estás dormido?

Llamó en voz baja, pero nuevamente no hubo respuesta.

Algo se sintió mal.

Una intuición inusual se agitó dentro de ella, los sensibles instintos de una bruja le provocaron un escalofrío en la espalda.

Blanca abrió la puerta con cautela y encontró a Gail dormido en la penumbra.

Ella suspiró aliviada.

Era simplemente que ella era demasiado sensible.

Incluso se rio para sí misma.

Blanca se acercó silenciosamente a Gail, con la intención de cubrirlo con una manta ya que se había quedado dormido sin ella.

Su rostro dormido parecía pacífico.

Sus párpados, bien cerrados, no mostraban movimiento.

…Sin movimiento alguno.

Ni sus ojos, ni su nariz, ni sus labios.

No había pulso en su cuello.

Nada en absoluto.

Se quedó allí, completamente quieto, sin respirar ni un solo suspiro.

—¿Gail?

La extraña e inquietante sensación regresó y la envolvió.

A pesar de su llamado, él no abrió los ojos.

Blanca extendió la mano lentamente.

—Gail, despierta.

Ella sacudió su cuerpo frío, pero no hubo respuesta.

Gail estaba dormido.

—Gail... ¡Gail!

Permaneció dormido y nunca más volvió a despertar.

Unos días más tarde.

Se celebró el funeral de Gail. La causa de la muerte se consideró suicidio por envenenamiento.

Dijeron que se había encontrado un frasco de veneno de repuesto en su cajón.

Blanca miró fijamente el cajón donde se había encontrado el veneno.

El conde ya había tomado el veneno.

Lo único que quedó en el cajón fue un pequeño estuche para anillos.

Extendió la mano y recogió el estuche.

Dentro había un anillo de mujer, de diseño idéntico al que Gail siempre llevaba.

“A mi amada.”

—Después de todo, no era para mí.

Se le escapó una risa hueca mientras leía la inscripción en el estuche.

Blanca probó tranquilamente el anillo en su dedo anular izquierdo.

Aunque claramente no estaba destinado a ella, se ajustaba perfectamente a su dedo, casi de manera absurda.

Ella se dio la vuelta, todavía usando el anillo.

Si nunca iba a llegar a su dueño previsto, tal vez estaba bien que ella se lo quedara.

Poco después del funeral de Gail, su padre, el conde Robert, la llamó.

—Lo siento, Blanca.

Esa fue su primera declaración.

El conde comenzó con una disculpa inapropiada y luego le pidió el divorcio de su hijo.

Un divorcio de un hombre muerto, una situación tan absurda.

Sin embargo, el conde Robert estaba decidido y desesperado.

—No debería haberlo hecho. Odiaba ver a mi hijo colgado de una mujer, así que lo obligué a casarse. Cuando escuché que estaban buscando marido para ti, me pareció perfecto. Pero estaba equivocado. No fue justo para ti ni para Gail… No debería haberlo hecho.

Su último arrepentimiento se derramó en lágrimas.

El conde se arrodilló ante Blanca.

—Deseo arreglar las cosas.

Expresó su deseo de liberar a Gail, de darle la libertad de añorar en paz a su antiguo amante.

Aunque no podía traerle a la mujer del pasado de Gail, al menos quería que el lugar junto a su hijo estuviera vacío, para poder ser libre de añorar a su amada.

Blanca asintió sin comprender. No brotaron lágrimas.

El conde Robert, habiendo quitado el apellido “Robert” a Blanca, le dio una cantidad considerable de riqueza.

Añadiendo que debería acudir a él si alguna vez necesitara algo.

El comportamiento autoritario y prepotente del conde no se veía por ninguna parte.

Ahora, él era sólo un padre que había perdido a su hijo.

Antes de abandonar la finca del conde, Blanca hizo una petición.

—Quiero ver el veneno.

Quería ver con sus propios ojos el veneno que le había quitado la vida a Gail.

¿Qué le había cortado el aliento tan abruptamente?

Era un sentimiento similar al de querer ver el rostro de un enemigo.

El conde vaciló un momento, luego metió la mano en el bolsillo y sacó un pequeño frasco.

—Dijeron que era un veneno no identificado. Quizás lo consiguió en algún mercado negro.

Con un murmullo amargo, Blanca tomó el frasco y de repente se desplomó en el suelo, con la mente en blanco.

Era un veneno que ella había hecho.

«Cómo pudo pasar esto…»

Sólo había vendido veneno una vez.

Había vendido otras pociones, como aquellas que aumentaban la posibilidad de embarazo o controlaban su momento, pero solo había hecho y vendido veneno esa vez.

Pero ¿cómo pudo su propio veneno haber acabado matando a su marido?

«¿Quién lo compró...?»

De repente, un recuerdo pasó por su mente pálida: el día en que había vendido el veneno.

—¿Para qué necesitas el veneno?

Mientras entregaba el producto terminado, la mujer que lo compró respondió con rostro tranquilo.

Para resolver un pasado problemático.

Las lágrimas corrieron por su rostro ante el vívido recuerdo.

Se puso de pie y le preguntó al conde.

—El nombre de la ex amante de Gail... ¿era “Eiane”?

Al oír el nombre “Eiane”, los ojos del conde se abrieron como platos.

Él asintió lentamente.

Blanca se tapó la boca y vomitó.

Gail no se había suicidado.

Fue un asesinato disfrazado de suicidio.

Es posible que él mismo hubiera ingerido el veneno, pero alguien más había obligado a Gail a tomarlo.

Eiane.

La mujer que había comprado el veneno ese día.

Cada vez que Blanca visitaba el gremio, cambiaba el color de su cabello con magia y se cubría el rostro con un velo.

Eso debió haber impedido que la reconocieran, pero ella reconoció instantáneamente a esa mujer.

Ella era una persona que recientemente había ganado fama en los círculos nobles.

Eiane.

Eiane Carter.

La segunda esposa del duque Carter y…

«La mujer que abandonó a Gail.»

La antigua amante de Gail, a quien tanto había echado de menos, no era otra que Eiane Carter.

 

Athena: Hoooooostia. Todos los cabos sueltos se van uniendo. Maaadre mía.

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Capítulo 175

Estoy cansada de ser transmigrada en libros Capítulo 175

—¿Podría ser que sea el mismo Sion en el que estoy pensando?

Evelyn preguntó sorprendida, a lo que Rosetta respondió.

—No estoy segura de en qué Sion estás pensando, Evelyn, pero si te refieres al “Sion” cuyo nombre tomé prestado, entonces sí, es él.

—¡Dios mío!

Evelyn se levantó de su asiento, incapaz de contener sus abrumadoras emociones, y rápidamente hizo una reverencia.

—¡Es un honor conocerle!

Para ella, Rosetta y el hombre conocido como “Sion” siempre habían sido sus benefactores y los de su familia.

La dama ducal decía a menudo: "Si Sion no nos hubiera prestado su nombre, invertir habría sido difícil. Es realmente una bendición”.

—No hay necesidad de eso, Lady Evelyn. Después de todo, la propuesta inicial fue hecha por la propia Lady Rosetta.

—Pero si no hubiera prestado su nombre, la inversión nunca se habría realizado. Y la cantidad que invirtieron fue significativa.

Poco después de que Rosetta comenzara a invertir, una persona llamada Sion también expresó su deseo de invertir.

Quería ayudar al ver los esfuerzos diligentes de la familia Riddle.

La cantidad fue sustancial, lo que ayudó enormemente a expandir el negocio.

Pero ahora, este Sion resultó ser Cassion Carter, a quien se pensaba que estaba muerto.

«Espera, ¿eso significa...?»

Su mente se aceleró con emoción.

Evelyn volvió a sentarse tentativamente, mirando nerviosamente a su alrededor.

Luego, preguntó en voz baja, como si compartiera un secreto.

—Entonces, ¿su señoría sabía desde el principio que Lord Carter estaba vivo?

—Es por eso que tomé prestado el nombre de Cassion y ordené su atuendo formal en la boutique Riddle con anticipación, ¿verdad?

Evelyn asintió solemnemente ante la indiferente respuesta.

—Me pareció extraño que estuviera usando ropa de la boutique de mi familia cuando apareció en el baile, joven señor. Sobre todo porque era el conjunto que Su Señoría había encargado.

El día del baile de mayoría de edad.

El atuendo usado por el hijo mayor del Ducado Carter era de la boutique Riddle.

Estaba muy segura de ello, ya que recordaba haber recibido el pedido especial para su producción por parte de la propia dama ducal.

¿Por qué Cassion Carter, que había regresado de entre los muertos después de seis meses, usaría ese atuendo? No sabía ella que detrás de ello se escondía semejante secreto.

—De verdad, muchas gracias. Dama ducal, señor ducal. Ninguna cantidad de agradecimiento sería suficiente.

Aunque Evelyn tenía muchas preguntas, repitió sus palabras de gratitud en lugar de investigar más a fondo los asuntos de los benefactores.

Rosetta sonrió satisfecha ante la actitud respetuosa de Evelyn.

—Evelyn.

—Sí, mi señora.

Rosetta tomó un sorbo de su té y luego fue directa al grano.

—Por eso te llamé aquí. Hay algo que me gustaría solicitar sobre el joven señor.

Evelyn tragó con nerviosismo y asintió ante el tono serio de Rosetta.

—¡Siempre que sea una petición suya, haré cualquier cosa!

Su determinación ardía tan ferozmente como una llama.

Rosetta, que vislumbró brevemente a Diana en el entusiasmo de Evelyn, sonrió y luego se compuso antes de hablar.

—¿Recuerdas la condición impuesta por el duque Carter el día de la ceremonia de mayoría de edad? ¿El que le preparó a este hombre?

—Ah, no lo recuerdo en detalle, pero recuerdo algunas cosas. Para ser reinstalado como candidato a sucesor, tendría que pasar por varias pruebas…

Cassion se enderezó mientras Evelyn murmuraba, su cuerpo tenso.

Después de intercambiar una mirada con Rosetta, Cassion habló.

—Sí, es cierto. Y la primera prueba es obtener cartas de aprobación de tres de las familias vasallas de la Casa Carter.

Ante las palabras de Cassion, Evelyn rápidamente comprendió lo que los dos querían pedirle.

Evelyn también se enderezó mientras miraba a Cassion, su rostro todavía rebosaba de determinación decidida.

—Deseo pedir la primera carta de aprobación del conde Riddle.

Incluso después de que Cassion hizo su pedido, la conducta de Evelyn no cambió.

Solo pasaron unos días después de reunirse con Evelyn para recibir la carta de aprobación del conde Riddle.

—Lo conseguimos mucho más rápido de lo esperado.

—Bien, pensé que habría más dudas.

Rosetta estuvo de acuerdo con el asombro de Cassion.

Concederle a Cassion la carta de aprobación significaba oponerse públicamente a Leo.

Habían pensado que podría haber más deliberación...

—Parece que no dudaron en absoluto —murmuró Rosetta, recordando el rostro ferviente de Evelyn.

—¡Por favor no te preocupes! ¡Me aseguraré de recibir una carta de aprobación de mi padre!

Su determinación fue realmente extraordinaria.

—Hemos superado un obstáculo, ¿no?

La oradora fue Blanca.

El lugar de encuentro fue una sala VIP del restaurante Blanca.

Como siempre se comunicaron con el conde a través de Blanca, naturalmente se dispuso que la carta de aprobación fuera entregada a través de ella.

—Sí, ahora sólo necesitamos resolver dos más.

Rosetta le entregó la carta de aprobación a Cassion.

—¿Tienes a alguien en mente para las dos cartas restantes?

Ante la pregunta de Blanca, tanto Rosetta como Cassion negaron con la cabeza.

—Honestamente, no puedo pensar en nadie específico. ¿Y tú, Cassion?

—Yo tampoco tengo a nadie en mente.

Les preocupaba si habría más personas dispuestas a ayudar a Cassion, dado que había muchos a favor de Leo y la duquesa.

Blanca, que había estado escuchando en silencio esta conversación un tanto autocrítica, sonrió.

Luego, levantó la mano para llamar su atención.

—¿Qué tal si me encargo?

Su mano, cubierta con guantes de encaje, revoloteaba junto a su cabello violeta.

—¿Estás sugiriendo que te lo encarguemos?

—¡Sí!

Blanca respondió con confianza a la sorprendida pregunta de Rosetta, su sonrisa rebosaba seguridad en sí misma.

Después de todo, Blanca siempre tuvo confianza.

—¿Tienes un plan?

—Mmm. No puedo prometer dos, pero creo que puedo conseguir una.

—¿Cómo es eso?

—¿Cuál es el plan?

La risa de Blanca se volvió más reservada en respuesta a sus preguntas simultáneas.

Apoyó los brazos sobre la mesa y apoyó la barbilla sobre ellos.

—Busquemos ayuda de alguien que vive como si estuviera muerto.

Su postura relajada y su misteriosa respuesta hicieron que Rosetta frunciera el ceño.

Blanca se rio en silencio y luego extendió su mano izquierda para llamar su atención.

Ambos siguieron su gesto y vieron un anillo prominente en su dedo anular izquierdo debajo del guante de encaje.

Movió su dedo anular varias veces para enfatizar su punto.

—Mi ex suegro, el conde Robert.

La reacción de Cassion fue la más sorprendida.

Parpadeó incrédulo antes de preguntar, un poco tarde:

—¿El conde Robert? ¿El que se retiró a su propiedad hace más de veinte años y nunca regresó?

—Exactamente. Y el Condado de Robert también es vasallo del ducado Carter.

Blanca casualmente dejó caer la impactante noticia y luego le guiñó un ojo.

—¿Entonces que dices? ¿Me lo encargarás?

La respuesta, por supuesto, fue "sí".

Aunque tenían esperanzas de obtener las dos cartas de aprobación de alguna manera, tenía sentido aceptar la ayuda de alguien cercano.

Inmediatamente después de escuchar la decisión de Rosetta y Cassion, Blanca rebuscó entre sus pertenencias, garabateó algo en una hoja de papel y llamó a un miembro del personal.

—Envía esto como un mensaje urgente a la propiedad del Conde Robert. Escribe “Blanca” como remitente.

—Sí, señora.

—Ah, y dile a la cocina que preparen el menú especial de hoy para tres.

—Sí, señora. Por favor disfrute su tiempo.

El miembro del personal respondió de manera concisa, tomó con cuidado la carta de Blanca y se fue.

La comida llegó poco después.

El menú de la cena temprana colocado ante cada uno de ellos era ternera.

Mientras comía, Blanca dejó de cortar la carne y habló.

—¿No vas a preguntar?

—¿Pregunta qué?

—Mi historia. Cómo una bruja de tierra extranjera acabó siendo nuera de un conde.

Era un tema bastante intrigante, ¿no?

Rosetta levantó la cabeza ante el susurro juguetón de Blanca.

Honestamente, sería mentira decir que no tenía curiosidad.

Tenía curiosidad.

Una bruja de un país extranjero no era alguien que uno encontraría simplemente en cualquier lugar. Y una bruja de un país extranjero que resultaba ser parte de una familia vasalla de los Carter era aún más rara.

—¿Estaría bien preguntar?

Ante la pregunta desinhibida de Rosetta, Blanca se rio de buena gana.

—Dama ducal, eres inesperadamente bondadosa. Por eso me gustas.

Blanca sonrió y se humedeció los labios con vino.

Cassion también se había detenido y escuchaba atentamente.

—Bueno, no fue un matrimonio por amor. Nada tan romántico,

—Eso es inesperado.

Sorprendida por la respuesta de Rosetta, los ojos de Blanca se abrieron como platos.

—¿Ah, entonces es así?

—Sí. Pensé que podría haber sido un amor apasionado, verte siempre usando el anillo.

—Jaja, todo lo contrario. Como mencioné cuando nos conocimos, no fue un matrimonio por amor, ¿verdad?

—Dijiste eso.

—Pensé que tal vez lo habías olvidado y casi me ofendí. De todos modos, es tal como dije. No hubo amor. Al principio, era sólo un experimento.

—¿Qué?

—¿Qué significa eso?

Los rostros de Rosetta y Cassion se endurecieron visiblemente ante su respuesta.

Ese término, "experimento", no era apropiado ni debía atribuirse a una persona.

Blanca se rio en silencio ante su reacción.

Ambos eran muy amables.

Continuó hablando con una suave sonrisa todavía en su rostro.

—Entonces, esto fue hace unos veinte años. Me vendieron de mi tierra natal al imperio. Las reconocidas familias de ascendencia mágica del imperio se habían puesto en contacto con mi tierra natal, conocida por sus brujas.

—¿Qué estás diciendo?

La expresión de Cassion se oscureció, tal vez porque se relacionaba con su familia.

Blanca tamborileó con los dedos sobre la mesa y sus ojos perdieron lentamente el foco, como si se sumergieran en recuerdos profundos.

—¿Cómo sería un niño nacido de una bruja y un mago? Los magos del imperio querían experimentar con eso.

El silencio fue pesado.

Incluso sin oír el resto, la situación era imaginable.

Pero Blanca continuó como decidida a terminar su relato.

—La gente de mi pueblo pensó que era una buena idea y me enviaron al imperio. Fue a cambio de dinero de los magos del imperio. Allí me casé con un hombre que nunca había conocido antes.

—Suena como un grupo de desgraciados bastardos.

Rosetta, que había estado escuchando en silencio, intervino sin rodeos.

Blanca se rio a carcajadas, golpeando la mesa. No estaba claro si era una exageración o simplemente su hábito, incluso con las lágrimas acumulándose bajo sus ojos.

Blanca se secó las lágrimas con el dedo y volvió a humedecerse los labios con vino.

—Ahora, aquí viene lo más destacado.

Sí, este fue el verdadero punto culminante.

Un momento destacado de su vida que nunca olvidaría, una historia única en la vida.

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Capítulo 174

Estoy cansada de ser transmigrada en libros Capítulo 174

—¿Has estado bien?

Cassion me saludó mientras subíamos al carruaje.

Esperé hasta que se sentó frente a mí y el carruaje arrancó suavemente antes de responder.

—Por supuesto que he estado bien.

—Pareces muy feliz de verme.

—Sí, lo estoy. Supongo que me gustas más de lo que pensaba.

—¿Sabes que tienes talento para poner nerviosa a la gente?

—Lo sé. Entonces, Cassion, ¿no me extrañaste?

—…Sí. Con locura.

—Oh, pero me alegro de que no estés realmente enojado.

Mientras reía, Cassion me miró juguetonamente antes de unirse a la risa.

Sus palabras sobre extrañarme eran sinceras.

Aunque sólo habían pasado diez días desde el baile, parecía como un año, tal vez porque estaba acostumbrada a estar con él todos los días.

Había formas de comunicarme a través de la esfera de la comunicación, pero me abstuve, considerando cuánta atención atraería Cassion, que inesperadamente regresó con vida, de Leo y su madre.

Incluso hoy, tuvimos que buscar seguidores constantemente hasta que abordamos el carruaje en nuestras respectivas ubicaciones.

—Entonces, ¿cómo está reaccionando tu familia? Deben estar ocupados dándole la bienvenida a su hijo que regresó, ¿verdad?

—Si. Mi madrastra parece haber envejecido una década en tan sólo unos días. —Cassion respondió en broma.

Me encogí de hombros con satisfacción, sintiendo que finalmente se parecía al villano que debía ser.

—De hecho, en el baile, su rostro se puso pálido como un fantasma. Especialmente cuando derrotaste a esos monstruos.

—Es gracias a tu aviso. Por cierto, quería preguntar. ¿Cómo supiste que aparecerían monstruos en el baile?

Antes del baile le había enviado una carta a Cassion, que estaba en el hotel.

Era una advertencia de que podrían aparecer monstruos en el baile.

Si me preguntara cómo lo sabía...

—Lo acabo de hacer. Era un lugar lleno de gente. Además, la mayoría de ellos habían visto a los monstruos durante el festival de caza.

Era un entorno demasiado perfecto para lograr el mayor efecto con la menor cantidad de monstruos.

—Urien no perdería una oportunidad tan buena.

Habría desatado a los monstruos para avivar aún más las sospechas sobre mí y al mismo tiempo elevar el estatus de Leo.

Ya que Leo tenía que compartir la fama que debería haber ganado en el festival de caza con “Maxwell”.

Bueno, resultó ser un desastre otra vez.

Pensar en cómo había engañado a la familia Carter y a Urien me hizo sentir complacida.

Pero el baile tampoco fue del todo satisfactorio.

—Ni siquiera pudimos bailar una vez debido a esos monstruos, ¿verdad?

No pudimos bailar.

Ya le había dicho a mi familia que tenía pareja, pero el baile terminó abruptamente, convirtiendo a mi pareja en un caso de “aquí pero aquí no”.

—Es cierto, eso es un poco lamentable. Pero no podríamos bailar en un lugar que apestaba a sangre, ¿verdad?

—Eso habría sido extraño.

—En lugar de eso, bailemos con todo el corazón en el próximo baile. ¿Qué hay sobre eso? —sugirió dulcemente, con los ojos brillantes.

Si todo salía según lo planeado, el próximo baile probablemente sería una celebración para anunciar a Cassion como heredero.

Pensando en ese día, me recliné en el asiento y susurré:

—Sí, la próxima vez bailemos hasta hartarnos. Por qué no.

Durante todo el viaje en carruaje hasta nuestro destino, continuamos nuestra conversación.

Principalmente nos preguntamos "¿quién podría haberse dado cuenta de que Maxwell y Cassion eran la misma persona?"

—¿Se dieron cuenta el duque Valentine y el joven duque?

Cassion preguntó algo nervioso.

Naturalmente le preocupaba la reacción de mi familia ya que, sin querer, habíamos engañado a todos.

Recordé la reacción de mi familia inmediatamente después del baile.

Naturalmente, con su aguda percepción, mi padre y mi hermano parecían haberse dado cuenta de que Cassion y Maxwell eran la misma persona.

Al regresar del baile, me preguntaron con cautela.

—El joven Lord Carter que apareció hoy. Él es tu caballero escolta, ¿no?

Con la pregunta de mi hermano, mi padre también envió una mirada de acuerdo.

Reflexioné sobre cómo responder, luego decidí fingir ignorancia.

Honestamente, esconder a un hombre proveniente de otra familia en nuestra casa no era exactamente loable.

—Bueno, si digo: “No sé de qué estás hablando”... ¿Me creerías?

Mi ignorancia descaradamente fingida hizo que mi hermano y mi padre se pusieran rígidos por un momento.

Rápidamente intercambiaron miradas y luego aceptaron por unanimidad.

Mi padre fue el primero en hablar.

—Ahora que lo pienso, tu caballero escolta tenía un lunar debajo del ojo.

—Sí, es cierto. Ahora que lo pienso, tu caballero escolta tenía las cejas más pobladas.

Lunares y cejas.

Tuve que morderme la lengua para no reírme de su torpe intento de fingir ignorancia.

Pero entonces,

—¿Sir Maxwell tenía un topo?

La pregunta inocentemente curiosa de Alicia hizo imposible contener la risa.

Recordé el día que me reí a carcajadas delante de mi familia y me encogí de hombros.

—No se dieron cuenta, ¿supongo?

—¿En serio? Eso es inesperado.

—Bien. Sorprendentemente les faltaba percepción.

Cassion no pareció estar de acuerdo.

—Bueno, nuestra familia pudo haber tenido suerte de no darse cuenta, pero otros deben haberlo hecho.

—¿Ese hombre?

—Sí. Urien se habría dado cuenta hace mucho tiempo. Es del tipo que estaría muerto sin sus agudos sentidos. Y si Urien lo sabe…

—Entonces Leo también debe saberlo.

La seriedad se hizo más profunda en sus ojos.

—Eso es probable. A estas alturas, ambos deben estar nerviosos. Así que ten cuidado.

—Tú también, ten cuidado.

—Al menos no vivo bajo el mismo techo que el enemigo.

—Aun así, ese bastardo es impredecible. Como para mí…

Cassion se detuvo y extendió su mano, señalando la mía. Puse mi mano sobre la suya y lentamente se la llevó a los labios.

—Nunca moriré a menos que tú me lo ordenes.

¿Dónde aprendió esas líneas?

Bueno, aún así.

—Eso es reconfortante.

Entrelacé mis dedos con los de Cassion y lo atraje hacia mí.

Impulsado por el movimiento, su otra mano se apoyó contra la pared al lado de mi cara.

Con un ruido sordo, nuestros rostros se acercaron abruptamente.

Rápidamente besé los labios del hombre sorprendido y luego sonreí.

—Ahora, ¿vamos y pasamos la primera puerta de entrada?

En una boutique de alta gama en la capital.

Este lugar fue la piedra angular del nuevo negocio de moda iniciado recientemente por la familia Riddle.

La tienda estaba administrada por la propia Lady Evelyn del condado de Riddle.

Fue un gran éxito.

A pesar de ser nuevo y funcionar estrictamente con cita previa, las reservas ya estaban completas.

Esto fue un testimonio de lo bien que les estaba yendo a los Riddle.

La boutique, que normalmente estaba llena de clientes todos los días, estaba cerrada hoy con un cartel de [Cerrado] colgado en la puerta.

Sin embargo, contrariamente a lo que indicaba el cartel, el interior de la tienda, oculto tras unas cortinas, estaba muy iluminado.

En el salón de recepción de la boutique.

Evelyn Riddle, la dueña de la tienda, había preparado dos tazas de té humeantes y seguía mirando hacia la puerta.

—Ella debería llegar pronto.

Esperaba que el té no se enfriara antes de esa fecha.

Su rostro estaba sonrojado con una mezcla de nerviosismo y anticipación.

Mientras jugueteaba con sus dedos temblorosos, esperó.

—¡Adelante!

Al oír el golpe, Evelyn instantáneamente se levantó de su asiento.

—Evelyn.

La persona que apareció en la puerta fue Rosetta.

—¡Su Señoría!

Evelyn se apresuró a saludar a su estimado invitado pero de repente detuvo sus pasos.

Porque miró fijamente al hombre alto que estaba detrás de Rosetta.

Los ojos de Evelyn se abrieron con sorpresa ante la inesperada llegada de esta persona.

—Lord… ¿Cassion?

No era otro que Lord Cassion Carter, objeto de recientes discusiones de alto perfil.

Sentada junto a Cassion, Rosetta escaneó brevemente el estado financiero que le entregó Evelyn y luego se lo devolvió al propietario.

Durante mucho tiempo había confiado los aspectos generales del negocio a la familia Riddle.

Después de todo, su función era simplemente invertir dinero en el momento y lugar adecuados.

—¿No va a mirarlo más?

—No, después de todo ya lo estás manejando bien. Confío en ti y en la Casa Riddle, Lady Evelyn.

Rosetta habló con una cálida sonrisa, lo que hizo que Evelyn se sonrojara y le devolviera la sonrisa.

Evelyn abrazó los documentos con fuerza, con un sentimiento de orgullo evidente en su gesto.

Pero este momento fue breve.

Los ojos de Evelyn miraron fugazmente a Cassion, que estaba sentada junto a Rosetta.

—Pero ¿por qué él...?

—Oh, llego tarde a presentarlo. Os estáis viendo por primera vez, ¿verdad? Este es Cassion Carter, el hijo mayor del Ducado Carter.

—Encantado de conocerte. Soy Cassion.

—Ah, encantado de conocerte. Soy Evelyn Riddle del condado de Riddle.

Las presentaciones, ya conocidas, se intercambiaron una vez más.

Evelyn parpadeó, todavía albergando preguntas sin resolver.

Rosetta, comprendiendo los sentimientos de Evelyn, sonrió sutilmente.

Tomó tranquilamente un sorbo de su té y luego, con indiferencia, soltó una bomba.

—Y esta persona aquí es Sion.

—Ah... Sion...

Evelyn también asintió con la cabeza, demasiado serena en su voz y expresión.

Pero su tranquila reacción no duró mucho.

Los ojos de Evelyn se abrieron lentamente.

Miró con incredulidad a Rosetta y Cassion y, finalmente, estalló una conmoción tardía.

—¡¿Q-Qué?! ¡¿Sion?!

Fue un shock, de hecho.

Sion.

Ese era el nombre del inversor utilizado en todos los documentos, supuestamente sustituyendo al nombre real de la dama ducal.

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Capítulo 173

Estoy cansada de ser transmigrada en libros Capítulo 173

—En efecto. Yo también creo que su afirmación parece bastante razonable.

La voz asertiva pertenecía al emperador.

El emperador, que había estado observando a Cassion con satisfacción todo el tiempo, se puso de su lado.

Cuando el emperador dio un paso adelante para hablar, la gente a su alrededor asintió apresuradamente y añadió sus propias aportaciones.

—Honestamente, las palabras del primer hijo son correctas.

—Sí, y, además, acabamos de presenciarlo. Con ese nivel de habilidad, podría convertirse en duque.

—Exactamente, ¿cuál podría ser el problema? Ahora él también puede usar magia.

—A primera vista, parece más capaz que el segundo hijo, ¿verdad…?

Con unas pocas palabras del pueblo, Cassion ya era un fuerte candidato a la sucesión del ducado.

Leo parpadeó.

Su cabeza daba vueltas.

Alguien que se había considerado nada se convirtió de repente en el mayor obstáculo de su vida.

Pensando que era una roca, la pateó, solo para descubrir que se convirtió en un trampolín y regresó.

Esto era algo que nunca esperó ni imaginó.

Sintió que la sangre le corría, pero perder la compostura no era una opción.

En tiempos de crisis, necesitaba mantener la calma y pensar.

Contemplando en silencio, Leo finalmente pensó en una manera de no ceder por completo al dominio de Cassion.

—…Pero, padre. Desafortunadamente, no podemos reincorporar inmediatamente a mi hermano como candidato a sucesor.

—¿Qué?

Con expresión incómoda, preguntó el duque, pero a Leo no le importó y continuó.

—¿No es por la tradición de la familia Carter? Para recuperar el estatus de candidato a sucesor después de perderlo, hay que pasar por algunas pruebas.

Este fue el último esfuerzo de Leo.

La larga tradición de la Casa Carter.

Para recuperar el estatus de sucesor después de perderlo, tendrían que someterse a varias pruebas.

Cerrando los ojos y contemplando, el duque levantó la cabeza y asintió.

—Ahora que lo mencionas, existe tal procedimiento.

—Sí, querido. Aunque el caso de Cassion es un poco especial… Aun así, no podemos ignorar las tradiciones de la familia, ¿verdad?

Ante la voz de la duquesa, que habló en el momento adecuado, Cassion se rio para sus adentros.

La mirada ardiente de Leo. La voz ansiosa de la duquesa, que no podía ocultar su impaciencia.

Todo esto era insoportable y absurdo.

Mientras tanto, el duque asintió.

Si ya tenía las calificaciones para ser el sucesor, pasar por algunas puertas debería ser muy fácil.

No había necesidad de violar la tradición.

—Sí, es cierto. Como todo el mundo ya está mirando, los testigos deberían ser suficientes.

Sonriendo, el duque enderezó su postura después de aclararse la garganta.

La gente esperaba ansiosamente las palabras que salían de la boca del duque.

Finalmente, la voz autoritaria del duque resonó en el tranquilo salón.

—Decreto una prueba para que Cassion Carter reclame su sucesión. Si Cassion pasa las tres pruebas, entonces, en ese momento, estableceremos a Cassion como el sucesor. Sin embargo, si no pasa las pruebas…

Los ojos del duque, que había estado mirando a Cassion, se dirigieron brevemente hacia Leo y regresaron.

—Anunciaré a Leo Carter como el sucesor del Ducado Carter.

Golpeó el suelo con su bastón dos veces.

La gente aplaudió y vitoreó ante este intrigante giro de los acontecimientos. Incluso el emperador se unió con una sonrisa benévola y aplaudió.

Cassion asintió gentilmente hacia esas personas.

«Justo como se planeó.»

No, funcionó incluso mejor de lo planeado.

Gracias a las acciones inútiles de Leo y Urien, la situación se volvió a su favor.

Acercándose a Leo con el rostro adornado de risa, Cassion extendió su mano.

—Independientemente de quién sea el sucesor, felicitémoslo y aceptémoslo con alegría, hermano menor.

En respuesta a la voz poco sincera de Cassion, Leo también tiró de las comisuras de su boca, forzando una sonrisa.

Luego, le estrechó la mano a Cassion.

—Sí. Cuenta conmigo.

Dos pares de ojos rojos, aparentemente similares pero diferentes, se miraban fijamente.

Ni siquiera las llamas ardientes podrían igualar la intensidad de sus ojos.

Así acabó el baile.

Sin embargo, incluso días después del baile, Leo no pudo calmar fácilmente su ira.

Era un asunto inevitable.

Sus dedos casi habían tocado la posición de un duque.

No, se habían tocado en algún lugar cercano.

Ahora, parecía como si hubiera caído en sus manos si hubiera extendido la mano un poco más.

Sin embargo, enfrentar la crisis de que se lo arrebataran justo en frente de él fue un trago amargo.

Fue atormentador ver a Cassion, que había regresado a casa, ya que no era el mismo Cassion de antes. Después de todo, si alguien te menosprecia, naturalmente le pagarás con la misma moneda.

El duque también se puso sutilmente del lado de Cassion, debido a sus impresionantes habilidades.

A medida que estos cambios se hicieron evidentes, incluso el hecho de compartir el mismo techo con Cassion comenzó a irritar a Leo.

Pasando unos días derrotado, explotó de emoción en el momento en que vio el rostro de Daniel.

—Tenías razón. Estaba enojado con la persona equivocada.

Daniel se encogió de hombros ante el tono tranquilo de Leo. Apoyándose en el marco de la ventana, miró a Leo.

—Bueno, todavía te ayudaré.

—¿Me vas a ayudar?

—Sí.

—¿Cuál es el truco?

Las primeras palabras que surgieron fueron esas. Era bastante razonable ya que Daniel, cn quien Leo había experimentado hasta ahora, no era alguien que ayudaría a otros por pura buena voluntad.

—¿Truco? Es duro llamarlo así cuando ayudo a alguien sin ningún motivo especial.

—De ninguna manera estás ayudando sin ningún motivo.

Con voz llena de sospecha, Leo miró fijamente a Daniel. Sin decir una palabra, Daniel sonrió en respuesta.

La sonrisa silenciosa se desvaneció tan silenciosamente como apareció, y su rostro inexpresivo parecía desprovisto de cualquier emoción.

Aunque Leo encontraba esta expresión con frecuencia, no podía acostumbrarse a la extraña sensación que le producía.

Daniel golpeó el marco de la ventana con las yemas de los dedos.

—Tu hermano, el que consideras un estorbo. Me recuerda un obstáculo similar que hemos encontrado antes.

—¿Quién?

—Maxwell.

Ante el nombre familiar pero fuera de lugar, Leo parpadeó.

—¿La escolta de la dama ducal?

—Así es.

—Pero ya confirmé su rostro. No era Cassion. —Leo respondió con firmeza, provocando la risa de Daniel.

Oh, este tipo tonto e ingenuo.

—Fuimos engañados. Porque Rita es… Tan adorablemente inteligente —susurró Daniel, sus palabras llenas de afectuosa astucia. Él sonrió y un modesto rubor apareció en sus mejillas.

Leo se encontró sacudiendo la cabeza nuevamente ante la vista.

«Loco bastardo.»

Sin embargo, en medio de estos pensamientos, había una extraña credibilidad en las palabras de Daniel, tal vez porque la energía que sentían en ambos era similar.

De repente, recordó las palabras de Rosetta en el baile.

—Oh. No es un sueño sino una realidad. Y ya es un inconveniente si así lo crees.

—Bueno, es porque podría haber aún más cosas oníricas por delante.

Ja. Entonces, ¿se había estado burlando de él en ese momento, burlándose de él sobre eventos futuros?

La irritación surgió al pensar en la mujer molesta, pero se obligó a mantener la calma.

No era tan tonto como para hablar mal de esa mujer frente al loco que parecía loco por ella.

En cambio, preguntó algo más.

—Entonces, ¿cómo vas a ayudarme?

—Son tres pruebas en total. Primero, obtener el acuerdo de las tres familias ducales. En segundo lugar, emprender el camino del dragón y obtener la iluminación. En tercer lugar, en presencia de otro candidato a sucesor, obtener su acuerdo o, en caso contrario, entablar un duelo para determinar el heredero…

Daniel se quedó callado por un momento. En el silencio, los ojos azules del hombre brillaron de manera inquietante.

—Durante las pruebas, de alguna manera surgirán oportunidades. Entonces… en ese momento, podrás matarlo. Y también necesito traer a Rita.

La idea de Rita escondiendo a ese bastardo a su lado, especialmente considerando los ocasionales intercambios afectuosos entre los dos, le revolvía el estómago.

Quería correr a buscar a Cassion y torcerle el cuello de inmediato.

«¿Por qué lo mantuvo a su lado?»

Era obvio.

Porque convertir a Cassion en duque en lugar de Leo fue, dicho sea de paso, torcer la trama de la novela original.

Parecía que ella y su hermana también se llevaban bastante bien.

¿Pero fue esa realmente la única razón?

Una vez más, surgió una oleada de ira.

Quería torcerle el cuello a ese tipo, cortarle la respiración y borrar su existencia sin dejar rastro.

Oh, no estaría mal matarlo delante de Rita.

De esa manera, no volvería a centrar su atención en otras cosas.

Cuando su madre murió, por un tiempo, los ojos de Rita se centraron únicamente en él.

Quizás, por miedo a que alguien más perdiera la vida por culpa de la propia Rita.

La mirada temblorosa ocasional que lo miraba era más hermosa que cualquier otra cosa.

Cuerpo, mente y mirada: todo ella le pertenecía enteramente a él durante ese tiempo.

Fue realmente un período feliz.

Bueno, si tan sólo pudieran volver a esa época.

Si pudieran volver atrás, nunca más…

«Sí, nunca más se debe perder la oportunidad.»

Una feroz tormenta de nieve comenzó a azotar el oscuro cielo nocturno.

—Bueno, para hacer eso… primero, necesito descubrir qué hacer con el extraño poder que posee Rosetta.

Las yemas de los dedos de Daniel volvieron a golpear el alféizar de la ventana. El golpeteo rítmico se detuvo de repente. En la oscuridad, sus ojos azules brillaban intensamente.

Los labios teñidos con una sonrisa dibujaron un arco refrescante.

—Ya tengo un método en mente para eso.

Varias caras pasaron por su mente.

Rosetta, Cassion, Alicia.

Tenía la intención de utilizar todos los medios a su alcance.

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Capítulo 172

Estoy cansada de ser transmigrada en libros Capítulo 172

Con las palabras de Cassion, el gran salón cayó en un silencio absoluto.

Sin embargo, sólo por un momento.

Se podían escuchar susurros aquí y allá.

—Dado que el hijo mayor ha regresado, su candidatura debería ser reinstaurada, ¿no?

—Sí, pensándolo bien, tiene sentido.

—Pensamos que Lord Leo se convertiría en el próximo duque, pero a este paso, ¿podría el primer hijo convertirse en duque?

—Oh, vamos. Ni siquiera puede usar magia. ¿Cómo puede alguien así convertirse en el próximo duque?

Además de la asombrosa demanda de Cassion, se podían escuchar las voces de la gente a su alrededor. Todo lo que la duquesa quería hacer era gritarles a esas personas que seguían pronunciando esas palabras apenas silenciosas.

Sus labios, que apenas reprimieron un grito, temblaron levemente.

Leo sintió lo mismo.

La creciente ira pareció quemarle la garganta.

«¿Qué? ¿Entregar la sucesión?»

Era la primera vez que Cassion pronunciaba esas palabras.

Alguien como Cassion Carter. Era imposible imaginarlo uniendo las palabras "ducado" y "sucesión" en una sola frase.

Sin embargo, aquí estaba él, exigiendo con confianza el puesto de Leo frente a tanta gente.

Y con tanta audacia.

Parecía como si su cabeza se hubiera descarriado después de despertar de entre los muertos.

¿Se olvidó de su lugar? Qué tonto patético y sin ninguna habilidad era.

Leo torció la comisura de su boca, acariciando suavemente el anillo que había sostenido en secreto en su mano hace unos días.

Recordó la conversación que tuvo con Daniel.

—¿Invocar a un monstruo con la ceremonia de mayoría de edad?

—Sí. El festival de caza no salió según lo planeado: tus logros se compartieron sin querer con otra persona. No fue una actuación lo suficientemente encomiable.

Mientras Leo recordaba los acontecimientos del festival de caza, no pudo contrarrestar las palabras de Daniel y tuvo que guardar silencio.

El plan del concurso de caza no tuvo el éxito esperado.

Se suponía que Leo se convertiría en el único héroe en la competición de caza.

Sin embargo, compartió el crédito con el caballero de Rosetta.

—Entonces, ¿volverás a crear una situación similar esta vez?

—La decisión es tuya. Pero esta vez tendrás que volver a demostrar tus habilidades de forma inteligente. Y…

Daniel cerró la boca y sonrió.

—¿Y?

—Y, a medida que los incidentes con monstruos se vuelvan más prominentes, será más fácil atraer a Rosetta.

La gente quedará sorprendida por el miedo, e incluso la familia imperial necesitará sacrificios para calmar a la gente en medio del caos.

En otras palabras, Rosetta Valentine se convertiría en su chivo expiatorio.

La lengua roja de Daniel se deslizó entre sus labios.

Leo, sintiendo un escalofrío, entrecerró los ojos.

En cualquier caso, este tipo era indudablemente inquietante.

—¿Cómo invoco a los monstruos?

—Toca el anillo cuando lo desees. Entonces, los monstruos escondidos entre la gente abrirán los ojos.

Con la voz de Daniel resonando en su mente, la mano de Leo, tocando el anillo, se detuvo.

Pronto, sombras azules indistintas comenzaron a balancearse en alguna parte.

Tomaron forma de personas y se revelaron entre la multitud.

Leo sonrió para sus adentros.

Entonces, un hombre gritó.

—M... ¡Monstruos!

Esa fue la señal del caos.

—¡¿Qué dijiste?! ¡¿Monstruos?!

—¡Ah!

—¡Salvadnos!

Los gritos comenzaron a brotar de todas partes.

La mayoría de los nobles reunidos aquí habían sido testigos de la terrible tragedia del festival de caza.

Los recuerdos volvieron como una presa rota cuando vieron los monstruos azules.

Si bien la cantidad de monstruos azules era pequeña en comparación con la competencia de caza, el pánico que se desató fue igualmente real.

Mientras tanto, encima del escenario del baile comenzaron los movimientos frenéticos.

El sorprendido emperador se levantó de su asiento y los caballeros imperiales que lo custodiaban rápidamente adoptaron posturas combativas en respuesta a la repentina situación.

Aunque habían circulado rumores de avistamientos de monstruos durante la competencia de caza, ver monstruos fue la primera vez para muchos.

Mientras tanto, la conmoción se desató sobre la pelota, lo que llevó al emperador a apretar el puño con determinación.

«Traición.»

El concurso de caza y el baile imperial.

Ambos eventos fueron organizados por la corona, y asistieron el emperador y otros miembros de la familia imperial.

Sin embargo, desatar repetidamente monstruos en tales eventos fue sin duda un acto de traición.

Justo antes de que el emperador, con el ceño fruncido, pudiera ordenar a la guardia imperial que lo rodeaba eliminar a los monstruos, alguien se movió más rápido que él.

Bañado por una luz azul parpadeante, que el emperador asumió que era una extensión de un monstruo, un hombre salió disparado hacia adelante y derribó a un monstruo en un movimiento único y fluido. Un grito estalló en ese momento también.

La gente no podía comprender lo que acaba de pasar. Sin embargo, como si estuvieran esperando la señal, salieron de su estupor y comenzaron a huir.

—¡Guoooh!

—¡Guuhk!

Con gemidos agonizantes, más monstruos colapsaron, derramando sangre azul. Los fragmentos de cuentas negras hicieron un ruido agudo al desmoronarse bajo los pies del hombre.

Cuando la situación se hizo evidente, las personas que habían estado huyendo atemorizadas contuvieron la respiración y centraron su atención.

El hombre tenía su pie con confianza sobre el cadáver del monstruo caído, y cuando el monstruo estaba a punto de intentar levantarse…

Mientras el hombre pisoteaba, una llama azul se elevó sobre el pecho del monstruo.

El monstruo no pudo ni siquiera gemir y se convirtió en cenizas, desapareciendo.

El silencio envolvió los alrededores. Ni una sola persona se atrevió a hablar.

La visión de un hombre cubierto de sangre azul invertida y llamas aún más azules era tan intensa que parecía mística.

Los brillantes ojos rojos del hombre brillaron vívidamente.

—¿Cómo diablos pudiste...?

En el silencio, la voz de alguien resonó en voz baja. La dueña de la voz era la duquesa.

En respuesta a sus palabras vacilantes, Cassion sonrió y recogió las llamas que adornaban su cuerpo.

Cassion tocó las cenizas del monstruo caído bajo su pie con un empujón y luego abrió la boca con una sonrisa maliciosa.

—Parecía peligroso, así que me moví por instinto.

—Pero tú… seguramente no puedes usar magia, ¿verdad?

—Oh, eso…

Los ojos de Cassion se agrandaron juguetonamente. Pasando lentamente por la mirada de aquellos que estaban dirigidos únicamente a él, Cassion abrió la boca tranquilamente.

—Resultó que mi maná había estado bloqueado todo este tiempo. Sin embargo, el shock del accidente que había sufrido hizo que volviera a fluir. Esto es… Todo gracias a ese misterioso accidente de carruaje.

Ante esa voz, tan teñida de diversión, Leo rechinó los dientes.

La sangre se le subió a la cabeza, dificultando la respiración.

Sin embargo.

—¡Cassion!

Las emociones que había reprimido estallaron explosivamente.

Una voz clara resonó en el gran salón.

Cassion. Cassion. Cassion.

Quienes observaban a Cassion alternaban sus miradas entre Leo y Cassion, siguiendo el eco.

Y pensaron.

El supuestamente fallecido Cassion Carter había regresado.

Además, con un inmenso poder en su arsenal.

El actual Cassion Carter no era el mismo Carter lamentable del pasado.

Bastante…

—Cassion Carter podría ser más adecuada para el papel del próximo duque.

La opinión pública cambió en un instante.

—¡Qué diablos está pasando!

Leo agarró a Daniel por el cuello y lo estrelló con fuerza contra la pared.

Daniel, golpeando la pared con la espalda, no cambió ni una sola expresión y encaró a Leo.

Luego, dejó escapar una pequeña risa.

—¡¿Por qué te ríes ahora?!

—Porque es divertido lo que estás haciendo.

Diciendo eso, Daniel sacudió ligeramente la muñeca de Leo. Después de enderezar su desaliñado cuello una vez, Leo, con una sonrisa maliciosa, mordió a Daniel.

—Más importante aún, ¿qué vamos a hacer ahora?

—¿Qué?

—Ese tipo ha regresado. Además, con tanto poder.

Daniel inclinó la cabeza hacia un lado.

Una expresión de pura duda surgió sobre su rostro justo e inexpresivo.

—¿Por qué sigues preguntándome sobre eso?

—¿Qué?

—Tratar con tu hermano es tu trabajo, no el mío.

Los labios de Leo se torcieron levemente y luego permanecieron cerrados.

No había nada que decir.

Daniel tenía razón.

Originalmente, lo que Daniel le prometió fue proporcionarle poder que le ayudaría a convertirse en el próximo duque.

Y, además, hacer suya a Alicia.

Originalmente, tratar con Cassion no era su responsabilidad.

El hombre ya enojado se frustró aún más.

Le palpitaba la cabeza.

«¿Cómo terminaron las cosas así?»

Hace unas horas, después del breve pero intenso incidente del monstruo durante el baile de mayoría de edad, Cassion pronunció esas palabras frente a tanta gente.

—Ahora que puedo usar magia, creo que también tengo derecho a la sucesión del ducado, padre.

El duque permaneció en silencio. Después de un momento de aparente contemplación, se rió y asintió.

—Sí, ese parece ser el caso.

La duquesa, que lo había estado apoyando, volvió la cabeza sorprendida.

—¡Querido!

Leo también miró al duque con ojos temblorosos.

Quería gritar que esto era absurdo, pero había demasiados ojos mirando.

Acababa de expresar su enojo hacia Cassion hace un tiempo, y si hacía otro movimiento, enfrentaría una reacción violenta de la multitud.

Además, incluso el emperador ahora estaba prestando atención.

Mientras también lucía una expresión de satisfacción.

Probablemente el duque también estaba al tanto de esto.

La situación era mala.

El duque habló lentamente.

—En mi opinión, la afirmación de Cassion parece válida. ¿No estás también de acuerdo, duquesa?

La duquesa cerró la boca ante el comentario mordaz. No tenía sentido intentar refutar algo aquí.

Apretando el puño, Leo sintió uñas afiladas clavándose en la palma de su mano.

—Bueno, parece que Cassion está cambiando de opinión ahora.

Era bastante esperado.

La molestia de su hijo había regresado con un poder tremendo.

No solo eso, sino que también mostró sus habilidades frente a muchas personas.

El emperador parecía complacido, lo que hizo que Cassion fuera aún más favorable a los ojos del duque.

Ésa era la clase de hombre que era.

Reconocería a las personas, incluso a los miembros de su propia familia, si fueran hábiles.

Después de todo, la habilidad era lo que le permitía obtener valor.

Y, en ese momento, el duque valoraba a Cassion más que a Leo.

La situación estaba en su peor momento.

 

Athena: Espero que tu caída sea majestuosa, Leo. Solo mereces la muerte y el sufrimiento.

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Capítulo 171

Estoy cansada de ser transmigrada en libros Capítulo 171

«No puede ser.»

En el momento en que todos vieron el rostro expuesto, ese fue el primer pensamiento que cruzó por sus mentes.

Pelo negro azabache. Ojos rojos vivos. Y una sonrisa inesperadamente lánguida.

«¿Cómo está él aquí? ¿Por qué diablos está él aquí?»

Ciertamente había muerto.

Leo, en estado de confusión, bajó la mirada con expresión perpleja, para luego levantarla nuevamente.

Quizás se preguntó si estaba viendo algo incorrectamente.

Sin embargo, como para refutar esta idea, la voz del heraldo siguió.

—E-Entrando, Cassion Carter… ¡del Ducado Carter!

Cassion Carter.

El nombre, pronunciado en labios de otra persona, golpeó la mente de Leo como un rayo.

Leo se dio cuenta de que todo esto no era un sueño ni una mera ilusión.

Era la realidad.

De hecho, la persona que creía muerta había vuelto a la vida.

Ja.

Risa o suspiro, no lo sabría decir, pero un suspiro se escapó involuntariamente.

Lo cierto es que tanto la risa como el suspiro estaban impregnados de ira.

«Por qué ahora, de todos los tiempos y hoy.»

Hoy fue el primer evento público desde que el duque comenzó a enfermarse.

Según el plan, era casi el clímax.

A partir de hoy, los rumores sobre la enfermedad del duque se difundirían rápidamente. Y luego…

—El sucesor debe ser anunciado pronto —decía la gente.

Si no hubiera un sucesor adecuado para esta situación, la familia podría estar en peligro.

Todo era perfecto.

Hasta que apareció otro candidato a la sucesión.

Leo levantó la mano y se masajeó la frente contorsionada.

Al mismo tiempo, ordenó sus pensamientos.

«Bueno, no importa.»

Pensando en ello, no había necesidad de agitarse. Independientemente del momento desfavorable, nada cambiaría.

Ya que él, Leo, era quien de todos modos se convertiría en el sucesor.

Ese fue un resultado inmutable predeterminado desde el momento de su nacimiento.

¿Cómo podía alguien que no podía usar la magia convertirse en el jefe de una familia de magos?

Sin embargo, la razón por la que Leo intentó matarlo fue simplemente porque lo irritaba. Sólo quería eliminar cualquier obstáculo potencial de antemano. Después de todo, Cassion nunca representó una amenaza real para mí.

«Aun así, deja una sensación de suciedad.»

Los acontecimientos inesperados no eran agradables en sí mismos.

—Oh, debes estar emocionado, ¿no?

Leo, que había estado perdido en varios pensamientos con una mente sensibilizada, giró la cabeza abruptamente ante la voz que de repente vino a su lado.

La voz pertenecía a Rosetta, que estaba frente a él.

Cubriéndose la boca con un abanico, lentamente alternó su mirada entre Cassion y Leo.

Sus ojos revelados sobre el abanico estaban redondos.

—Debe ser maravilloso que tu hermano, a quien creías muerto e incluso le celebraste un funeral, vuelva a la vida. ¿No es así, joven duque?

Ante el susurro añadido, la mirada de Leo se heló momentáneamente.

Fue porque la suave voz de la mujer sonaba como si se estuviera burlando de él.

Leo apretó los dientes una vez, luego retiró su mirada helada y asintió con la cabeza.

—Es como dices. Siento como si estuviera soñando ahora mismo.

—Oh. No es un sueño sino una realidad. Y ya es un inconveniente si así lo crees.

Fue una respuesta con un significado significativo.

—¿Qué quieres decir?

Con sospecha dirigida hacia ella, Rosetta se encogió de hombros.

—Bueno, es porque podría haber aún más cosas oníricas por delante.

Las cejas de Leo se alzaron momentáneamente y luego bajaron.

Tener que fingir ser Urien, quien supuestamente amaba a Rosetta, no fue fácil en la situación dada.

Especialmente esos ojos dorados. Esa mirada que parecía penetrarlo todo.

Mientras enfrentaba esa mirada, no había forma de evitar el estremecimiento y el malestar involuntarios.

Mientras continuaban intercambiando palabras, un hombre que había estado escaneando a las personas frente a la puerta cerrada comenzó a moverse lentamente.

Con cada paso que daba Cassion, la gente le despejaba el camino. Miradas silenciosas se aferraban a cada uno de sus movimientos.

Sin embargo, el protagonista que llamó la atención parecía bastante seguro de sí mismo.

Si el hombre había muerto y había vuelto a la vida, a juzgar por su expresión, parecía como si las personas a su alrededor hubieran muerto y vuelto a la vida.

El lugar donde se detuvieron los pasos de Cassion fue frente al duque Carter.

Ya pálido por la enfermedad, su rostro se volvió aún más blanco, y la expresión que no podía dominar del todo lo hacía parecer una persona desmayada.

La duquesa a su lado tenía una expresión similar, pero se recuperó rápidamente.

Mordiéndose los labios rojos una vez, abrió los ojos y habló.

—Como puede ser…

—Cuánto tiempo sin veros, padre, madre. Pido disculpas por llegar tan tarde.

Fue realmente un espectáculo digno de contemplar.

La gente se reunió alrededor de los tres en círculo. Rosetta también se movió con gracia.

—Ya que parece una conversación familiar, te dejo con eso.

Antes de mover los pies, dejó un comentario que Leo rápidamente se limpió de la cara con expresión áspera.

Aunque sus labios permanecieron en silencio, una gran cantidad de maldiciones se acumularon en la punta de su lengua.

Pronto giró la cabeza y se dirigió hacia la gente.

Como ocurrió con Cassion, por donde pasaba Leo, la gente le abría el camino.

Rosetta, con una ligera sonrisa, se mezcló con la multitud, enviando una sonrisa fugaz hacia Leo que se alejaba rápidamente.

—¿Por qué vuestra reacción es así? Pensé que me recibiríais más.

—Quizás simplemente estén sorprendidos, hermano.

Leo, que se había abierto paso entre la multitud y entró en el centro de la controversia, respondió así.

La mirada de Cassion lo siguió en silencio. Leo se acercó a la duquesa y rodeó sus rígidos hombros con sus brazos.

—¿Verdad, madre?

—Ah, sí. Todos pensaron que te habías ido sin decir una palabra...

La duquesa era una mujer perspicaz.

Siguiendo apropiadamente el ejemplo de Leo, se secó las lágrimas falsas con un pañuelo.

—Pero resultó que... estás vivo.

Con voz rígida, el duque apenas murmuró estas palabras.

Cassion los miró inexpresivamente y luego apareció una sutil sonrisa.

Mientras miraba a cada uno de los tres, un sentimiento renovado lo invadió.

¡Qué caras tan bienvenidas fueron éstas!

Bien. Había estado esperando este día durante tanto tiempo.

Vivir toda una vida a escondidas, flotando solo en el vasto océano de la vida.

Lo hicieron así.

Empujándolo hasta el borde de un acantilado, y como si fuera poco, apuntándole con un cuchillo a la garganta.

Como si ni siquiera fuera humano.

Provocando ese "accidente" de carruaje y ni siquiera organizando un funeral adecuado.

Frente a muchos, convirtieron a “Cassion Carter” en persona muerta.

Para ellos, él no era más que un molesto guijarro que rodaba por el suelo. Un guijarro que había que tirar.

Pero ahora ya no era un simple guijarro.

Si se atrevían a patearlo, él tenía fuerzas para romperles los tobillos.

Cassion sonrió cálidamente, dejando al descubierto sus dientes blancos y uniformes.

—De alguna manera logré sobrevivir y regresar así. Me alegro de que estés aquí para darme la bienvenida.

—…Si estuvieras vivo, deberías haber regresado a casa. ¿Sabes cuánto debieron esperarte mamá y papá?

Tras el tono descarado de Cassion, siguió la bravuconada contendiente de Leo.

La mezcla de reproche y anhelo en sus voces estaba tan bien expresada que involuntariamente provocó admiración.

—Hubo algunas circunstancias. Y escuché que se celebró un funeral. Mucha gente visitó el funeral, así que quería demostrar que estaba vivo también delante de mucha gente. Podría causar menos confusión más adelante.

Era una razón muy plausible. Era casi absurdo regañarlo más.

Mientras Leo y la duquesa elegían sus palabras, Cassion se acercó a Leo.

—Y.

Con un breve preludio, Cassion bajó sutilmente la cabeza.

Después de confirmar los oídos de Leo frente a él, susurró con una sonrisa.

—Si volviera a casa, mi querida familia me habría matado de nuevo.

Los ojos de Leo brillaron intensamente.

—…Tú.

Los labios que habían dicho tanto permanecieron fuertemente cerrados.

Había demasiados ojos mirando.

En cambio, las pupilas rojas de fuego de Leo y las frías pupilas de Cassion se encontraron en el aire, se tocaron y luego se separaron.

Cassion giró ligeramente la cabeza y dio otro paso atrás.

«...Este tipo parece diferente.»

Leo sintió algo extraño en Cassion.

Un comportamiento demasiado relajado. Una actitud despreocupada.

Era una visión extremadamente desconocida.

Cassion, que nunca parecía encajar con facilidad y despreocupación, siempre se cubría la cara con el pelo largo y se ocupaba en sus lamentables intentos de supervivencia.

A veces expresaba inconfundibles hostilidad y ansiedad, pero eso sólo hacía que Cassion pareciera más patético.

Sin embargo, aquí y ahora no se pudo ver ningún rastro del mismo Cassion.

No, más bien era todo lo contrario.

Exudaba una atmósfera dominante de confianza que abrumaba a cualquiera que lo viera.

Surgió una sensación de ominosa incomodidad.

El corazón de Leo empezó a latir irregularmente.

A diferencia de Leo, la actitud de Cassion se mantuvo constante.

Con ojos curvos, sus pupilas rojas se volvieron hacia la duquesa.

—No puedo creer que me hayas extrañado tanto… ¿Es eso cierto, madre?

—Por supuesto, Cassion. Eres mi precioso hijo.

—Así es. De todos modos, eres mi preciosa madre.

—…Sí.

—Padre también debe haberme extrañado, ¿verdad?

A la pregunta con una respuesta predeterminada, el duque asintió levemente con la cabeza con una expresión algo desconcertada.

Si se le preguntaba si lo echaba de menos, no podía decir ni sí ni no.

Muy raramente. Muy de vez en cuando había pensado en el rostro de su hijo muerto.

Sin embargo, no era que deseara fervientemente que regresara.

Después de todo, él era sólo una espina clavada en el costado de la familia Carter.

Cassion, que leyó la situación, pareció suspirar aliviado, como soltando algo que ocupaba su pecho.

—Entonces me siento aliviado. Como vosotros dos me echasteis tanto de menos, puedo pedir con confianza lo que es mío por derecho.

—¿Qué quieres decir con que es tuyo por derecho…?

La duquesa, sintiendo inquietud, murmuró y preguntó, y Cassion abrió mucho los ojos como si se preguntara por qué se hacía una pregunta tan obvia.

—Bueno, obviamente, mi candidatura a la sucesión del ducado. Ahora que he vuelto con vida, he recuperado mis calificaciones, ¿no?

Las cosas se estaban desarrollando de una manera bastante interesante.

 

Athena: Cómo has crecido, Cassion. Venga, haz tu espectáculo.

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Capítulo 170

Estoy cansada de ser transmigrada en libros Capítulo 170

El duque Carter se puso de pie, con un bastón en la mano para soportar su peso. Parecía indiferente, pero incluso a simple vista, su tez parecía enfermiza.

Leo, enfrascado en una conversación informal con la duquesa a su lado, caminó hacia el centro del salón de banquetes.

Los que habían estado observando discretamente desde la distancia ahora se agolparon a su alrededor.

Bebiendo vino de manzana, centré mis sentidos en aquellas voces lejanas, que pronto se volvieron más claras.

—Escuché la noticia. Su Excelencia no se siente bien.

Aunque provocativo como tema para transmitirle al hijo de la persona involucrada, Leo respondió sin dudarlo.

—Es solo que hace frío y su energía puede estar un poco baja. Pero como puedes ver, él puede participar en el evento de hoy de esta manera. No hay nada de qué preocuparse.

—Bueno, eso es un alivio. Si hablé fuera de turno, me disculpo.

—Está bien.

La inquebrantable sonrisa casual de Leo y su respuesta parecieron aliviar la situación. Otro noble habló con cautela, mirando a su alrededor.

—...Por cierto, ¿no debería Su Excelencia anunciar pronto a su sucesor?

Una oleada de tensión surgió brevemente, pero se disipó rápidamente. Las palabras cuidadosamente pronunciadas equivalían a una especie de halago o, más precisamente, una forma de congraciarse con Leo.

Ya esperaban que él fuera el próximo duque.

—En efecto. Incluso si Su Excelencia no lo anuncia formalmente, naturalmente heredarás el título, joven duque.

—Así es. ¿Quién más podría ser el sucesor? El único hijo de la Casa Carter, con una apariencia y un talento excepcionales.

—Ni siquiera lo menciones. Todavía recuerdo su notable actuación el día del festival de caza.

—Oh, yo también lo recuerdo.

Los susurros comenzaron a circular y Leo sonrió en silencio. Sin reprimir ni exagerar su reacción, respondió cuando los murmullos se calmaron.

—Simplemente estoy agradecido por vuestras amables palabras.

Con eso, lanzó ese único comentario mientras sonaba modesto.

Pero, claramente, no negó la rotunda expectativa de que heredaría naturalmente el título.

Seguramente no habría nadie tan convencido como el propio Leo de que heredaría el ducado. Pero…

«¿Pero eso realmente sucederá?»

Saboreando el sabor del vino de manzana en mi lengua, levanté una comisura de mis labios.

La sola idea de hacer añicos la confianza engreída de alguien tan seguro de sí mismo ya era deliciosa.

En ese momento, Leo volvió su mirada en mi dirección.

—Disculpadme un momento.

Sin dudarlo, Leo caminó hacia mí y Alicia.

Sin prestar atención del todo, volví la cabeza un poco tarde. Mi rostro se puso rígido como si recién me diera cuenta de su presencia, como si creyera firmemente que Leo era Urien.

Antes de que se acercara, sutilmente le di un codazo en la espalda a Alicia.

—¿Hermana?

Con un ligero empujón en la espalda, Alicia parpadeó y se dio la vuelta.

Incluso las jóvenes que estaban charlando con ella se detuvieron a mitad de la frase y me miraron cuando sintieron mi tensión.

La tensión que no había estado presente durante la conversación de Alicia permaneció por un momento antes de disiparse.

Bajé un poco la cabeza y le susurré a la tensa Alicia.

—Sigue charlando con las otras mujeres. Ya vuelvo.

—¿Qué?

—¿No dije que está bien?

Aunque mis palabras carecían de explicación, Alicia asintió con confianza, su expresión de perplejidad demostraba que lo aceptaba más allá de los límites de la comprensión.

Sonreí sutilmente, apartando el cabello de Alicia.

—Como mencioné antes, haz lo mejor que puedas para evitar estar a solas con nadie. Especialmente… esos dos. ¿Entiendes?

No tuve que explicar quiénes eran "esos dos".

Con expresión decidida, Alicia asintió y se fue con el grupo de señoritas con las que intercambiaba saludos.

Aunque no era agradable forzar a una chica tímida a la agonía de la extroversión...

—Ha pasado un tiempo, dama ducal.

Al menos, sería mejor que mantenerla cerca de un tipo así.

Antes de darme cuenta, Leo ya estaba justo frente a mí. Lo miré con una mirada indiferente.

—No somos lo suficientemente cercanos como para saludarnos así, ¿verdad?

Mientras murmuraba sin rodeos, Leo se rio en silencio.

—Te he extrañado bastante, pero parece que no es el mismo caso para ti.

—…Sí. Sería mucho mejor no vernos.

—Oh, eso duele. Mi corazón se siente como si se estuviera desgarrando.

—Entonces, deja que se rompa. Solo muere.

Incluso con abierta hostilidad, Leo mantuvo una cara constantemente sonriente, como si fuera verdaderamente Urien.

De todos modos, ambos eran como serpientes, no diferentes entre sí.

Extendió su mano y agarró la punta de mi largo cabello, girándolo suavemente.

Mi mirada, antes bajada, se elevó sutilmente.

—Al ver a todos hoy, parece que están bastante interesados en ti. Desafortunadamente, los rumores siguen circulando.

—Sí. Cada vez que las cosas parecen calmarse, hay una conmoción, como si alguien me estuviera apuntando. Pero más importante…

Lo miré con una mirada fría antes de apartar su mano con el abanico que sostenía. Su mano cedió sin resistencia.

—¿Pero más importante?

—¿No están todos más interesados en ti hoy, joven duque? Todos dicen que pronto te convertirás en el jefe de familia. Convertirse en duque... ¿Crees que eso es algo bueno?

—Bueno, es un poco complicado. Es un tema que sigue surgiendo debido a la enfermedad de mi padre. No todo es bueno.

La respuesta de Leo hizo que su rostro pareciera un poco más oscuro.

—Es repugnante.

Sí, asqueroso.

La enfermedad del dquue Carter fue un evento planeado por Leo y su madre.

Frustrados por la vacilación del duque sobre el anuncio de su heredero, la madre y el hijo habían estado envenenando continuamente la comida del duque poco a poco.

Cada vez que lo hicieron, agregaron sólo pequeñas cantidades, pero una vez acumuladas, el resultado final fue que el duque se "enfermó".

A medida que su condición se fue haciendo evidente poco a poco, parecía una enfermedad natural.

En el pasado, por esta época, la enfermedad del duque era conocida en el mundo. La gente murmuraba que Leo pronto se convertiría en duque.

Sí, exactamente como hoy.

Al final, ante la mirada del pueblo y el empeoramiento de la enfermedad, el duque, consciente de la inminente sucesión, anunciaría a Leo como su heredero antes de que llegara el verano.

Poco después, el duque fallecería y Leo tomaría el mando a pesar de su juventud.

Había torcido el cuello de su padre con su propia mano sólo para asegurar su posición.

—¿Por qué querrías matar al duque? ¿Convertirte en duque lo antes posible? —pregunté sin pretensiones.

Un momento de tensión escalofriante pasó por el rostro de Leo antes de desaparecer.

La frialdad desaparecida fue reemplazada por una sonrisa.

A diferencia de su actitud descarada hasta ahora, era una sonrisa algo incómoda.

—Dejemos de lado esas especulaciones infundadas por ahora, ¿eh? ¿Qué tal bailar juntos? Parece que ni siquiera tienes un compañero que haya venido contigo.

—¿No tienes pareja?

—…Por las dudas, vine solo, temiendo que no tuvieras a nadie a tu lado.

—Bueno, eso es muy considerado de tu parte.

Leo extendió su mano. Miré en silencio su mano.

Y, sin decir una sola palabra, lo aparté con el abanico que sostenía.

La mano vuelta sólo tocó el aire vacío.

Encogiéndome de hombros cuando nuestras miradas se encontraron y me disculpé.

—Lo siento, pero ya tengo pareja para el primer baile.

—¿Tienes pareja?

Mientras retiraba la mano, Leo sonrió.

—¿Podría ser el caballero escolta que siempre está contigo?

Negué con la cabeza.

—No, ese caballero ya no trabaja para mí.

—¿Qué?

—Encontré a alguien que me gusta más.

—Sin embargo, recuerdo que antes hablaste muy bien de esa persona.

—La nueva persona también es notablemente buena. No, ni siquiera es suficiente decir que es sobresaliente en muchos sentidos.

Apariencia, linaje, físico.

Hmm, realmente en varios aspectos, ya sea de día o de noche, es simplemente maravilloso.

—¿Alguien más? —Leo levantó una ceja.

—Es bastante excepcional en muchos sentidos. Apariencia, linaje y físico. Bueno, excepcional en todos los aspectos.

—Entonces, ¿puedo reclutar al que despediste?

Todo este tiempo, Leo siguió insinuando que le gustaría "contratar" a Maxwell, y parecía encantado de saber que lo había despedido.

Pero no había manera de que pueda llevárselo.

—Bueno, no. Desafortunadamente, está muerto.

—¿Muerto?

—Sí, Maxwell está muerto.

Incluso para mis oídos, la voz alegre no coincidía del todo con las palabras que había pronunciado.

El rostro de Leo mostraba un profundo escepticismo y pronto sus labios parecieron a punto de decir algo.

—Ah, él está aquí.

La atmósfera en el salón de banquetes cambió de manera extraña.

Leo pareció sentirlo también, volviendo la cabeza hacia el flujo alterado en lugar de seguir hablando.

Desde que el emperador terminó su discurso, la entrada al salón de baile no se había vuelto a abrir. Todos los que se esperaba que llegaran ya habían llegado.

Así, las grandes puertas que señalaban la entrada de los asistentes mantuvieron una postura silenciosa en todo momento.

Sin embargo, esas puertas comenzaron a abrirse una vez más.

Por muy bien mantenidas que estuvieran, las puertas antiguas inevitablemente emitían un ligero ruido.

El espeluznante sonido provocó escalofríos en la columna de los reunidos, que estaban enfrascados en conversaciones informales.

Sus miradas se dirigieron gradualmente hacia las puertas que se abrían lentamente.

El fresco aire de la noche invernal invadió el salón de baile climatizado.

Cuando se abrieron más, apareció a la vista la figura alta de un hombre.

Al principio, envuelto en la oscuridad, fue imposible discernir su identidad.

Pero a medida que el hombre avanzaba con confianza a grandes zancadas, su rostro se volvió más claro.

—…Increíble.

—Esa persona…

—No, definitivamente murió, e incluso se celebró un funeral para él.

Cuando el hombre se reveló, la gente quedó desconcertada y los susurros se extendieron por todo el salón.

Los murmullos silenciosos se convirtieron en una ola que cubrió todo el lugar.

Los labios del hombre formaron una lánguida sonrisa.

El aire frío del invierno susurraba a través de su cabello negro cuidadosamente peinado y su piel clara brillaba a la luz de la luna.

Entonces, sus ojos, debajo de pestañas espesas y oscuras, revelaron una mirada aguda y carmesí.

El hombre, ahora inmóvil, escudriñó tranquilamente a la multitud.

Su comportamiento, en marcado contraste con el de los sorprendidos espectadores, irradiaba una sensación de calma.

Lo miré con un sentimiento de satisfacción, luego desvié mi mirada hacia el hombre que estaba frente a mí.

Leo parecía aturdido, como alguien que acababa de recibir un golpe en la nuca.

Miró a Cassion con el rostro congelado por la sorpresa.

Pronto, como si marcara el pico del caos, el tardío anuncio del heraldo sobre la llegada del invitado resonó en el gran salón.

—E-Entrando, Lord Cassion Carter… ¡del Ducado Carter!

 

Athena: ¡Muajajajaja! Que empiece la fiesta.

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Capítulo 169

Estoy cansada de ser transmigrada en libros Capítulo 169

Sin embargo, las miradas de la gente no duraron mucho.

Fue porque, al mismo tiempo que mi padre, que estaba parado a mi lado, había examinado nuestro entorno con una mirada aguda, todos dirigieron su atención a otra parte.

Después de todo, en este momento, el duque frente a ellos era más temible que los monstruos lejanos.

Después de eso, una voz profunda y tranquila vino a mi lado.

—No hay necesidad de prestar atención a intereses sin sentido.

Fue un consuelo torpe, pero algo afectuoso.

Sonreí y asentí.

—Sí, es cierto.

Bajando las escaleras desde la entrada al salón de baile, miré entre la multitud, buscando a aquellos con gran interés en medio de la atención poco sincera.

Los que estaba buscando eran fácilmente visibles.

Era inevitable.

La gente se agolpaba a su alrededor.

El duque Carter y su esposa, de pie con Leo.

Y, además del duque Freesia, Daniel, o mejor dicho…

Urien.

Ellos también volvieron la mirada casualmente y asintieron con la cabeza como si confirmaran nuestra llegada.

Al encontrarme con los ojos rojos y azules que destacaban incluso desde la distancia, sonreí.

A pesar de la atmósfera escalofriante, la sonrisa parecía bastante convincente.

De repente recordé la conversación que tuve con Alicia la noche de Nochevieja.

Después de discutir el secreto de nuestro nacimiento, le pregunté a Alicia cómo llegó a enterarse de este secreto.

Antes del bucle temporal (en otras palabras, en la obra original), Alicia no podría haber encontrado este secreto en lo más mínimo. Probablemente ni siquiera tenía sospechas en primer lugar.

En ese caso, ¿cómo descubrió Alicia este secreto?

Por supuesto, había una posibilidad esperada.

La fuente podría ser la otra existencia que era como una rueda dentada desalineada en este mundo.

«Urien.»

Tras dudar un momento, Alicia empezó a hablar del “sueño” en el que, tras el festival de caza, había sido acosada por extrañas pesadillas.

En esas pesadillas, se reveló que habíamos sido cambiados al nacer.

Y todos en el sueño estaban resentidos con ella al máximo, lo cual era muy, muy aterrador para ella.

—Sé que suena increíble que comencé a sospecharlo debido a un simple sueño, pero… el sueño era demasiado vívido para ignorarlo.

El rostro de Alicia, al decir esto, se puso pálido y tuve que rechinar los dientes ante eso.

«Ese bastardo.»

Tan pronto como me enteré de las pesadillas, me di cuenta fácilmente de que eran obra de Urien.

Los sueños eran un medio común que usaba cuando lavaba el cerebro a las personas.

Después de todo, un sueño era un espejo del subconsciente de una persona.

Mostrar contenido repetido al subconsciente era una forma de controlar y manipular a las personas en la dirección que yo quería.

«No sé cómo se dio cuenta de que Alicia y yo intercambiamos lugares, pero...»

Esto confirmó que fue obra de Urien.

Por casualidad, ¿te comunicas a menudo con el joven duque Freesia o el joven duque Carter?

Ante la sutil pregunta, Alicia parpadeó. Luego, ella negó lentamente con la cabeza.

—No.

Su voz temblaba un poco, revelando su inquietud, pero dadas las circunstancias, era natural que estuviera nerviosa.

Miré a Alicia por un momento y luego la abracé, instándola.

—En el futuro, no te acerques demasiado a esos dos.

—¿Por qué?

Cuando preguntó por qué, no hubo respuesta que dar.

Quería decir que eran personas peligrosas, pero si lo hiciera, Alicia podría ser demasiado obvia al protegerse de esos dos.

Entonces, en lugar de explicarle el motivo, abracé a Alicia con más fuerza.

Te diré después. Pero prométemelo. Mantén cierta distancia de esos dos…

Podía parecer forzado, pero Alicia asintió obedientemente.

Está bien, hermana.

Con un toque afectuoso, ella me miró.

Sin embargo, la promesa de esa noche no tuvo mucho efecto al final.

Por mucho que intentáramos evitarlo, al final sucedió lo que tenía que pasar.

Por supuesto, eso sería un tema para un poco más tarde.

Y ahora, volvamos al presente.

En algún momento, el portero de la entrada del salón de banquetes dejó de anunciar las entradas de la gente.

La familia imperial, incluido el emperador, apareció y pronunció un breve saludo.

—Aunque hubo un incidente desafortunado hace unos meses, felicitemos a la juventud emergente del Imperio y pasemos un momento agradable hoy.

Después de los saludos y los estruendosos aplausos que recorrieron el salón, comenzó oficialmente el Baile de Mayoría de Edad.

El Baile de Mayoría de Edad era, como su nombre indica, un baile para jóvenes que estaban cumpliendo la mayoría de edad, habían cumplido la mayoría de edad o venían a felicitar a los que habían cumplido la mayoría de edad.

A diferencia de otros eventos sociales donde los padres con sus hijos lideraban el ambiente, los jóvenes nobles tomaban la iniciativa de saludarse y conversar entre sí.

Como intervenir en tales asuntos se consideraba una falta de tacto para las personas mayores, el gran salón parecía tener una barrera invisible que separaba a los jóvenes de los no tan jóvenes.

Mi padre y mi hermano estaban profundamente preocupados por dejarnos solas a Alicia y a mí allí.

Alicia estuvo, de lejos, apartada del ojo público hasta ahora, y yo era la protagonista principal de algunos rumores provocadores.

—Si quieres, podemos irnos a casa ahora.

Como ya habíamos entrado y dado la cara, la opinión padre fue que ya habíamos hecho suficiente.

Sonaba absurdo, pero su expresión era seria.

Sonreí y lo aparté.

—Si volvemos ahora, podría parecer que estamos huyendo. Y en cierto modo, esto podría ser algo bueno. Podemos distinguir entre aquellos que se dejan llevar por rumores infundados y aquellos que no tienen razón.

En tiempos de crisis, a menudo surgían oportunidades para elegir compañeros a nuestro lado.

Padre y hermano, tal vez de acuerdo con esta opinión, asintieron lentamente y se distanciaron.

—¿Estás segura de que estás bien, hermana?

Al ver a los dos hombres alejarse, Alicia preguntó en voz baja.

Las preocupaciones estaban escritas en todo su rostro.

Linda.

—No te preocupes. Realmente estoy bien. Y…

Miré lentamente a mi alrededor.

Podía sentir las miradas de la gente de vez en cuando, pero no era demasiado severo.

Además de mí, había otros temas de interés que podían atraer la atención de la gente.

Después de todo, fue un gran evento social celebrado por primera vez desde el festival de caza.

Por ejemplo, el resurgimiento de la familia Riddle en apuros.

Después del festival de caza, la Casa Riddle amplió gradualmente su tamaño.

La influencia que crecía lentamente finalmente reveló su presencia, y cuando la gente lo notó, la Casa Riddle ya se había convertido en una familia noble que logró riqueza a través de su próspero negocio.

Por supuesto, detrás de todo estaba mi apoyo financiero y la generosa ayuda de Blanca, pero ¿cómo podía saber la gente eso?

A los ojos del público, los Riddle eran simplemente una familia próspera y autosuficiente que había superado la adversidad y recuperado la riqueza.

Los nobles estaban interesados en cómo la Casa Riddle logró revivir, pero los Riddle nunca respondieron a ninguna invitación.

Sin embargo, hoy.

Finalmente se revelaron a la multitud.

«Por supuesto, esto también era parte de mi plan.»

Si bien no necesitaba un gran evento como una fiesta de cumpleaños, el baile de mayoría de edad era inevitable debido al asunto de Cassion y otras razones.

Necesitaba algo más que pudiera desviar la atención de mí y le asigné ese papel a la Casa Riddle.

Lady Riddle y el propio conde Riddle estaban rodeados de gente, con sonrisas relajadas.

Cuando nuestras miradas se encontraron desde la distancia, Lady Riddle abrió mucho los ojos por un momento.

Luego, parpadeó y sonrió. Yo hice lo mismo y ambas volvimos la cabeza como si hubiéramos llegado a un acuerdo tácito.

Hasta ahí llegaron nuestros saludos. Como decidimos mantener nuestra relación en secreto, esto era todo lo que podíamos intercambiar por ahora.

«Y las otras distracciones son...»

Saludé a algunas personas que se acercaban y miré a los personajes principales del otro tema para distraer a los demás.

Daniel y Leo.

Ya fuera una coincidencia o el destino, excluyéndonos a Riddle y a mí, los dos fueron el espectáculo más grande del baile.

Bueno, ciertamente no sería una coincidencia.

Unos días antes del baile de mayoría de edad, la familia Freesia entregó una noticia a la familia imperial.

No era otra que la noticia de que Daniel había sido elegido por el “Espejo de las Revelaciones”.

La familia imperial felicitó la rara aparición del dueño del espejo y el rumor se extendió como la pólvora, llegando a la mayoría de los nobles del imperio.

—Felicidades por convertirse en propietario de una reliquia.

—Ha pasado un tiempo desde que nació el dueño de una reliquia. Verdaderamente notable.

—¿El Espejo de las Revelaciones ya dio una profecía?

Las felicitaciones y las preguntas curiosas brotaron sin cesar. Daniel constantemente sonrió, una visión verdaderamente repugnante.

En todo caso.

«Por esta época, sobre Daniel convirtiéndose en el dueño de la reliquia sagrada de su casa...»

No tenía ningún recuerdo de ello.

Ni siquiera antes de esta línea de tiempo.

Había una alta probabilidad de que Daniel, tanto de esta línea de tiempo como de la anterior, se convirtiera en el dueño de la reliquia sagrada de su casa, pero no recordaba haber oído hablar de algo como esto hasta el día en que yo había muerto.

Quizás este fue uno de los cambios que se produjeron esta vez.

«¿O esto también es obra de Urien?»

Pero manipular incluso a Daniel para que se convirtiera en dueño de una reliquia parecía absurdo.

Si las reliquias sagradas fueran algo que un simple humano pudiera manipular, no podrían considerarse un regalo de los dioses.

Esto significaba que realmente había sido elegido por la reliquia.

«Ja. ¿Dios realmente lo está favoreciendo?»

¿Otorgándole un poder increíble y ahora, incluso una reliquia?

En serio. Ese dios maldito.

Murmuré una blasfemia en mi mente y volví la mirada hacia otro lado.

Otro protagonista más de la noche.

Leo Carter.

No, más precisamente, hacia el duque Carter, que estaba precariamente a su lado.

 

Athena: Venga que quiero ver a Cassion brillar.

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Capítulo 168

Estoy cansada de ser transmigrada en libros Capítulo 168

Alicia miró a Rosetta aturdida.

Era algo que ya había anticipado, pero escucharlo directamente le produjo un nivel diferente de shock.

Curiosamente, no brotaron lágrimas. Tampoco había miedo ni ansiedad.

Estos sentimientos… En cambio, las emociones que sentía ahora estaban más cerca del alivio o la claridad.

Fue algo peculiar.

Había esperado que una vez que todo esto fuera revelado, sucedería algo significativo, pero nada parecido estaba sucediendo.

Pero, ¿no fue eso lo que vio en su sueño?

Allí, su hermana estaba resentida con ella, la odiaba e incluso la maldecía.

Pero en realidad, no había ningún indicio de esos sentimientos.

—Qué difícil debe haber sido, Alicia.

En lugar de resentimiento, su hermana le ofreció consuelo.

Alicia sintió que sus fuerzas se agotaban por un momento.

Rosetta la abrazó firmemente mientras el calor los envolvía a ambas.

En medio de este abrazo reconfortante, algunas preguntas se arremolinaban en la mente confusa de Alicia.

¿Cómo supo su hermana sobre este secreto? ¿Cuándo se enteró?

Sin embargo, la pregunta que más pesaba en su mente era.

Eso…

—Aunque sabías la verdad, ¿por qué… no se lo dijiste a nadie?

La voz temblorosa de Alicia hizo esta pregunta.

Rosetta respondió con su habitual tono indiferente.

—¿Por qué debería haber dicho algo?

La respuesta fue igual de casual.

La casualidad de todo esto dejó a Alicia sintiéndose débil. Sus hombros se hundieron, sintiéndose impotente.

Pero su confusión persistió.

—Tú eres la verdadera, ¿no? La verdadera hija… de madre…

—Bien, eso es cierto.

—Pero entonces, ¿por qué…?

—Lo importante no es quién es nuestra verdadera madre.

—¿Eh?

—Nuestras madres biológicas ya no están desde hace mucho tiempo. Tenemos el mismo padre. En esta situación, ¿qué diferencia hay quién sea nuestra madre biológica?

Mientras Alicia escuchaba la explicación, se encontró asintiendo sin darse cuenta.

Había una cualidad persuasiva en la indiferencia de Rosetta.

—Pero… te engañé…

—¿Fue alguna de nosotras quien hizo el engaño? Sólo éramos peones manipulados por los villanos.

Y esos villanos ya habían recibido su merecido castigo y se habían convertido en gente del inframundo.

Rosetta quiso añadir esa última parte, pero se lo pensó mejor.

Mientras tanto, Alicia estaba profundamente desconcertada por el extraño poder de persuasión de todo aquello. Estaba tan perdida en su confusión que permaneció en silencio. Rosetta se dio cuenta y continuó hablando.

—Tanto nuestro padre como yo, incluso nuestro hermano mayor. Ya pasó la era de elegir bando y asignar culpas.

Ante la mención de "padre" y "hermano", los hombros de Alicia temblaron.

Dado que Rosetta mostró una actitud tan despreocupada, el miedo que le quedaba ahora estaba dirigido a esos dos.

—Pero... padre y hermano... todavía podrían considerarlo importante.

—Bueno, tal vez se habrían visto afectados si las cosas siguieran como antes.

Ni siquiera la propia Rosetta había estado obsesionada con los lazos de sangre en el pasado.

Esa obsesión le había llevado a la soledad y, sin querer, incluso a invocar el “fin del mundo”.

Pero eso ya no era importante.

—¿Todavía parecen así ahora?

—¿Qué?

Cuando Rosetta hizo una pausa, continuó y preguntó.

—¿Padre y Damian todavía parecen estar preocupados por algo así?

Alicia, que había estado reflexionando sobre las palabras de Rosetta, sacudió la cabeza pensativamente.

—…No.

La atmósfera en el comedor mientras cenaban juntos era genuina y sincera.

Aunque su garganta se atragantó por la culpa, los momentos de felicidad que seguían fluyendo eran reales.

La gélida atmósfera del pasado en la casa ya no era ni siquiera un recuerdo.

Rosetta cepilló suavemente el cabello despeinado de Alicia.

—Así es. Ya somos una familia, independientemente de esas cosas. Nos apreciamos tal como somos, entonces, ¿qué importa a qué linaje pertenezcamos?

—De verdad… ¿tú lo crees?

—¿No confías en mí?

Rosetta fingió estar de mal humor y los ojos de Alicia se abrieron como platos.

—¡Por supuesto que sí!

Rosetta sonrió al ver la chispa de vitalidad que regresaba en los rasgos de Alicia.

—Aun así, por las dudas —comenzó Rosetta.

—¿De qué?

—Si, por casualidad, después de saber la verdad, llegan a odiarte...Te tomaré y huiré. Vivamos en paz como hermanas en una pequeña cabaña. ¿Como suena eso?

Aunque su tono era algo juguetón, para Alicia no hubo mayor consuelo.

Las lágrimas que habían sido retenidas de sus ojos secos comenzaron a brotar una vez más. Las lágrimas brotaron rápidamente y Alicia estalló en sollozos.

—Hiic… hiiiic… uwaahhh…

Al ver cómo Alicia lloraba como una niña, Rosetta se rio en voz baja.

Luego, cuando Alicia vio los ojos vueltos hacia arriba de Rosetta, también tuvo que reprimir su propia risa. Ambas terminaron riéndose juntas.

Sus risas cordiales se mezclaron con lágrimas, llenando la habitación.

Alicia, que se había limpiado la nariz un par de veces, abrazó a Rosetta con fuerza y con todas sus fuerzas.

—Hermana, tú... siempre serás mi hermana.

Rosetta le dio unas palmaditas en la espalda a Alicia mientras pensaba para sí misma.

«Me siento aliviada. Me preocupaba que pudiera pedirme que la llamara mi hermana mayor...»

Y fue un alivio que Alicia no pudiera escuchar esos pensamientos.

Después de un torbellino de lágrimas y risas, las dos se tumbaron una al lado de la otra en la cama de Alicia.

Rosetta fue la primera en cerrar los ojos. Alicia parpadeó mientras miraba el rostro de Rosetta. Los recuerdos de su conversación anterior flotaron sobre el rostro pacíficamente dormido.

—¿Deberíamos mantenerlo en secreto para nuestro padre y nuestro hermano?

—Sí. Quiero decírselo en persona. Después de que me prepare un poco más… por favor.

Alicia habló nerviosamente.

No pudo evitar estar tensa. Después de todo, se trataba de un asunto muy importante.

La razón por la que insistió en mantenerlo en secreto se debió a la "profecía" que Daniel había mencionado.

Quería proteger a su hermana a toda costa, especialmente después de enterarse por la profecía de que habían cambiado.

Si la gente se daba cuenta de que a quien se refería la profecía era Rosetta, entonces...

Eso sería un gran problema.

Bueno, la historia de las dos cambiando de lugar debería permanecer en secreto por el momento, al menos hasta que la profecía se revelara al mundo y se detuviera a Alicia en lugar de a su hermana.

Entonces…

«Incluso si mi hermana les dice a todos que hemos cambiado, no lo creerán fácilmente.»

Probablemente pensarían que sólo estaba intentando salvar a su hermana pequeña, nada más.

Con estos pensamientos en mente, Alicia tragó saliva seca y esperó la respuesta de Rosetta.

Afortunadamente, Rosetta asintió con la cabeza, pero añadió una condición.

—En cambio, no te sientas culpable por no poder hablar como lo has hecho hasta ahora.

Fue una condición inusualmente afectuosa.

Alicia miró a Rosetta aturdida y luego respondió con una sonrisa.

—Por supuesto.

Fue en ese momento que su corazón apesadumbrado de repente se sintió notablemente ligero.

Mientras miraba a Rosetta dormida, el rostro de Alicia se iluminó con una sonrisa tranquila, recordando su conversación.

«Hermana... Eres mi heroína.»

Cada vez que se sentía asustada o estaba en problemas, su hermana siempre aparecía e iluminaba su camino.

Tan maravillosa y sorprendente.

Su única y amada hermana.

—Al igual que en la profecía divina, protegeré a mi hermana.

Los ojos de Alicia se cerraron lentamente.

Una lágrima que había estado pegada al rabillo del ojo finalmente rodó.

Parecía que finalmente podía dormir cómodamente después de mucho tiempo.

Hice una expresión aburrida por un momento mientras miraba más allá de la ventanilla del carruaje.

Afuera había una fila terriblemente larga de carruajes.

«¿Había tantos nobles en este país?»

La celebración del Año Nuevo causó gran revuelo.

Era aproximadamente dos semanas después, desde entonces.

Por fin había llegado el día tan esperado.

La ceremonia de mayoría de edad.

—Rosetta, Alicia, no os preocupéis demasiado por la ceremonia de mayoría de edad.

No sabía exactamente cómo interpretó Damian mi expresión aburrida, pero nos tranquilizó desde el otro lado del carruaje.

En lugar de decir que no estaba nerviosa, simplemente asentí.

Para crédito de Damian, al menos Alicia parecía tensa.

El ruidoso carruaje se detuvo y se movió repetidamente mientras corría hacia su destino.

A lo lejos, apareció a la vista un palacio reluciente adornado con luces vibrantes.

Ese fue el lugar del día decisivo.

Después de bajar del carruaje, nos dirigimos inmediatamente al salón de baile.

Alicia se tomó del brazo de Damian y yo hice lo mismo con nuestro padre perpetuamente silencioso.

Mientras lo hacía, su rostro ya inexpresivo se puso aún más rígido.

Era posible que otros no notaran el cambio sutil, pero yo sí.

—Si camino demasiado rápido, avísame —murmuró padre, su voz traicionaba su tensión.

Parecía querer decir algo más, pero se sentía muy incómodo al respecto.

Sus pasos no eran ni mucho menos rápidos. De hecho, estaba siendo dolorosamente lento, hasta el punto de que parecía que estábamos dando largas.

Probablemente estaba siendo considerado con los tacones altos y el vestido que llevaba.

Sonreí y asentí a mi padre.

Entramos al salón de baile con pasos muy lentos. El portero ni siquiera se molestó en comprobar nuestras invitaciones, simplemente abrió la puerta.

El color de ojos de la familia sirvió como prueba de nuestra identidad.

La enorme puerta se abrió y junto a ella sonaron las trompetas anunciando nuestra entrada.

Luego, el fuerte pregón del portero.

—¡Entrando, los miembros del Ducado de Valentine!

Todos los ojos en la habitación se fijaron instantáneamente en nosotros.

Admiración unida al nombre de Valentine.

Curiosidad sobre las hijas del duque.

Miedo. Enojo. Precaución.

Todas las emociones negativas estaban dirigidas a mí.

La dama ducal que podría ser la mente maestra detrás de los monstruos azules.

Rosetta Valentine.

Sonreí ampliamente mientras estaba rodeada por esas miradas.

Ese escrutinio no me molestó en lo más mínimo.

Ni siquiera podían ponerme un dedo encima.

 

Athena: El amor entre estas dos hermanas es muy dulce. Rosetta afortunadamente ya la tenemos encaminada hacia su felicidad, en cuanto acabemos con esas sanguijuelas, pero también quiero que Alicia sea feliz.

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Capítulo 167

Estoy cansada de ser transmigrada en libros Capítulo 167

Luego de llegar a la habitación de Alicia, toqué la puerta cerrada, pero no hubo respuesta.

Sin embargo, sentí algo de movimiento en el interior.

Dejé escapar un pequeño suspiro y giré el pomo de la puerta.

La habitación estaba poco iluminada, sin luces encendidas. Alicia estaba sentada en el borde de su cama, mirando por la ventana.

—Lamento haber venido —me disculpé en voz baja.

Alicia levantó la cabeza para mirarme.

Sus lágrimas ya se habían secado.

Después de parpadear unas cuantas veces, poco a poco me acostumbré a la oscuridad.

Podía oler un leve olor a sangre cuando mis sentidos se agudizaron.

Fui sorprendida.

Me acerqué unos pasos y, cuando me senté frente a Alicia, ella se estremeció.

Había sangre en sus rodillas dobladas.

—¿Caíste? —pregunté.

—…Me sentí un poco mareada, así que corrí a la habitación…

—¿Te lastimaste en algún otro lugar?

—No, estoy bien. Es sólo un rasguño.

La voz de Alicia sonaba serena.

Ella ni siquiera lloró.

Cuando fui yo quien casi se cayó, las lágrimas comenzaron a fluir incontrolablemente por sus ojos, pero ella no parecía afectada por su propia caída.

Era extraño.

¿No solía temblar Alicia ante la menor visión de sangre?

Después de todo, ella solía angustiarse solo al ver una lesión menor debido al trauma que Katie le había dejado.

Sentí una sensación de disonancia y familiaridad.

Era como si estuviera mirando a mi antiguo yo.

Ocultar secretos, luchar con ellos y, finalmente, ser devorada por ellos.

Alguien que no ha hecho nada malo no debería sentirse culpable, sin embargo, yo estaba completamente consumida por ello como si hubiera pecado. No era ajena a mis propios pensamientos.

Porque soy una pecadora.

Porque soy una mentirosa.

Porque esa persona es mucho más importante que yo.

—Alicia.

Mientras sostenía suavemente sus mejillas, nos miramos a los ojos.

No podía decir si este miedo era mío o de Alicia.

Las emociones pueden ser contagiosas.

—¿Puedes decírmelo honestamente? ¿Qué ocurre?

Cuando pregunté, una mirada de sorpresa llenó los ojos de Alicia. Le temblaron las pestañas y me miró en silencio, sólo para desviar la mirada.

Le tomó un momento recuperar la compostura.

—Nada está mal.

—No, definitivamente hay algo. ¿Qué está sucediendo? —pregunté de nuevo, pero su mirada no se devolvió como esperaba.

Alicia bajó la cabeza.

—No pasa nada, te lo dije, ¿verdad?

Su respuesta fue más intensa que antes.

De hecho, las emociones eran contagiosas.

A medida que Alicia se ponía más agitada, yo también me puse tensa.

Mi corazón se aceleró. Cuanto más fuerte era la negación, mayor era el secreto.

—Mírame a los ojos y dímelo. ¿Realmente no pasa nada?

Alicia dudó por un momento. Sus labios ligeramente entreabiertos se cerraron con fuerza y su cabeza se sacudió de un lado a otro.

—…Nada está mal.

La pequeña respuesta salió como un suspiro y sentí que la tensión se me escapaba.

¿La estaba presionando demasiado?

Pero…

«Si no hago esto, es posible que lo sigas reprimiendo para siempre.»

El secreto podría carcomerla hasta dejarla destrozada.

Apreté los dientes.

A medida que la frustración y la ira crecían dentro de mí, se me hacía difícil respirar.

Después de unas cuantas respiraciones superficiales y un rápido masaje en las sienes para aliviar mi mente privada de oxígeno, me sentí un poco mejor.

—Muy bien, si estás tan decidido a no hablar, ¿qué puedo hacer? Pero, si se pone demasiado difícil, apóyate en mí. Soy tu hermana mayor.

Hermana mayor.

Fue entonces cuando sucedió.

Cuando las palabras salieron de mi boca, sus ojos, que habían estado vacíos y distantes desde antes, de repente se volvieron hacia mí.

La sequedad alrededor de sus ojos de antes rápidamente se volvió húmeda.

Sus labios fuertemente cerrados temblaron y cambiaron a un color carmesí intenso. Sus ojos húmedos contaban la misma historia.

—Hermana…

Sus pálidos labios, que habían sido sellados, se separaron y con una voz temblorosa, las lágrimas que caían de sus ojos se hicieron visibles.

Miré a Alicia, desconcertada por sus emociones claramente visibles.

—Ali…

—Hermana, no sabes nada. Qué terrible soy, cuántas mentiras he dicho, lo que te he quitado… Hermana, no sabes nada.

Con un suave murmullo, el mundo cayó en un silencio solemne.

La mano que había estado acunando la mejilla de Alicia cayó sin que me diera cuenta.

Sólo sus palabras me revelaron que Alicia ya conocía el secreto que yo tan desesperadamente había querido ocultarle.

—Tú... ¿Cómo hiciste...?

«¿Qué diablos dije?»

El arrepentimiento llegó rápidamente.

Alicia se arrepintió de sus palabras en el momento en que salieron de su boca.

En circunstancias normales, simplemente lo habría pasado por alto, pero en el calor del momento, su impulso se apoderó de ella.

Su corazón latía con fuerza contra el silencio que se aferraba fuertemente a su voz.

Evitó mirar a su hermana mayor, quien también se quedó sin palabras.

La calidez de mi mano en su mejilla alejándose se sintió como si el corazón de Alicia cayera junto a ella.

—Tú... ¿Cómo hiciste...?

Y así, ni siquiera fue capaz de escuchar el murmullo que siguió.

—¡No es nada…! No es nada en absoluto.

Alicia se levantó abruptamente y levantó a Rosetta a la fuerza.

Aunque no había fuerza detrás de su gesto, Rosetta, todavía desconcertada, se movió mientras Alicia la guiaba.

Alicia continuó mirando al vacío mientras empujaba a Rosetta, hablando rápidamente como si se disculpara apresuradamente.

—Tal vez dije tonterías porque estoy un poco borracha. Olvídalo. Estoy bien, así que por favor regresa y descansa, hermana.

Rosetta fue empujada suavemente unos pasos hacia atrás.

Pero todo terminó ahí.

El cuerpo de su hermana, que se había detenido de forma incómoda, no se movía por mucho que Alicia empujara.

Se sentía como si estuviera tratando de mover una roca.

Con un trago seco, Alicia, empapada en sudor debido a su nerviosismo, pronunció:

—...Hermana.

En el momento en que Rosetta se giró en respuesta a la llamada de Alicia, Alicia, que había estado empujando la espalda de Rosetta, perdió el equilibrio.

—A-Ahh...

Cerró los ojos y emitió sonidos estúpidos, pero no sintió dolor.

En cambio, solo había calidez abrazando mi cuerpo.

Con un suspiro superficial, abrió sus ojos nublados.

Incluso en la oscuridad, esos ojos dorados brillaban más.

Alicia, que había abrazado a Rosetta con todas sus fuerzas, parpadeó repetidamente.

Pronto, una voz llegó hasta ella.

—Qué difícil debe haber sido, Alicia…

Fue un susurro infinitamente reconfortante.

Sin embargo, la calidez que rodeaba su cuerpo era muy reconfortante y la voz temblorosa de su hermana era muy suave.

Las lágrimas brotaron de los grandes ojos parpadeantes de Alicia. Pronto, las lágrimas cayeron rápidamente.

Tratando de contener los sollozos, apretó los labios.

Sus cejas siguieron su ejemplo sobre sus ojos empapados de lágrimas.

Con el rostro arrugado, Alicia tembló y lloró.

Abrazó a Rosetta de inmediato, su fuerte agarre casi fue suficiente para dejar sin aliento a su hermana, ya que había dado todas sus fuerzas.

Aunque Alicia intentaba reprimir sus llantos, todo su cuerpo mostraba claramente que estaba llorando.

Un cuerpo tembloroso.

La parte delantera del vestido de Rosetta se empapa.

Respiraciones sollozantes.

Rosetta sintió todas estas sensaciones, Rosetta barrió y acarició suavemente la espalda de Alicia.

—Qué difícil debe haber sido, Alicia.

Nuevamente repitió esas reconfortantes palabras.

Después de que el llanto de Alicia disminuyó, las dos se sentaron una al lado de la otra en la cama.

A pesar de la ligera incomodidad y vergüenza que siguió al estallido emocional, no pudieron evitar pensar que no era algo tan malo.

Después de todo, es común que las personas se vuelvan más cercanas cuando comparten lágrimas.

Rosetta lanzó una mirada a Alicia y fue la primera en hablar.

—Alicia, hay algo que quiero preguntarte.

—¿Qué es?

La respuesta de Alicia llegó con una voz vacilante y apagada, y casi se echó a reír.

Pero lo contuvo.

No era el momento adecuado para reír.

—Tenemos diferentes madres biológicas, pero seguimos siendo una familia. Todavía somos hermanas, ¿no?

—…Por supuesto.

Alicia, que había dudado por un momento, asintió en respuesta.

—¿Alguna vez te has resentido conmigo por ser la única con una madre biológica diferente durante todo este tiempo que hemos vivido juntas?

—¡De qué estás hablando!

Esta vez la respuesta llegó sin la menor vacilación.

Su respuesta pareció tener un atisbo de descontento, como si la pregunta en sí fuera ridícula.

Cuando Rosetta giró la cabeza para mirar a Alicia, fue sólo entonces que Alicia se dio cuenta de que su propia reacción era demasiado intensa.

Sus mejillas se sonrojaron y balbuceó una explicación.

—No, es solo que… Hiciste una pregunta tan obvia, así que… nunca había pensado en eso. No importa quién sea tu madre… tú solo… eres mi hermana…

Sus palabras se fueron apagando intermitentemente. Mientras hablaba, se dio cuenta de que sin darse cuenta había sacado a relucir lo que había estado ocultando hasta ahora.

Las preguntas parecían extrañamente relacionadas con su secreto.

«Podría ser… ¿Te diste cuenta? No puede ser. ¿No es este un secreto que apenas descubrí a través de mi sueño?»

A pesar de que Alicia había dejado escapar algunas cosas en la bruma del alcohol antes, deducir este gran secreto a partir de eso no era razonable.

Alicia miró a Rosetta, tratando de evaluar su reacción.

A diferencia de la inquieta Alicia, Rosetta parecía tranquila.

Incluso su voz era firme.

—Me siento igual. No me importa en absoluto para quién nacimos. Somos familia y somos hermanas. Y tú eres mi única hermana menor, sin importar lo que digan.

Sin embargo, a pesar de su voz tranquila, las palabras de Rosetta tuvieron un peso significativo. En la atmósfera cada vez más espesa, Alicia dudó en hablar.

—…Hermana.

Dos pares de ojos dorados se encontraron en el espacio vacío.

Similares, pero diferentes.

Diferente, pero similares.

Rosetta, con su mirada fija en Alicia, sonrió cálidamente.

—Alicia, es un poco tarde, pero tengo algo que confesarte.

Alicia no encontró palabras para responder. Tenía una vaga idea de lo que podría ser esta "confesión".

No, no era vago, era seguro.

Una certeza extraña e inquebrantable.

—Hermana… —Ella ya sabía lo que he estado ocultando.

Y con esa certeza, los labios de Rosetta se abrieron lentamente.

—Alicia, parece que… Hemos sido cambiadas al nacer.

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Capítulo 166

Estoy cansada de ser transmigrada en libros Capítulo 166

Unos días después de que Cassion fuera escondido.

Por fin, la atmósfera que había sido bulliciosa había alcanzado su punto máximo.

31 de diciembre.

El tumultuoso último día del año.

—Todos... habéis trabajado duro.

Se oyó la voz tensa del duque de Valentine, mi padre.

—Todos habéis trabajado duro el año pasado.

Dijo algo que me pareció extrañamente incómodo y tuve que morderme los labios para reprimir la risa.

Mirando a mi alrededor, parecía que yo era la única al borde de la risa.

Alicia escuchó ese incómodo saludo con sus ojos brillantes y brillantes, y Damian tenía la misma expresión que mi padre, firmemente sereno.

«Lo digo en serio… Qué espectáculo.»

Reunirse como familia para una comida de fin de año era algo que sucedía a menudo, pero sentarnos los cuatro juntos, haciendo un esfuerzo por crear una atmósfera cálida, era la primera vez para todos.

Y así se creó este "espectáculo".

«A este paso, alguien seguramente tendrá un gran éxito.»

Bueno, seguro que no sería yo.

Pero no tenía intención de intervenir para ayudar en esta situación.

A veces había que observar estos momentos vergonzosos y tal vez se resolvieran algunos viejos rencores.

Sonreí y bebí un sorbo de vino.

La conversación adecuada comenzó cuando terminamos los aperitivos y estábamos a la mitad del plato principal.

—¿Has pensado quién será tu pareja para la ceremonia de mayoría de edad, Rosetta? —preguntó Damian, todavía con una voz ligeramente tensa.

Me encogí de hombros mientras bajaba mi copa, lo que provocó un momento de intercambio de miradas entre Damian y el duque.

Fue breve, pero no pasó completamente desapercibido.

—Ejem.

El duque, con una tos discreta, rompió el rígido silencio.

—Durante la ceremonia de mayoría de edad, hay muchos que entran con sus padres en lugar de con sus parejas…

De repente vaciló al final de su frase, claramente tratando de empezar con eso.

En otras palabras, significaba que todavía no había encontrado pareja, por lo que debía entrar con mi padre.

El compañero de Alicia iba a ser Damian.

Antes de que Leo o Urien pudieran jugarme alguna mala pasada, seguí adelante y le pedí a Damian que fuera el compañero de Alicia en la ceremonia de mayoría de edad.

Tanto Damian como Alicia habían aceptado felices.

Entonces, actualmente, yo era la única sin pareja.

Si bien no era absolutamente necesario tener una pareja para la ceremonia de mayoría de edad, la mayoría de las personas asistieron con una pareja.

¿Y no estaba el mundo gobernado por la mayoría?

«Entrar al banquete con mi padre...»

Esa no era una mala idea.

Pero por la forma en que mi padre actuaba hoy en día, parecía que en el momento en que lo tomara del brazo, comenzaría a crujir como un soldado de juguete roto.

Sería muy divertido verlo desde un lado.

Sin embargo.

—Gracias por tu consideración. Pero ya tengo a alguien a quien le hice una promesa.

—¿Quién… es?

El rostro del duque se puso rígido al instante.

Era una atmósfera diferente a la rígida cortesía.

Las llamas parecían parpadear detrás de sus ojos.

Eh, ¿el recién llegado a la paternidad de repente despertó y se convirtió en un padre cariñoso?

Tuve la extraña idea de que la culpa se había desarrollado en una dirección inusual, pero no me sentí mal por ello, así que me encogí de hombros.

—Solo alguien. Lo sabrás cuando los veas más tarde.

—Bueno, Rosetta. ¿También tengo curiosidad por saber quién es…? —preguntó Damian, intentando sonreír, pero su mano temblorosa no pudo ocultarlo.

¿Oh? El tenedor se estaba arrugando.

…A este paso, podríamos terminar con nuestro querido Cassion muerto.

Sólo Alicia, que no sabía nada, me miraba con ojos brillantes.

¿Quién podría ser? ¿Quién es? ¿Quién es?

Su pregunta silenciosa pareció resonar en mis oídos. No pude evitar reírme ante la atmósfera extraña y poco típica de San Valentín.

Aún así, mantuve mis labios firmemente sellados.

—En cambio, ¿puedes quedarte a mi lado cuando entremos? Me reuniré con mi compañero dentro del pasillo.

Con estas palabras, la atmósfera tensa se alivió de repente. Mi padre asintió con su habitual expresión brusca.

—Está bien. Vamos a hacer eso.

Su voz sonó un poco más alta de lo habitual, pero mi padre dio marcha atrás.

Con eso, Damian hizo lo mismo a regañadientes.

Después de eso, intercambiamos una conversación informal, brindamos una vez y compartimos algunos chistes.

Era verdaderamente una escena normal de fin de año, como la de cualquier otra familia.

Cuando cayó la noche, llegó el momento de partir.

Padre y Damian se quedaron en el comedor, mientras Alicia y yo nos dirigimos al anexo.

De camino al anexo, el aire invernal era frío pero refrescante.

Alicia caminaba con su brazo entrelazado al mío, casi aferrándose a mí.

El leve olor a alcohol persistió.

No sólo sobre mí, sino también sobre Alicia.

Las mejillas de Alicia se sonrojaron y se rio continuamente.

Ya fuera la agradable reunión familiar de fin de año o cualquier otra cosa, seguía bebiendo su bebida.

Parecía que había bebido demasiado.

—¿Estás bien, Alicia? —pregunté en voz baja y ella asintió vigorosamente con la cabeza.

—Estoy bien, hermana. Estoy realmente feliz.

Su habla ligeramente arrastrada y su lengua algo inestable no parecían nada bien.

Sin embargo, Alicia parecía estar divirtiéndose.

De vez en cuando, experimentar este tipo de cosas podía no ser una mala idea. ¿Quién sabe cuándo Alicia volvería a emborracharse así?

—¿No estás preocupada? Es posible que tengas un dolor de cabeza terrible cuando te despiertes mañana.

Bromeé y Alicia me miró fijamente, fingiendo estar seria.

—Oh, pero me siento muy bien ahora mismo.

—Bueno, lo pagarás más tarde.

Mientras bromeaba, Alicia hizo una mueca irónica, me miró e hipó.

—Hermana, lo estoy pasando muy bien.

—En la vida todo tiene un precio.

—Un precio…

Alicia murmuró, reflexionando sobre mis palabras.

Su sonrisa se apagó un poco.

«¿Me burlé demasiado de ella?»

Tuve la idea de consolarla y extendí la mano para acariciarle la cabeza, pero al mismo tiempo, mi pie resbaló.

Había estado nevando antes y ahora se había formado una fina capa de hielo en el suelo.

Alicia sostuvo un lado de mí mientras tropezaba, y mis manos se extendieron con torpeza, haciendo que mi cuerpo se torciera de una manera extraña.

—¡Hermana!

Alicia, que de repente se había convertido en mi pareja de baile, me llamó y rápidamente rodeó la parte superior de mi cuerpo con sus brazos.

Afortunadamente no me caí.

Después de todo, como alguien que sabía luchar, caer aquí sería bastante vergonzoso.

Por supuesto, en el segundo asalto me caí y me rompí la cabeza.

…Pero eso no venía al caso. Esta vez no sucedería.

Rápidamente recuperé el equilibrio y me agarré a la barandilla cercana.

El pasillo exterior estaba hecho enteramente de mármol, desde el suelo hasta las columnas y barandillas, por lo que todo lo que tocaba estaba frío como el hielo.

Sin embargo, había algo más frío que los alrededores.

Alicia en mis brazos.

Enterró su cabeza en mi pecho con una expresión de perplejidad en su rostro, respirando con dificultad.

Parecía bastante sorprendida.

Le di unas palmaditas en la espalda a Alicia para consolarla.

—Estoy bien, Alicia. Cálmate.

Con una suave palmadita, Alicia levantó lentamente la cabeza y sus ojos dorados brillaron con humedad debajo.

—¿Alicia?

Para mi sorpresa, su reacción fue más intensa de lo que esperaba y la llamé por su nombre, parpadeando.

Alicia de repente se levantó, sus pupilas se dilataron y tocó todo mi cuerpo.

Estaba frenética.

—Hermana… ¿Estás herida? ¿Estás herido en alguna parte? ¡¿Dónde le duele?!

Su voz interrogativa era tan fuerte que parecía que se podía escuchar en todo el patio.

Si alguien nos viera, podría pensar que en realidad había rodado escaleras abajo.

—Estoy bien. No estoy herida en ninguna parte. Así que, por favor, cálmate, Alicia.

Sostuve la mano frenética examinando mi cuerpo.

Alicia finalmente encontró mis ojos con los suyos. Abiertos de par en par, sus ojos temblaban tanto como su cuerpo tembloroso.

…Parecía como si tuviera miedo de algo.

Se sintió extraño.

Casi como si estuviera aterrorizada por algo específico.

Una sensación extraña se apoderó de mí.

—…Si te lastiman… No, no debes lastimarte. Hermana… La hermana nunca debería…

Lo dijo tan fuerte que pareció como si las palabras llegaran al cielo.

—La hermana nunca puede salir lastimada —dijo Alicia mientras apretaba con fuerza los puños y luego retrocedía unos pasos.

Su rostro estaba mortalmente pálido.

Como los copos de nieve congelados en este día de invierno.

A varios pasos de distancia, las lágrimas corrían por el rostro de Alicia mientras comenzaba a correr hacia el anexo.

Dudé en acercarme a ella, temiendo que perseguirla pudiera exacerbar la situación.

Me quedé sola, observando la espalda de Alicia alejándose.

Su largo cabello dorado ondeaba al viento.

Precariamente. Realmente precario.

«¿Sigue teniendo pesadillas?»

Había pasado un tiempo desde que los mencionó y su comportamiento normalmente alegre había regresado. Ella rara vez se ponía tan pálida así también...

Pero ahora era obvio que algo la estaba molestando.

Claramente Alicia estaba ocultando algo.

Si se tratara de simples pesadillas, no habría motivo para no hablar de ellas.

Era evidente que ella estaba ocultando más que eso.

«¿Qué podría estar escondiendo?»

Sabía lo que se sentía al vivir con un grave secreto, de manera tan inconsciente que mis manos se cerraron en puños.

La imagen de sus ojos temblorosos y preocupados dejó una vívida imagen residual en mi mente.

Sabía que no había sido tiempo suficiente para que Alicia se calmara, pero una vez que comencé a moverme, no pude parar.

Si fuera un simple secreto, lo habría dejado pasar, pero estaba claro que algo estaba carcomiendo a Alicia.

No podía dejarlo así.

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